Careless Heart

Capítulo 1.

Todas las personas vienen a este mundo para cumplir una función. Muchos están aquí para salvar vidas y otros para ser salvados. 

 Yo considero que pertenezco al segundo grupo,  y por las circunstancias en las que me encuentro, dudo mucho que alguien se comprometa a  tratar de salvar a este pozo de problemas. Eso es lo que soy.

 Si, tan jodida estoy. No todo el mundo sabe lo que eres realmente y quizás, solo quizás no sea tan difícil entenderte o conocerte pero las personas siempre lo verán difícil y a pesar de que todo el mundo quisiera ayudarte lo único que sentirán por ti es lastima y eso no lo puedes evitar.

 No sabes todo lo que daría por poder borrar de mi memoria aquel día en el que todo cambio, ese día que me dejó marcada. Pero se que es mucho pedir. Borrar un día. Es fácil olvidar recuerdos bonitos, y a veces te odias por eso. Pero los malos siempre están ahí

 Debemos aprender a tomar decisiones,  algunas veces una mala decisión cambia tu vida. Andar con las personas equivocadas. Ir por el camino equivocado. Decir palabras que no debías. Salir a horas que no debes. Tomar o comer cosas que no son necesarias.

 Es cierto, estas en la edad de equivocarte, solo para levantarte de nuevo hacerle saber a las personas que necesitan algo más fuerte para poder derrotarte y “aprender” una lección. Algunas veces son necesarias medidas más bruscas para poder “Aprender” de tus errores, pero dicen que de todos tus errores te quedará una lección.

 Sin embargo,  a veces cometemos errores que no dejan ninguna enseñanza. Solo dolor. te llevan a un dolor excesivo  que te marca por el resto de tu vida.

 Y a pesar de que sonría siempre y parezca completamente feliz y  complacida de la vida. No todo es lo que parece. El hecho de que sonría no quiere decir que todo haya sido olvidado, o de que nunca ha sucedido nada malo.  

-Es tan difícil- Susurre saliendo de mis pensamientos.  Había estado pensando durante todo el camino al instituto. No se como no me atropellaron en el camino, o como no tropecé.  Había caminado todo el camino sin prestar ni un poco de atención a lo que pasaba alrededor.

 Me dirigí rápidamente hacia mi salón de clases sin prestar atención a todas las miradas que recibía por los pasillos. ¿Que acaso no tienen una Mierda que hacer?

 Al entrar me dirigí a los puestos del fondo. Cerca estaban mis únicas amigas y aunque no me entenderían son las únicas en las que puedo confiar. El resto del instituto me caía mal, no valían la pena, son unos buenos para nada. Si Dios me diera una pistola, no me alcanzarían las balas para matar a tantos imbéciles.   

-Creo que alguien esta en sus días- Susurró Lily con una sonrisa es sus labios. Siempre era la graciosa y sarcástica. Una pequeña sonrisa de dibujo en mis labios mientras tomaba asiento  entre Barbara y Emma.

 -Te diría que eres profeta, pero no estoy en mis días-  Hice una mueca con mis labios mientras me encogía de hombros  Ella siempre sabía sacarme una sonrisa por muy jodida que estuviera.

 Miró al techo pensativa  -Entonces... te dejo el novio- Dijo tratando de contener una sonrisa.

 Solté una carcajada dándome a la idea.. -Pues claro, quizás cuando tenga un novio ésa pueda ser una escusa-  dije con diversión marcada en mi voz.

 Justo en ese momento entró el Sr. Whale, nuestro profesor de matemáticas, el cual pensábamos que era gay. -Buenos días-  dijo el profesor con su voz afeminada, lo que me hizo mirar al frente. Mordí mi labio inferior para evitar soltar una carcajada. Todos respondieron un “Buenos días profesor” al mismo tiempo.

 Aun no había empezado la clase y ya quería que terminara, digo, no es que fuera muy genial tener matemática a ninguna hora del día y mucho menos a ésta.

 Durante toda la clase lo único que hice fue intentar no quedarme dormida mientras el profesor decía millones de palabras a las que no les preste atención y esperar impacientemente la campanilla del Instituto.