El cervato azabache de ojos rojos

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¡Hola! Aquí posteando la continuación porque ahem no quiero decir nombres *coff**coff* Sakura-Kaoru *coff* *coff* Uff esta tos debería írmela a checar... ah sí, estaba detrás de mis huesitos... ¡Muchas gracias a problemati_k y a CygnusAra23! Bienvenidos que la tortura apenas empieza. ¡Que lo disfruten!

Notas:

1.- Cardex: Documentos que usan algunas las universidades para reunir sellos y horas en actividades extracurriculares.

2.- (...): Recuerdo del pasado de Temari.

Edit:

Canción: Panic Room - Au/Ra

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- Capítulo 2: El cervato azabache con ojos rojos-

Jadeando se levantó de golpe, su corazón tamboreaba dentro de su pecho y su piel estaba cubierta de una capa de sudor. Sus pupilas fugaces escanearon su habitación, la cual lucía como siempre durante las mañanas. La luz del sol filtrándose por sus cortinas abiertas, iluminando lo mejor posible el interior de su cuarto y el cantico de las aves llenaban el aire. Algo estaba mal. Puso a prueba su memoria, obligándose a revivir imágenes fugaces dentro de su cabeza. Se presionó aún más, pues todavía no comprendía como había llegado a su cama si su último recuerdo es que quería huir por su puerta. Acaso... ¿Había sido una pesadilla? Miró su brazo buscando las marcas de esa noche, pero su piel estaba completamente normal. Recorrió con las yemas de sus dedos su tersa piel como si quisiera invocarlas nuevamente, pero fue inútil.

Enmarañada se quedó sentada sobre su cama, pues podía jurar que todo lo que había presenciado había ocurrido en realidad. Su fuerza, el miedo, el dolor... Entonces recordó. Abruptamente se asomó por una de las orillas de la cama enfriando su sangre con su hallazgo. Fragmentos de su celular yacían esparcidos en el suelo. Justo como lo recordaba. Un sutil escalofrió recorrió su cuerpo. Fue real. Esa era la única evidencia tangible que necesitaba para cerciorarse de eso. Su respiración se alteró. Algo entre los pedazos electrónicos le llamó la atención. Tragó saliva. Acercó sus dedos dudosos hacia este para rescatar el diminuto plástico blanco el cual resulto ser su tarjeta SIM que seguía intacta. Devolvió su mirada hacia los muros de su habitación. Todo aparentaba ser normal... ¿en verdad su vida corría peligro?

Inhaló profundamente. Delirios de su mente o no, no iba a permitir que ese recuerdo controlara su vida. Se armó de valor para retomar su rutina sin poderse quitar esa sensación de que era observada todo el tiempo. Pretendía caminar por los pasillos de su departamento con calma, cuando en realidad tenía los vellos de su cuerpo en punta. Preparándose mentalmente para reaccionar si algo inusual se cruzaba por su camino. Fue al comedor donde se encontraban sus regalos, tomó asiento y empezó a abrirlos uno por uno. Al leer las dedicatorias le dibujaban sonrisas efímeras sobre sus labios y de vez en cuando hacia una pausa para escuchar su entorno hasta que terminó de abrirlos.

Continuó con su día, se dio un baño y se arreglaba delante del espejo. En ocasiones miraba a sus espaldas, porque esa escalofriante sensación persistía a su alrededor de un par de pupilas que la seguían sin descanso. Desconocía que estaba sucediendo, si era la realidad o solo se trataba de una broma muy mala. Era cierto que no sabía elegir a sus enemigos y que algunos de ellos estaban armados hasta los dientes, pero jamás se había enfrentado a uno como este. Unos golpes huecos hicieron que brincara en su lugar. Suspiró y se dirigió a su puerta, aunque se detuvo para primero identificar al causante de esos golpeteos.

- ¿Quién es?

- Buenos días Tema-chan -sonrió entusiasmada la ojiperla del otro lado de la puerta.

Tu sombra por tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora