Letras pequeñas

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Holaa les vengo a dejar una actualización. Sé que publico una vez al mes y acá cumpliendo, como siempre entusiasmo de kaoru_sakura, ¡gracias por sus review a CygnusAra23, lauraoingot, Javy413, nawnsan, XCH3RRYB0MB, TemariNara-SabakuNo!

Capítulo 6: Letras pequeñitas

La garantía de Kakashi permitió que Temari pudiera conciliar el sueño aun estando a solas con el demonio que la vigilaba con rencor. Mentiría si decía que ya había dejado de sentir sus pupilas filosas y ansiosas sobre ella, pero eso no la detendría nunca más pues había conseguido arrebatarle su vida de sus garras. Brindándole una nueva sensación de alivio y libertad. Al día siguiente, la de orbes aqua tenía que salir y para contrarrestar con el calor del medio día se vistió con un top de tirantes de color turquesa, unos jeans negros que le llegaban hasta la cintura y un par de tenis blancos. Dejó su departamento para hacer unos cuantos mandados y como su última parada estaba a tan solo un kilómetro de distancia, optó por caminar por la calle en vez de sacar su coche. De esa manera se evitaría la odisea de buscar un lugar para estacionarse.

A la mitad de su camino, una librería cautivó su atención. Recordándole con su presencia un remoto deseo por adquirir un libro que tenía tiempo buscando. Así como entró, salió rápido de la tienda con una bolsa de plástico colgando de su muñeca. Continuó andando por la acera, escuchando su música favorita con sus audífonos inalámbricos y tarareando la mejor parte de la canción. Pensando lo bien que se sentía por haber recuperado el control sobre ella misma, hasta que un inusual rugido de un motor le llamó la atención. Giró su rostro hacia el origen del escándalo y en un parpadeo un automóvil se había salido del pavimento para dirigirse justo donde ella estaba parada. A la Sabaku no le dio tiempo de reaccionar por lo rápido que se movía. Lo único que fue capaz de hacer fue abrir completamente sus ojos, jalar un último aliento de aire y sentir como su corazón se cayó hasta sus pies. Hasta que, en cámara lenta, sintió que la empujaron fuera del trayecto del vehículo.

Cuando su cuerpo apenas tocó el concreto de la acera, este arrolló a la persona que la salvó. En cuestión de segundos el coche atravesó el delgado muro de cristal de la tienda que estaba junto a ella. Generando una gama de ruidos al colisionar: Cristales rompiéndose y estallando por doquier, la carrocería de aluminio siendo golpeada, raspada y doblada por los pedazos de concreto que derribó con su paso, muebles siendo aplastados por su fuerza bruta y el estruendo que hizo el cofre al estrellarse contra el muro que estaba al fondo de la tienda. Tras quedarse quieto, el claxon del automóvil se quedó sonando indefinidamente como si algo no dejara de presionarlo. Una cortina de polvo difuminó la trágica de los escandalizados espectadores. Exclamaciones de miedo y sorpresa se hicieron escuchar entre ellos.

Temari pudo volver en sí, jadeando el terror que la congeló al casi presenciar su muerte en lo que su corazón taladraba su pecho sin cesar. Sus orbes aqua observaron a su alrededor, notando como los transeúntes se acercaban apresurados al desastre. Uno de ellos se acercó a ella para preguntarle su estado y ofrecerle su ayuda para que se levantara del piso. Logró ponerse de pie, pero la adrenalina todavía la hacía temblar y sus palmas y sus rodillas le palpitaban de dolor por caer sobre estos. Aunque no pudo verlo, ella creía saber la identidad de quien la había salvado. La Sabaku se aproximó al ingreso de lo que fue una tienda de zapatos y se paró atrás de la multitud que fisgoneaba de lejos lo que había ocurrido, pero el humo gris obstruía la visión de todos. De repente una silueta emergió por un lado del coche y por la manera en que se reincorporaba parecía estar mal herido. Sin importarle de donde había salido, el afectado empezó a dirigirse a la única salida que tenía.

— ¡Kaka-!

La chica cortó su voz abruptamente al mismo que inhaló aire. Desconocía si había sido por la adrenalina o el asombro, pero su cuerpo se petrifico. Su salvador increíblemente estaba cojeando hacia ella.

Tu sombra por tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora