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¿Amigos?
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        —Yoongi, quita esa mierda antes de que me sangren los oídos—se quejó la de cabello rosa tumbándose al sillón.

—Ya nadie sabe de cultura—murmuro el susodicho.

Hace unas horas habían llegado a aquel sótano en la solitaria casa de la chica, ella era la hermana menor de In-guk, un universitario que le había gustado a Harriet desde que llegó a Corea, y aunque el chico ni siquiera le dirigía palabra alguna, seguía detrás de él como perrito en celó. 

Escuchaban música recostados en el sofá, mientras unos inhalaban ciertas sustancias que en definitiva el peli negro detestaba. Yoongi rodó los ojos y simplemente quitó su cassette del estéreo, para finalmente depositar su trasero en uno de los sillones.

—Te gusta decir mucho eso, la he escuchado unas veinte veces desde que llegamos—soltó Somi divertida.

—Me encanta decirlo.

—Es su palabra favorita en el mundo—interrumpió Min tocando la guitarra de la dueña de la casa, después miró a Jun Seo, quien le regaló una sonrisa algo tímida y de incomodidad.

¿Y como no estarlo? Era nueva y el ambiente era algo pesado.
No conocía a nadie en su totalidad, además, su seriedad le impedía entablar o mantener conversaciones fluidas. Fue hasta ese momento donde comenzó a arrepentirse de haber aceptado esa repentina invitación.

—Es una palabra tan versátil, puedo decir "estaba hecho una mierda" para decir que era una porquería, O "ese tío es un mierda" porque es despreciable, también "¡a la mierda!" Porque es algo que no me importa.

—O simplemente decir las cosas literalmente y evitar esa palabra—interfirió nuevamente Yoongi mirando a su mejor amiga divertido.

—Vete a la mierda Min—exclamó la peli rosa causando una carcajada del peli negro.

—Uy, las bebidas se terminan—interrumpió Somi levantándose del sofá—Subiré por más, ya regreso—dijo sonriéndole a la peli rosa y perdiéndose en las escaleras para subir nuevamente a la casa.

—Ahora cuéntame—continúo cambiando completamente de tema—¿Porque decidiste este maldito pueblo de porquería?—le preguntó a la castaña, quien no había hablado desde que llegaron. Luego le ofreció un pequeño porro.

—Es realidad me agrada—se limitó a responder, tomando indecisa aquel cigarrillo entre sus dedos gordo e índice.

—Yo lo odio, pero ¿Qué más podía hacer?

—Tal vez regresar a casa—agregó el peli negro, observando curioso a la chica frente a él.

—¡No volvería a Inglaterra ni porque me pagarán un billón de euros!—exclamó incitándola a brindarle una calada.

—Puedo preguntar porque...—continuó la castaña con la curiosidad a flor de piel, acercando aquella arma a sus labios para inhalar.

Automáticamente un ardor se le presenció en la garganta y los pulmones provocando que tosiera, causando que Yoongi soltara una carcajada de diversión, quitara ese cigarro de entre sus manos para tirarlo y pisarlo.

—Claro linda—exclamó incorporándose en el sofá—Verás, ser un chico de desendencia asiática y transexual en una familia sumamente religiosa no es lo ideal, pues al parecer soy una maldita pecadora y me iré al jodido infierno. Así que...

—Decidió escapar—completo Min Yoongi por ella.

—Y vine a vivir aquí con mi abuelo. Él tiene una mente más abierta por más sorprendente que suene eso.

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