Extra.

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Mientras Wei WuXian era abrazado por la cintura por aquellos brazos que tanto amaba, que le habían acogido y protegido durante hacia más de cinco años, se encargó de tirar pequeñas flores en dirección a la pareja de novios. Su emoción era incontenible, sus ojos brillaban en felicidad y sus mejillas dolían de tanto haber sonreído. Lan WangJi aún aferrándose a su cuerpo, compartía su felicidad con las facciones de su rostro contraídas en una expresión suave. Lan Xichen a su lado, aplaudía con emoción y Jiang WanYin, trataba de no llorar, pero a pesar de que solo estaba tratando de no llorar al apretar la mandíbula y endurecer su rostro, parecía que estaba tratando de no asesinar a alguien.

Después de tantos años, de tanto dolor, de ataques de pánico aterradores, ansiedad, una terrible fobia social y constantes dolores en el pecho y miedo de quizá, no poder ser felices, Xiao XingChen y Xue Yang se habían casado. 

Xiao XingChen sonrió con las mejillas terriblemente rojas, sosteniendo la cálida mano de su ahora, esposo. Su cuerpo se encontraba oculto bajo un traje tan blanco como la nieve y su largo cabello había sido atado por una preciosa y gruesa trenza que llegaba a la altura de sus caderas y que había sido adornada por el mismo Wei WuXian con flores blancas y amarillas pastel. Su corazón se hacía pequeño dentro de su pecho por la felicidad que le causaba saber que su pareja estaba mejor después de tanto tiempo y que lo había logrado, y si bien todavía tenía secuelas y cierto temor a desconocidos, Xue Yang era quien le había propuesto casarse en un templo y él no podía estar más feliz.

A su lado, luciendo más confiado que antes, con un porte un poco más recto pero que a pesar de eso, estaba tratando de contenerse para no abalanzarse sobre la persona con la que acababa de casarse solo para demostrarle lo orgulloso que estaba de poder por fin llamarle su esposo, se encontraba Xue Yang, vistiendo un traje negro con el cabello atado en una coleta y una trenza delgada colgando en la parte trasera, permitiendo que dos mechones rebeldes de cabello cayeran a cada lado de su rostro para que le ayudaran a ocultar su vergüenza.

— ¡Vivan los novios! — El grito roto de Jiang WanYin los sobresaltó a todos. Había estado tratando de no gritar de felicidad durante toda la boda y no pudo soportarlo más al ser testigo de la hermosa manera en la que Xue Yang miraba a Xiao XingChen, tal y como si fuera lo más valioso de su vida.

Y todos sabían que realmente lo era.

Pronto, Wei WuXian también gritó: — ¡Vivan los novios!

Y más gritos de ambos chicos le siguieron después, ya que en realidad, las únicas personas en el templo eran la pareja, Wei WuXian, Jiang Cheng, Lan WangJi y Lan Huan. Y no es que los padres de alguno no quisiera asistir, sino que habían llegado a un acuerdo para evitar posibles ataques de ansiedad en Xue Yang, que si bien no habían llegado en un largo tiempo, podrían hacerlo en cualquier momento.

Lan Xichen sonrió cuando su novio volvió a gritar celebrando a la pareja y lo envolvió con sus brazos cuando Xiao XingChen y Xue Yang escaparon del templo tomados de la mano después de despedirse, dirigiéndose a la playa en la cual pasarían las siguientes semanas para tener su luna de miel. Jiang Cheng sollozó desconsolado, aferrándose al pecho de Lan Xichen con sus manos. — Lan Huan, más vale que me propongas matrimonio algún día o te voy a golpear.

Sorbió su nariz con la voz rota, sintiendo como el pecho de su pareja vibraba un par de veces debido a que este estaba riendo. — Prometo que te propondré matrimonio pronto, YinYin. — Pero el mencionado golpeó su pecho con suavidad.

— Tampoco exageres, espera dos años más. — Una nueva risa llegó a sus oídos y una vez sintió que su novio asentía, se permitió abrazarlo de igual forma, recibiendo amorosas caricias en su cabeza.

Los dos jadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora