Capítulo 3: El reencuentro

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Al llegar pudieron observar bien la entrada y el hotel en general. Era de tres plantas y poseía unas mesas fuera para aquellos que quisieran observar la bella vista al centro de París y la Torre Eiffel. Cruzaron la puerta de vidrio con el nombre del hotel tallado y entraron a la sala de estar con el fin de conseguir la habitación que cortésmente les había brindado la Sra. Charlotte.

Se dirigieron a la recepción y fueron atendidos por quien menos esperaban: Grace. Ella los recibió amablemente y luego Peter sin poder ocultar la sorpresa le dijo:

-Grace, no sabía que trabajabas aquí.

-Bueno la verdad es que empecé hace unos días solamente pero cuéntame que hacen ustedes aquí.

-Vinimos porque la Sra. Charlotte nos dijo que podíamos quedarnos aquí. Nos ofreció la habitación 1907.

- Esa habitación es muy especial, solo la arrendan amigos de la familia propietaria o clientes importantes. ¿Ustedes son amigos de la Sra. Charlotte?- añadió Grace confundida e intrigada.

- La verdad no de ella, sino de su esposo pero es una larga historia, algún te la contaré.- agregó Peter mientras se empezaba a notar el cansancio en el rostro de todos, después de todo este día había sido una locura.

-Aquí están las llaves de la habitación, es la puerta que les quedará justo enfrente cuando suban las escaleras. Tiene tres camas individuales y vista a la cuidad. Jean, el botones, llevará su equipaje a la habitación.

- Muchas gracias, creo que todos estamos exhaustos.- dijo Ximena ofreciéndole una sonrisa de boca cerrada y tratando de enmendar su actitud hacia ella de cuando se conocieron.

Jean tomó el equipaje y los tres amigos se dirigieron a la habitación. Después de subir las escaleras se dieron cuenta de que ese piso tenía pocas puertas por lo que supusieron que las habitaciones eran grandes. Caminaron hasta el final del pasillo y al abrir la puerta quedaron maravillados con aquella hermosa habitación.

Estaba dividida en dos pisos y tal y como había dicho Grace habían tres camas individuales, una en la planta baja y dos en la alta. Debido a esto acordaron que Peter y John durmieran en las de la planta alta y Ximena en la del piso inferior. Tenía un enorme balcón en la planta baja con muebles de caoba para disfrutar del aire fresco y del ambiente acogedor del hotel mientras que los dos del piso superior, desde los cuales se podía observar una gran parte de la cuidad francesa, eran un poco más pequeños y tenía una mesa de té y una butaca del mismo diseño de los muebles de exterior de la habitación. En el interior había una especie de sala de estar al entrar en la cual se encontraba la escalera de mármol y barandal dorado que los conducía al siguiente nivel, además de muebles de color rojo y negro y cortinas de lino. La chimenea sobre la que descasaban algunos adornos artesanales le daba al lugar un toque familiar y cómodo.

Después de descansar un poco y acomodarse en la habitación, decidieron ir a cenar al bufet del hotel. Era muy fino y elegante, las mesas eran de madera blanca al igual que las sillas, tenía algunos cuadros dispersos por el gran salón y la comida era deliciosa.

Para cuando regresaron eran aproximadamente las 9:00 pm y pudieron presenciar un bello atardecer desde los balcones del segundo piso. Después, mientras conversaban en la habitación acerca del viaje, John se levantó y les dijo mientras arreglaba su camisa:

-Debo salir un rato, ya me deben estar esperando.

Los amigos quedaron confundidos pero igual no preguntaron nada y solo asintieron. Un tiempo después decidieron ir a dormir, les esperaba un día muy largo y extraño.

Amanecía en la capital francesa y Ximena, Peter y John bajaron a desayunar a una cafetería del hotel. Tan pronto terminaron, decidieron dar un paseo por los alrededores del Museo del Louvre, esperando a que fuese el mediodía.

La Búsqueda de Andrea Johansson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora