Capítulo 3

213 8 2
                                    

Me habían retado a ir a casa del vecino y hablar con el. No era solo un vecino, era jodidamente hermoso. No tendría más opción. Por mucho que me oponga nunca lograré nada . Son tres contra una.

 -¿Qué.?-Grite mientras abría mis ojos. -No puedo hacer eso, nunca hablo con el.- dije exasperada mientras trataba de justificar mis razones para no ir. Aunque sé que no lograré nada, no pierdo nada intentado.

 Todas sonreían con malicia mientras me miraban fijamente. -No podemos hacer nada, tu lo decidiste.- Dice Lily mientras se encogía de hombros.

-Además..- DIjo Barbara mientras se levantaba de su puesto. - Debes empezar  a socializar más con las personas de tu vecindario- Espetó con los brazos cruzados. -Y si no te agradan siempre puedes presentarlos-

Todas chocaron sus manos y empezaron a reir. -Vamos mueve tu gran trasero hasta la casa de tu vecino-  Dijo Emma mientras se levantaba de su puesto. - Ya sabes que no vas a lograr nada-

 Suspire y me lleve una de mis manos a mi cabeza mientras pensaba que era lo peor que podría pasar. -Está bien, lo haré- Dije finalmente. Todas sonrieron ampliamente y empezaron a aplaudir por mi atrevimiento. Todas salimos del patio trasero de mi casa y nos adentramos en la sala, dejando todas nuestras pertenencias afuera.

-¿No pueden quedarse en el patio trasero mientras vuelvo?- Traté de sonar lo más calmada posible - Solo voy, toco su puerta, hablo con el y vuelvo- Cruce mis brazos. 

Emma me miró como si tuviera tres ojos en mi cara - Que acaso crees que somos idiotas- Me retó mientras ponía su mano en su cadera. -Tenemos que asegurarnos de que lo hagas. Reglas del juego-

Bueno ella tenía su punto. Ya no hay vuelta atrás. Allá vamos.

Salí lentamente de mi casa y empecé a caminar. Una sensación extraña recorría todo mi  cuerpo, no sabía que estaba pasando. Cuando me di cuenta ya estaba frente a la puerta del vecino. Volteé mi mirada hacia mi casa y ahí se encontraban todas mirándome fijamente mientras me pedían con sus miradas que tocara la puerta de una vez.

Pronto reuní todo el valor en mi y  decidí a tocar la puerta frente a mí, levanté lentamente mi mano y la posé en la puerta. Después de un tiempo nadie había abierto la puerta. Justo cuando estaba dispuesta a irme y hecharles en cara que no habían logrado nada. Sentí una voz masculina detrás de mi llamarme. -¿Se te ofrece algo.?-  Dios mío, esa voz....me quedé totalmente paralizada sin saber que decir o hacer. -¿Te puedo ayudar en algo.?- Volvieron a preguntar con un tono más impaciente que la primera vez.

 Me volteé lentamente para ver al vecino frente a mi. Ojos mieles, cabello dorado, de tez blanca, de compostura delgada, alto y tan sexy como lo recordaba. Y ahí se encontraba mirándome fijamente. No sabía que decir o hacer, solo lo miré fijamente a sus ojos mieles. -¿Estás bien?- preguntó mientras enarcaba una ceja.

 Seguro pensaba que estaba loca por estar en su propiedad y estar prácticamente paralizada como una niña que acababa de ser cachada robando las galletas. Mordí mi labio tímidamente y volteé para ver en el patio delantero a mis amigas totalmente sorprendidas y divertidas. Miré a mis pies para luego dirigir mi miraba nuevamente hasta sus ojos. -Eh.. Supongo que si.- Dije tímidamente mientras suspiraba.

 Enarcó su ceja aún más mientras me miraba de arriba a bajo.-Quizás esto no suene muy bien, pero.... ¿Que haces aquí?- Preguntó con algo de confusión y no lo culpo por estar confundido.

 Solo cerré mis ojos mientras pensaba en una escusa aceptable. Luego de unos segundos los abrí lentamente y fijé mi miraba en sus ojos. Yo solo quería preguntarte si--Después de pensar lo que estaba a punto de decir me interrumpí a mi misma. -¿Cuál es tu nombre?- Pregunté tratando de desviar el hecho de que me había conseguido en su casa.

Careless HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora