Solo un nombre: Zaid

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—Dudo realmente que eso sea así, no, revísalo bien. —Víctor parecía fastidiado, tal vez era demasiado para él esta clase de presión, pero el jefe también me presionaba a mi ¿qué podía hacer? 

Mi celular tintineo, era mi hermana, Zaya. Atendí de inmediato.

—Hola, hola. —Dije mientras miraba por la ventana, Leaf caminaba directamente hacia donde nos encontrábamos.
—¡Hola! Estaba pensando en nombres. —Dijo ella, había estado carcomiéndose la cabeza con nombres futuros para su bebé, ya con 5 meses, definitivamente tenía que decidirse de una vez por todas.
—¿Y cuáles son los que te convencen más? —Pregunté, le encantaba que le preguntase esa clase de cosas.

La escuché pasar las páginas de uno de sus libros, porque incluso había comprado libros para ayudarse en ello.

—¿Qué tal Anton? —Sabía ya que sería un niño.
—Ese nombre es una mierda, Zaya. —Dije mirando hacia la puerta que ahora Leaf atravesaba. Le sonreí y me devolvió la sonrisa, algo en mi interior siempre se removía cada que lo hacía o incluso cuando lo miraba.
—¿Y que hay de Kian? ¿Te gusta ese?
—Bueno, ese no está nada mal.
—Oye ¿Tu no tenías un amigo que se llamaba Everett...?
—Ni de broma, JAMÁS, NUNCA. —dije casi escandalizado interrumpiéndola.

La escuché reírse, por supuesto que no iba a dejar que llamase a mi sobrino de esa manera.

—Estuve pensando... ¿y si lo llamo Charles?
—¿Qué? —Mi tono de voz cambió por completo— No. 

Sentí la mirada de Leaf atravesarme.

—Debes estar bromeando ¿no?
—¿Tanto lo odias, Zaid? Yo ya le he perdonado.
—¿Fuiste a verlo? —su silencio me lo confirmó— Te dije, textualmente, que no te quería cerca suyo, Zaya ¿qué carajo pasa por tu cabeza?
—Está arrepentido, Zaid.
—Arrepentido mis... —Me interrumpí cuando Leaf se acercó a mi, lo atraje hacia mi para recargar mi cabeza sobre su pecho.— Si eso quieres... está bien. —Su poder en mi era increíblemente tranquilizador.
—¿Te parece bien? —preguntó.
—Solo es un nombre ¿no? No quiere decir que sea como él.
—Eso quiero. —Susurró y pude escucharla sonreír y últimamente mientras sonreía acariciaba su barriga, por lo que también la visualicé en ese momento tan suyo.
—Entonces está decidido.
—Gracias... —guardó silencio un momento— podrías visitarlo.
—No.

Ella suspiró.

—Entiendo. —Respondió.

Pero se equivocaba, ella no entendía nada de lo que había significado para mi, me resultaba increíble que siguiera vivo de todas formas y que ella,por cuenta propia, lo hubiese encontrado.

—Te quiero. —Dijo ella resignada, casi triste.
—Y yo a ti. 
—Zaid no puedo, esto es... es una mierda. —Escuché a Víctor y negué con la cabeza, solté a Leaf antes de ponerme de pie.
—Tengo que irme. ¿Nos vemos mañana? —pregunté y ella respondió con una expresión de afirmación.— Bien. Entonces ya está. —Colgué— lo estás haciendo al revés, imbécil... 

Este hombre me haría perder los cabales por lo idiota que era a veces.

—Si no logras hacerlo, voy a llamar a Dai.

Entonces volvió a concentrarse en su trabajo y yo sonreí satisfecho.

Meenwood: The Little BirdsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora