Capítulo 9

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      Al principio pensé que era un sueño un poco tonto y surrealista. Pero no... era él: Milosh Steven, el hijo mayor de los Steven.

      No se parecía a él vestido así. Traía un trage negro muy elegante. Se sentó frente a mi. Me dió una ligera sonrisa con un toque de superioridad.

      -Siento la tardanza, tuve un problema personal.

       Le di una mirada de "Si claro, te creí". No era verdad. Estaba repartiendo pizzas, ¿a caso no quiere que nadie lo sepa? En realidad no me importa.

       Vibra mi bolso por unos segundos "un mensaje", saco mi móvil color Violeta y observo la pantalla por un momento

       Daniel: Liliana, estás muy bella hoy. Deberías vestirte así más seguido y dejar tu lado oscuro para después.

       ¿Que? ¿Cuando me vio? ¿En serio me estaba diciendo que cambie de estilo? Él es el que debería cortarce el cabello y afeitarce de ves en cuando las axilas y la barba. Yo sin embargo mantengo un perfil higiénico y saludable.

       -Pst, "chicos"- dije lo suficientemente bajo para que nadie me escuchara.

       Al parecer Hanna Steven era una persona muy amable con sus invitados. Pero... me seguía preguntando si en verdad trabajaba, si tenía una empresa  o era dueña de algo sumamente importante.

       -Disculpe señora Steven, ¿podría hacerle una pregunta?- le dije dirigendome a ella.

       Con una sonrisa un tanto curiosa y bueno diría que también me dio un poco de escalofríos- Si claro querida, dime

       -¿Usted trabaja en algo?

       -Que no te engañen tus ojos, no soy ama de casa ni un cuadro para adornar ningún tipo de lugar.

       -Yo no quise decir eso...- ya estaba un poco apenada por la situación.

       -No, no te preocupes- las comisuras de sus labios se elevaron hacia el cielo- en realidad soy dueña de una empresa de modas en las afueras del país- okey es mi turno de impresionarme.

      -¡No puede ser! ¡¿en serio?!- mis ojos amenazaban con abandonar mi rostro.

      -Si

      -Oh a Liliana le encanta diseñar ropa, es muy buena cuando se lo propone- Dise mi madre con mucho orgullo, y yo me sonrojo un poco. No es que hiciera falta que la señora Steven se enterase de dicha casualidad.

      -Mamá por favor no soy tan buena- solté una risita nerviosa- no exageres- dije entre dientes mirándola de reojo.

      -Liliana, algún día quisiera ver si la señora Castillo tiene razón- dijo un poco seria, cuando se trata de trabajo es diferente ¿eh?
   
      Asiento con la cabeza.

      La tarde pasó volando. La comida estaba deliciosa, puesto que el Chef era un profesional traído de Italia. Esta gente debe bañarse en tinas llenas de dinero.

       -Disculpen, tengo que ir al baño- Dije alejándome de la mesa.

       -El baño está a mano izquierda después de la cocina- me dijo la Hanna.

       - Ok gracias.

       Traspaso la puerta trasera y me adentro en la cosina, busco el baño con desesperación "es que me estoy haciendo pis"

       ¡Ahí está! La habro y... mierda. Estaba Marta sentada en el piso fumandose un cigarrillo.

       -Hola- dice con indiferencia-no se lo digas a mis padres. No quiero escuchar un sermón de que esto es malo para la salud ni nada.

       -No te preocupes, no soy chivata.

       -Mas te vale.

       Tiró el cigarro por la ventana, se levantó del suelo y sacó de su pequeño bolso un perfume barato para luego echarlo por toda la habitación.

       -Listo. El baño es todo tuyo- dijo saliendo de el mismo para luego subir por las escaleras.

      

      

      

     
     

     

      

      
      

      

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