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Chenle pasó sus primeras dos semanas en enfermería. Lo habían golpeado pero bien.

Jisung iba a visitarlo cada que podía, aún no habían hablado de por qué el ahora pelinegro estaba en prisión y, realmente, Jisung se lo imaginaba. Pudo sentir la paz en el cuerpo del más bajo en cuanto lo tuvo entre sus brazos otra vez.

Sonrió para sus adentros al pensarlo.

"Ah, Lele, nunca cambiarás, ¿verdad?".

Por otro lado, los compañeros de Jisung (y ahora de Chenle) se encontraban verdaderamente arrepentidos

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Por otro lado, los compañeros de Jisung (y ahora de Chenle) se encontraban verdaderamente arrepentidos.

Contrario a lo que pareciera ㅡy lo que habían demostrado al pelinegroㅡ realmente no eran malas personas, simplemente, y como todos ahí, encontraron un blanco fácil y decidieron aprovecharse.

Sin saber, o más bien recordar, que lo barato siempre sale caro al final.

ㅡJisung-ah ㅡse oyó una voz en medio de la oscuridad, hacía dos horas se habían apagado las luces del pabellón, determinando la hora de dormir de todos.

ㅡ¿Qué quieres, Yukhei?

El mayor tragó saliva. Era irónico. Un chico de no más de 20 años le causaba aquella reacción por una respuesta con una voz tan gélida, a él: a sus 23 y que fácilmente era descrito como un árbol musculoso con piernas.

ㅡ¿Cómo está... tu amigo?

Los demás chicos del pasillo sacaron pequeños espejos por los barrotes de la celda, queriendo ver la cara del menor.

Jisung rio con sorna.

ㅡMañana le dan el alta. Y con eso conseguiré el resto de sus nombres, malditos. No crean que solo Lucas se tragará mi enojo. Se lo van a comer todos y con papitas.

Todos guardaron los espejos.

Park se levantó, alejándose de los barrotes y se dirigió a su cama antes que entrase un guardia a callarlos.

Aún hablando en susurros, no se podía hacer ruido en la prisión.

Ni el más mínimo sonido.

ㅡBienvenido al pabellón C, Chenle

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ㅡBienvenido al pabellón C, Chenle.

Jisung fulminó a Yuta ㅡquien había saludado a su amigo y participado en su hospitalizaciónㅡ con una mirada cargada de resentimiento y enojo.

ㅡNo hables con nadie, Chenle ㅡcontestóㅡ. No me he encargado de todos aún.

ㅡPollito... no tienes que hacerlo, ya estoy bien.

El castaño intentó guardarse una mueca y continuó empujando a su amigo a la celda vacía que ahora sería suya. Aquella que, como no podía ser de otra forma, era la más alejada a la propia.

Mientras el más bajo curioseaba el pequeño cuarto de no más de 2 metros cuadrados, el anteriormente ignorado posó su mano en el hombro del menor.

ㅡSolo tú nos guardas rencor, Jisung-ah. No quisimos hacerlo, de verdad. Yukhei ya se disculpó contigo, Sungchan y Jeno también. Somos tus amigos aquí, no tus rivales.

A pesar de sus palabras, el castaño se removió bruscamente de su agarre.

ㅡNo me importa que se disculpen conmigo, tienen que hacerlo con él ㅡle señaló con un movimiento de cabeza, el aludido aún distraído en el ensueño de por fin tener algo para sí mismoㅡ. Y jamás, ¡jamás, Nakamoto! volverle a hacer daño.

Yuta no dijo nada.

Jisung continuó.

ㅡToda mi vida se me ha ido en protegerlo, un juramento que sellamos hace ya muchos años atrás. Pensé que porque me habían metido a prisión había fallado en mi tarea, pero... bueno. Y ahora aquí está y no pienso seguir fallando.

Yuta se mantuvo sin decir nada, sin embargo... asintió.

Silence [JC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora