Epílogo.

47 1 0
                                    

Me encontraba en casa. Sana y salva a excepción de  las marcas en mis muñecas y del gran dolor de cabeza. Luego de que Bruce me llevara a casa en un silencio totalmente incomodo se quedó conmigo hasta que las chicas aparecieran por la puerta, y por primera vez en sus vidas no me hicieron un interrogatorio.

Tomé unas cuantas pastillas para el dolor de cabeza pero este no dejaba de atormentarme. No podía cerrar mis ojos sin que la imagen del cuerpo de la chica inerte junto a mí apareciera. Les pedí a las chicas que se quedaran en casa, pues mis padres se habían ido de la ciudad por cuestión de negocios.

Ya casi es lunes, lo que quiere decir que he estado secuestrada por aquel vándalo desde el sábado a las once o doce de la noche. Que fin de semana más bello el que tuve.

Una hora después de que llegara a casa, llamaron a la puerta de una manera demasiado ruidosa para mi gusto y un Matt totalmente alterado entró en mi casa, me tomó entre sus brazos y subió conmigo hasta mi habitación para posarme sobre la cama.

Tenía unos cuantos rasguños en su cara y unas cuantas marcas sangre seca. Me pregunto si habrá usado su arma, lo más probable es que sí pero no tengo suficientes fuerzas como para siquiera preguntarle a que se debe toda la confianza con la que hablaba con el tal Joe y porqué aquel hombre insinuaba que él formaba parte de ello, además no podía atormentarme tanto por algo que ni siquiera sabía muy bien que era.

Matt  pasa su mano por mi rostro suavemente y una media sonrisa se forma en su rostro, como si estuviera nervioso. –Tenemos que hablar.- Su voz titubea un poco y yo solo me dedico a asentir lentamente y a no dormirme bajo su tacto. –Sé que yo tengo mucho que explicar…Pero hay algo que está rondando en mi cabeza y necesito saberlo.- Su cabeza se mantiene gacha.

-Dispara.- Digo adormilada y soy levemente consciente de que mi comentario es un poco irónico debido a que lo vi hace menos de una hora con un arma de fuego entre sus manos.

Toma una gran respiración y vuelve su mirada a mis ojos. -¿A qué se debe todos los “No puedo volver a pasar por esto”?- Me cita con tranquilidad y mis ojos se llenan de lágrimas de manera casi inmediata. –Si mal no recuerdo también dijiste algo como “no me pueden volver a violar”-  Matt respira pesadamente aun sentado en el borde de mi cama. 

Cierro mis ojos y es ahí cuando me dejo llevar, cuento todo con lujo y detalle. Revivo el momento, explico todo, lloro y sollozo como si estuviera totalmente sola, como si nadie estuviera aquí conmigo.

Digo como me siento acerca de mí, como me siento acerca de aquel hombre, cuanto lo odio, cuanto he llorado, cuanto me ha costado superarlo, cuanto me afecta en mi vida social, cuanto me afecta en mi vida amorosa y en mi relación con la gente. Abro mis ojos esperando encontrarme con Matt totalmente aburrido pero veo que aún se encuentra ahí y veo sus ojos ligeramente cristalizados, como si estuvieran conmovimos por mi historia. Los vuelvo a cerrar y sigo explicando. No puedo pasar por debajo de la mesa el hecho de que el callejón en el cual perdí mi virginidad a la temprana edad de 14 años es casi exacta a la fachada del almacén.

Pues sí, realmente no había sido violada, solo fue un casi. Pero dolía tanto como si hubiera pasado un millón de veces.

Recuerdo cada roce, cada movimiento y cada palabra y simplemente la dejo salir. No me guardo nada para mí misma. –Lo único que no recuerdo es su rostro.- Digo con mis ojos aun cerrados. –Pero supongo que está muerto o al menos en la cárcel.- Me encojo de hombros y abro mis ojos para ver a Matt con sus mejillas ligeramente húmedas y puedo sentir su caricia en mi rostro.

Su ceño se frunce. -¿Por qué?-  Separa su mano de mi mejilla y la lleva a su regazo.

-Luego de que todo sucediera, estaba casi segura de que me iba a jalar para llevarme consigo a algún lugar, pero de la nada se armó un tiroteo en el callejón y la policía también llego, eso fue lo único que me salvo y pude echar a correr.- Un suspiro se escapa de mis labios y me muestro más relajada, me he desahogado completamente, no he dejado nada dentro. Extrañamente me siento mejor.

Una expresión de horror cruza el rostro de Matt y es el quien cierra sus ojos fuertemente, como tratando de recordar algo. Cuando abre sus ojos estos se encuentran llenos de lágrimas y se acerca lentamente a mí para darme abrazarme con delicadeza. –Lo siento mucho.- Dice en mi oído suavemente y soy levemente consciente de que se aparta de mí y deja la habitación, pues caigo en un profundo sueño, pero sé que este si es debido a mi cansancio.

Me remuevo en la cama al escuchar el sonido de la puerta de mi habitación y abro mis ojos para ver un ramo de rosas blancas sobre ella y una carta. Tomo las rosas y las huelo como acostumbro a hacer, las dejo sobre la cama y voy por el trozo de papel.

Querida Rebecca.

Realmente aprecio todo lo que has hecho por mí, quizás te preguntes de qué hablo, pero confórmate con saber que estoy realmente agradecido por ello. Confórmate con saber que el que realmente está roto soy yo.

Tú estás muy segura de que me mantenía a tu lado por lástima y de que yo te hacía bien, pero tienes que saber que yo lo veía de otra manera. Eres tu quien me estaba salvando de mis demonios y de mi pasado, soy yo el que pensaba que estabas conmigo por lástima. Pero al parecer ambos fuimos muy incrédulos y no nos dimos cuenta de que ambos nos salvamos y ambos nos protegíamos.

Hablando de ello, creo que mi gran y fuerte impulso de cuidarte es debido a que mi conciencia en algún punto sabía quién eres tú, todo lo que te he hecho y de alguna manera tenía que recompensarlo.

Sé que quizás esta no sea la mejor vía para indicarte todo lo que estoy diciendo, pero necesito que sepas sí que hay personas que sí te aman y aprecian lo que haces y yo soy el primero de la lista.

Y por todo el amor y aprecio que te tengo simplemente no puedo ignorar los hechos y seguir a tu lado. No cuando estoy totalmente seguro de que eso no es lo que querrías y yo tampoco de encontrarme en tu lugar. No puedo hacer caso omiso de todo el daño que te he causado y no puedo sacar de mi mente el hecho de que soy el hombre al que tanto odias, el hombre por el que has llorado tantas noches, el hombre por el sientes asco de ti misma y además también sientes eso mismo por mí. Soy el hombre que no solo te arruinó una noche, si no que te he atormentado a lo largo de todo este tiempo.

No sé cómo te sientas al respecto pero yo me siento lo suficientemente mal como para no  poder mantenerme a tu lado para protegerte, aunque lo único que te hace daño en este momento soy yo y quisiera que me perdonaras pero ni yo mismo me he perdonado por todo el dolor que he creado en este mundo.

Me tardé un poco mientras unía toda la información que ya yo tenía y la que tú me estabas dando, pero luego llegue a una conclusión: Te amo, pero el hombre que abusó de ti cuando tenías tan solo 14 años no está muerto, ni está en la cárcel, porque este hombre se encuentra en este momento escribiendo esta carta para ti con el corazón en su mano, y el simple hecho de saberlo me mata por dentro.

Espero que puedas superar todo el daño causado por mi persona y que cuando te encuentres lista o necesites un amigo sepas que siempre voy a estar para ti. Lo siento de nuevo.

-Con cariño, Matt.

Careless HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora