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Una cabina; Un sentimiento.
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        Min Yoongi no supo nada más de Jun Seo después de que la llevara a la enfermería al término de tan repentino desmayo. Según escuchó, su madre llegó por ella para poder llevarla a casa, pues debido a la lluvia, su temperatura había aumentado bastante.

El fin de semana había llegado. Era sábado por la tarde, y Yoongi odiaba los sábados por la tarde.

No tenía nada en contra de ese día, sólo los encontraba aburridos. Y todo ese aburrimiento empeoró, cuando sus padres decidieron que ir a al pequeño centro comercial que estaba cerca del centro del pueblo, era una idea fantástica para pasar un maravilloso fin de semana en familia, ¿Acaso querían torturarlo? Se cuestionaba. ¿No era mejor quedarse en casa y evitar que sus abuelos se mataran entre sí?

—¡¿Quieren comer algo?!—cuestionó su madre señalando con emoción un pequeño establecimiento de comida rápida.

—No tengo hambre—respondió el peli negro.

—¡Pues yo muero!—exclamó su padre entusiasmado.

Quería salir de ahí, llegar a casa y pasar todo el bendito día en su habitación escuchando música o durmiendo. Sin embargo, aquel aburrimiento repentinamente se disipó, cuando a lo lejos pudo divisar a una castaña que bien podría reconocer en cualquier parte.

—Pueden entrar y comer, yo los esperaré por aquí, quiero...recorrer el lugar—les dijo a sus padres quienes estaban a punto de entrar—Los alcanzaré en un rato.

Su mamá se mostró pensativa unos segundos, ella sabía que Min odiaba los lugares con demasiada gente, pero después asintió sonriéndole.

—Muy bien, pero no te vayas demasiado lejos.

—Trato—soltó prácticamente corriendo antes de que pudiera perder de vista a la chica.

No la llamo, jamás grito su nombre o trato de llamar su atención.
Sólo se limitó a observarla desde la distancia, y si, sabía que podía parecer un maldito acosador psicopata, pero en ese momento le importaba poco. Porque, amaba esa vista. Podía notarla relajada, pensativa, tranquila. Mirando cada estante, entrando a alguna tienda, eligiendo un artículo. Y pese a que esas acciones eran tan comunes, se veía hermosa. Si, Bae Jun Seo era hermosa, hermosa para Min Yoongi.

El la seguía. ¿Por qué lo hacía?

El chico no sabía que era aquello que le atraía tremendamente de la joven, si era su personalidad única, el misterio que le rodeaba, o simplemente su genuina sonrisa. De una cosa si estaba totalmente seguro, de un día a otro, la había dejado entrar a su vida, ella había llegado a él sin previo aviso, y lo agradecía.

Sin pensarlo demasiado, decidió que era momento, así que...se acercó. Dos, tres, cuatro pasos fueron suficientes para llegar a sus espaldas, y tomándola completamente desprevenida, dio pequeños toques en su hombro derecho haciéndola girar al instante.

—¡Min!—exclamó completamente sorprendida, pero segundos después una sonrisa adornó su rostro.

Si le dieran la oportunidad al peli negro de elegir. Definitivamente elegiría poder ver esa sonrisa todas las mañanas al llegar a la escuela, todas las tardes de camino a casa, todos los fines de semana en el centro comercial, toda la vida si era posible, porque bien sabía que no lo era.

—¿Qué haces aquí?—le cuestionó la chica.

—Bueno, vine con mis padres en su "sábado familiar"—soltó haciendo comillas con sus dedos—No me sorprendería encontrar la casa en llamas al regresar, no considero buena idea dejar a esos dos viejitos solos. ¿Qué me dices tú?

Ambos se dispusieron a avanzar con paso lento.

—Bueno, necesitaba comprar algunas cosas—explicó llevando un mechón de su cabello detrás de su oreja—Qué interesante tú playera—contestó observando la polera negra del chico con la palabra IDIOT en blanco y en grande.

—Lo sé, mamá casi me asesina cuando me atrapo escribiendo en ella.

De pronto, el peli negro frunció su entrecejo y tomó la mano de la castaña entre las suyas.

—¿Qué te paso?—le pregunto al notar tantos curitas enredados en sus dedos y sobre sus muñecas.

—Ah, eso, bueno...he estado bordando un poco—clamó divertida—Resulta que soy muy mala con la aguja, pero la actividad me ayuda según el médico.

—Me ha quedado claro—dijo soltando su mano—Y...¿Te sientes mejor? Porque, si te soy sincero, te ves mejor.

—Estoy mejor Min—respondió—Sólo fue un resfriado efímero.

De pronto, un suceso regresó a la mente del chico.

—Ayer, cuando saliste al patio, mientras la lluvia caía sobre ti—comenzó—Preguntaste algo que no llegue a comprender del todo.

—¿Qué cosa?

—No lo recuerdo muy bi...¿Sabes que? Olvídalo, no es nada, sólo son tonterías.

Espetó guardando las manos en los bolsillos del pantalón y avanzó con paso rápido dejando a Bae atrás. Es que Min no poseía paciencia alguna en ese momento de irritabilidad efímera, sus padres se habían encargado de ello, y esa chica para el estaba siendo irritante.

—¡¿Qué es lo que más deseas, Min?!—le escuchó gritar a sus espaldas—¿Eso?

El peli negro volteó a mirarle incrédulo.

—En este momento...deseo que guardes silencio y dejes de fastidiarme con esa pregunta—respondió.

—Ya enserio, no me refiero a un deseo efímero y sin importancia —se quejó corriendo hasta llegar nuevamente a él—Sino, en algo que realmente quieras.

—No lo sé Bae, necesito tiempo para pensarlo...

—Bien—interrumpió sonriente—Avísame cuando termines de pensar, yo voy a ..¡Oh por Dios!—grito haciendo saltar al contrario del susto.

—¿Qué demonios?—le cuestiono confundido ante su reacción tomando su pecho.

—¡Es una cabina de fotos! Siempre quise entrar a una. Vamos—exclamó tomándole de la muñeca para obligarle a avanzar.

—Yo, pasó. No soy nada fotogénico.

—Vamos Min...será divertido.

Y el no pudo negarse ni poner resistencia alguna. Simplemente se dejó conducir hasta esa dichosa máquina.

Ambos adolescentes entraron y cerraron la cortina detrás suyo, Jun Seo no dejó pasar tanto tiempo y presionó el botón rojo en la parte inferior de la pantalla para iniciar con la toma de fotografías, inmediatamente apareció un conteo regresivo.

—¡Sonríe!—espetó la castaña antes de que un flash les alumbrara el rostro.

El tiempo pareció detenerse.
Min giró, topándose con ese rostro que mostraba abundante felicidad.

Pero, ella mentía...mentía y él lo sabía

—Jun Seo—susurró el peli negro llamando su atención—Dime...¿Qué es lo que tú deseas?

Ella lo miró primeramente seria, sorprendida por tan repentina pregunta que nunca antes, nadie, se había atrevido a hacerle, más que aquel chico de ojos gatunos. Sin embargo, sonrió serenamente.

Quiero vivir Min—fue lo que respondió.

—Estamos viviendo ahora mismo.

—Vivo porque así se estableció, porque peleó constantemente, todos los días...y es agotador—continuó algo exasperante—Quiero vivir. De verdad.

Ambos cruzaron su mirar, se perdieron en esa conexión que en ese momento surgió, entre dudas, inseguridades, sorpresas, cuestiones y felicidad. Ambos sonrieron, sonrieron el uno para el otro.

Y en ese momento...un último flash se presenció.

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