Capítulo 20.

804 137 94
                                    

Wei WuXian se colocó unos guantes de tela gruesa y colocó una bandeja con pastelillos recién hechos sobre la encimera de la cocina luego de haberla sacado del horno. Buscó a cierto joven de orbes dorados con la mirada y le ofreció una sonrisa junto a una bolsa de glaseado blanco y colocó un par más de distintas tonalidades a los lados.

— Lan Zhan, ¿me ayudas a decorarlos? — El menor asintió, tomando lo que su acompañante le ofrecía y antes de comenzar a hacer algo, esperó a que su mayor lo hiciera para tomarlo de referencia.

Wei WuXian había amarrado su cabello en una coleta alta y desordenada tan pronto entraron a la cocina, por lo que no fue nada difícil para Lan WangJi observar su cuello desnudo con aquel colgante que ambos compartían, acomodándose a la altura de su pecho al bajar por su cuello.

El mayor cortó una de las puntas de la bolsa de glaseado con mucho cuidado para evitar que saliera más de lo que quería, y pronto se dedicó a bañar la parte superior de un pastelillo de chocolate, haciéndolo en forma de espiral para añadir unas chispas de chocolate encima.

Lan WangJi hizo lo mismo, solo añadiendo un par de puntos blancos en la cima de uno de ellos, también en forma de espiral. Eran pequeños, delicados y terminaban en una fina punta hacia arriba. Wei WuXian ahogó una risita al ver la concentración en el rostro de su menor y mordió su labio inferior, ensuciando su dedo índice con glaseado blanco para manchar la suave nariz de su acompañante.

Sin embargo, no recibió un regaño. Sino una mirada tímida y avergonzada.

Aún con eso, Lan WangJi no se inmutó y siguió con su trabajo sin tomarse en tiempo de limpiarse.

Wei WuXian le imitó y golpeando amistosamente el hombro de su menor, llamó su atención poco después para mostrar de forma orgullosa el dibujo de un conejo blanco con una cinta azul en la frente. Mientras se encontraba adornando sus pastelillos, la imagen del tierno y pequeño Lan WangJi de no más de tres años de su sueño regresó a su memoria, y quiso añadir la cinta que ese niño portaba sobre su frente y hacerle un conejo a Lan WangJi debido a su obsesión con ellos. Y eso había dado como resultado, un conejo blanco un tanto deforme con ojos amarillos y una cinta azul en la frente.

— Lan Zhan, mira. Éste es especialmente para ti. Eres tú. — El joven de blanco bajó la mirada con los lóbulos calientes al saber que Wei WuXian no solo sabía de sus gustos por los conejos, sino que había decidido ilustrarlo en uno. ¡Incluso había decidido poner una tonalidad rosa en sus orejas! Y Wei WuXian le miró con seriedad al decir: — Si alguien más se lo come, voy a matarlo. Tardé media hora para hacer esto y solo tú puedes meterlo a tu boca.











▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔▔










El menor llevó a su boca un par de palillos, los cuales sostenían un trozo pequeño de zanahoria perfectamente cortada. Masticó con lentitud, tragando grueso al sentir un par de miradas encima suyo. Debido a que era un total desconocido para los dos adultos sobre la mesa, estos no habían dejado de mirarlo por más de cinco segundos para luego volver a posar sus ojos sobre él.

Trataba de mantener la mirada en todo momento sobre su plato, que contenía verduras y pastas y aquel pastelillo hecho especialmente para él por las manos de Wei WuXian, a un lado, una taza con un tipo de caldo rojo con pollo con un nivel de picor demasiado alto como para que pudiera soportarlo sin beber un vaso de agua por cucharada, alrededor de la mesa se encontraban pastelillos de luna, pastelillos de chocolate y cajeta y gran variedad de frutas bañadas en chocolate derretido o siendo parte de un delicioso cóctel.

Los dos jadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora