|07|

102 25 20
                                    

╔══════════╗
¿Qué es lo que más deseas?
╚══════════╝

        La castaña abrió los ojos cuando el sonido de la pisadas en la estancia se presenciaron. Estirándose un poco, se incorporó en la cama y quito los audífonos que traía puestos.

Cuando llegó a su hogar después de pasar toda la tarde en casa de los Min, decidió escuchar las canciones que el peli negro le había recomendado, y ni siquiera recordaba en que momento se había quedado dormida, seguramente ahora le debería una pilas, pues aquel aparato que las reproducía estaba completamente muerto. Aún con algo de flojera, decidió salir de la cama posando los pies descalzos sobre la madera y camino al baño para su aseo personal matutino.

Era viernes. Aún era muy temprano y el cielo daba indicios de que posiblemente llovería.

Cuando estuvo lista, bajo a la sala comedor topándose con su madre, checaba seguramente papeles del trabajo, y quien tan pronto observó a la chica, sonrió.

—Buenos dí...—pero su sonrisa se fue borrando conforme los segundos pasaban—¿Te sientes bien?

Cuestionó levantándose abruptamente de su silla para caminar hasta donde ella.

—Me siento de maravilla—le respondió tranquila y dulce.

—Estás muy pálida, tus labios están resecos y las ojeras son notables. No parece que estés bien cariño, sabes que no debes mentirme.

Y tenía razón.
No se sentía nada bien, estaba agotada, las piernas flaqueaban y unas inmensas ganas de vomitar le inundaban. Pero no quería ausentarse en la escuela, no quería ir a un doctor, no quería hacer faltar a su madre al trabajo.

—Mamá, no miento, me siento bien—repitió—Sólo...me desvelé terminando una tarea de matemáticas.

—De acuerdo—respondió no del todo convencida—De todos modos, promete llamarme si pasa algo.

—Lo prometo.

—Ahora, siéntate a desayunar por favor.

—No tengo hambre—contestó tomando sus cosas.

—Bueno, pues no puedes irte con el estómago vacío—le replicó su madre sirviéndole un vaso con jugo de naranja.

Después de ser obligada a desayunar, su mamá insistió en llevarle al instituto, petición a la que la castaña no pudo negarse o de lo contrario, el próximo lugar en el que estaría sería un hospital, no una escuela.

Con pasos cortos y desganados, caminaba directo a su salón de clases, le inundaban unas inmensas ganas de correr hacia Min Yoongi para platicarle cuanto había amado esas canciones, pero no podía hacerlo, apenas y podía sostenerse. Continuó con su camino sosteniéndose de la pared a su derecha, sin embargo no logró nada más que caer, pero apenas sus rodillas siquiera rosaron el suelo, unos brazos ya se encontraban sosteniéndola.

—Te vez terrible Bae—le escuchó hablar a aquel su salvador, y una ligera sonrisa se formó en su rostro al reconocer esa voz que tanto quería, que tanto deseaba escuchar.

Min Yoongi y su manía de hablarle por su apellido.

—Gracias, es todo lo que una chica ama oír—mencionó en voz baja tratando de incorporarse—Estoy bien, descuida.

—No, tú no estás para nada bien—hablo tomándola con una mano de la espalda baja y con la otra la flexión de sus piernas para cargarla desprevenida.

Después comenzó a avanzar con pasos firmes.

¡Min Yoongi estaba cargándola! Y lo tenía tan cerca que podía observar cada rasgo, cada peca, cada pestaña desde ese ángulo. Inconsistentemente, colocó sus brazos alrededor de su cuello para brindarle un apoyo al chico, y se dispuso a cerrar los ojos, aspirando aquella colonia embriagante, tan varonil.
Poco después, sintió como la recostaba sobre una camilla, ahí supo dónde estaban. Min la había traído a la enfermería para que la checaran, sin embargo, debido al pesar de sus párpados, no había logrado mantenerse despierta por más tiempo.

—Su corazón no estaba recibiendo suficiente oxígeno—explicó la enfermera después de evaluarla—Hiciste bien en traerla.

—¿Co-cómo que no recibía suficiente oxígeno?—le cuestionó el chico con el entrecejo fruncido.

—Necesita descansar para que la fiebre baje, dejémosla dormir un poco—susurró sin contestar a su pregunta—Si al despertar no se siente mejor, tendremos que llamar a su madre para que vaya a un hospital y reciba un mejor tratamiento.

Finalizó, dejando al peli negro sólo en aquel pasillo, observando cómo aquella castaña dormía plácidamente.

Aquel sueño desastroso la hizo despertar un par de horas después. Su frente estaba en la mayoría perlada por sudor frió, las gotas sobre el cristal llamaron su atención. Estaba lloviendo.
Se bajó de aquella camilla hasta acercarse a aquella ventana descubriendo que el receso había comenzado, eso significaba que se había saltado las primeras cuatro clases. El patio estaba en su mayoría solitaria, los alumnos preferían mantenerse resguardados de aquellas gotas danzantes.

De pronto, como si no tuviese el control total de su cuerpo, Jun Seo ya se encontraba caminando hacia el patio principal.

Aún con su cuerpo bajo el techo, decidió sacar sólo una de sus manos, dejando que la lluvia cayera sobre su palma, luego, puso un pie, después el otro, y finalmente decidió salir logrando que las gotas resbalaran de su cabello hasta sus mejillas, de las mejillas a la barbilla, y de la barbilla al cuello, mojándola en su totalidad.

Cerró los ojos dejando que ese momento pasara de efímero a eterno. Se sentía viva después de mucho tiempo, los alumnos la observaban sorprendidos, algunos curiosos, otros la tomaron como una vil loca, pues hacía un frió tremendo.

—¡Bae Jun Seo!—escuchó a sus espaldas e inmediatamente una curva tomó posesión de sus labios—¡¿Estás loca?! ¡Deberías estar descansando ahora mismo!

—¡Min!—exclamo dándole la espalda aún—¡¿Qué es lo que deseas?!—cuestionó de cierta manera extenuante, con algo de ansia en su tono de voz.

Y fue ahí donde todo comenzó.

—¿Qué cosa?—le miró confundido.

Dime...¿Qué es lo que más deseas Min?—repitió volteando sobre si para mirarle—Dímelo...

Yo...no lo sé, no lo sé—respondió aún sin saber que es lo que aquella chica pretendía—¿Qué es lo que más deseas tú Jun Seo?

La chica sólo sonrió débilmente. Un lamento se le escapó de los labios. Pero no dijo nada, sólo se mantuvo en silencio.

Sin embargo, un simple pensamiento apareció en su cabeza.

Vivir.

Y lo próximo que sintió...fue su cuerpo azotando contra el suelo.

🟣 Wishlist [MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora