Los dos jades

Capitulo 24.

El viernes había llegado y Wei WuXian no podía estar más contento por ello. Durante aquella salida con sus amigos y Lan WangJi, pudo compartir tiempo con el menor de los Lan y al parecer, las cosas marchaban cada vez mucho mejor.

En varias ocasiones, Wei WuXian sentía que moriría de hambre y cuando Jiang WanYin se negaba a comprarle alimentos diciendo que no tenía dinero, un sonrojado Lan WangJi se dirigía a las tiendas cercanas para comprarle frituras, sándwiches y aguas de sabores hasta saciar su hambre infernal para dos horas más tarde, tener que buscar otra tienda para comprar más alimentos a la persona que le gustaba, ya que éste volvía a llorar por no poder alimentarse.

Era como una bestia hambrienta.

Pero a Lan WangJi le gustaba y no desaprovecharía oportunidades para consentirlo.

Lan Xichen hizo lo mismo con Jiang WanYin en la segunda ocasión. Sin embargo, éste se negaba a aceptar algo que Lan Huan hubiera comprado para él, pero cuando su estómago rugió y las ganas incesantes de vomitar se hicieron presentes, fue imposible para él seguir negándose y con un gesto despectivo y unas mejillas totalmente sonrojadas, tomó la manzana caramelizada que el hermano de WangJi le compró.

Xue Yang se sintió más cómodo de lo que pensó que se sentiría al estar expuesto en medio de un campo con unas cuantas personas a su alrededor y Xiao XingChen no pudo estar más orgulloso de él a pesar de que éste se refugiaba entre sus brazos cada que una nueva persona cruzaba cerca de ellos, y al igual que Lan WangJi, él tampoco pudo pensar en desaprovechar esas oportunidades para robarle un par de besos y hacerle olvidarse de lo que buscaba convertirse en su preocupación.

Wei WuXian y su pretendiente parecieron volverse uno mismo en  todo momento y Jiang Cheng nunca se sintió tan asqueado por tantas muestras de afecto del uno al otro. Ver a su hermano subiéndose a la espalda del hermano de quien le gustaba, no era la imagen más grata de ver.

Cerca de las nueve de la noche, se decidieron por acompañar a Xiao XingChen y Xue Yang a su departamento y después, los Lan llevaron a Wei WuXian y Jiang Cheng a su hogar, en donde sus padres ya les esperaban. No por querer a sus hijos devuelta, sino por querer saludar a los  jóvenes que fueron de visita en navidad.

Por otro lado, Xichen y WangJi regresaron a casa con una sonrisa radiante que no se desapareció de sus rostros ni siquiera cuando cayeron exhaustos contra el pecho de Morfeo.

El resto de los días de la semana, compartieron horas libres durante la escuela, almorzaron juntos y evitaron salidas debido a que el presidente del concejo estudiantil se encontraba muy ocupado como para poder ir a visitarlos. Y Lan WangJi se lamentó por no poder pasar más tiempo con Wei WuXian por miedo a que un amargado Jiang Cheng le corriera de su hogar.

Ese día en especifico, el calor se había triplicado de lo que era con normalidad y el sol brillaba en todo su esplendor como si quisiera hacerse notar ante cualquiera que cruzara por una calle al hacer su piel hervir. Y aunque WanYin se sentía bastante contento por ello por no sentir el frío que le calaba los huesos, Wei WuXian tenía que lidiar con una terrible deshidratación.

¿Lo peor? Es que le habia prometido a Lan WangJi asistir al curso de regularización solo para poder verlo.

No había podido asistir a las clases anteriores debido a que se encontraba en entrenamiento para el partido del sábado y en todas las ocasiones, había recibido un mensaje tímido de cierta persona de orbes dorados con la frase "te extraño" escrita con letras pequeñas. Y como si solo quisiera dar lástima, Lan WangJi tenía el descaro de mandar un sticker de un cerdito rosa escondiéndose detrás de una pared con las mejillas rojas. Y a pesar de que su mayor no podía verle, éste estaba seguro de que quien era el emisor del mensaje se vería exactamente igual a ese animal. Jamás podría describir las inmensas ganas de abrazarlo que le abarcaban cuando esas acciones se repetían una y otra vez con la única intención de conseguir atención de su parte.