O6

64 9 0
                                    

Los aporreos incesantes en los barrotes de sus celdas los despertaron a todos de golpe. Con sus corazones latiendo con fuerza en sus gargantas y sus ojitos aún queriéndose acostumbrar a la oscuridad.

ㅡ¡Despierten, basuras, hora de levantarse!

Todos los veteranos del corredor salieron de sus celdas a pasos arrastrados y regañadientes, guardándose como podían toda su ira para no golpear al maldito guardia que ahora los custiodiaba.

Pero los menores más nuevos se quedaron atrás, esperándose mutuamente para caminar juntos a donde sea que los llevaban.

ㅡ¡Hey, ustedes dos!

Ni siquiera sabían que hora era, pero deducían que era demasiado temprano en la madrugada y aquel altísimo hombre ya estaba gritando con todos sus pulmones y rabia.

Jisung lo odiaba. Chenle le temía.

Y por eso Jisung lo odiaba más.

En cuanto Seo llegó hasta donde estaban los más pequeños, simplemente crispó sus labios en una sonrisa enfermiza y casi malévola.

ㅡOh, son ustedes. Está bien, disfruten cuanto tiempo les quede para estar juntos, pequeñas perras. Mañana los transferirán a ambos a prisiones diferentes.

A Chenle se le vino el mundo abajo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A Chenle se le vino el mundo abajo.

Su mente se quebró en el largo de un pestañeo, explotando en gritos y rabia contra el carcelero que acababa de darles la noticia.

Y, obviamente, aquello no salió muy bien.

Jisung forcejeaba con el mayor, abrazándolo por la espalda y evitando con todas sus fuerzas que se lanzara a golpear a Seo.

Yukhei, Yuta, Sungchan y Jeno detenían al guardia iracundo, dispuesto a matarlo a golpes; con el miedo corriéndoles las venas de que, efectivamente, Johnny Seo lograse su cometido y ya no hubiese necesidad de trasladar a nadie.

ㅡ¡Todo estaba bien hasta que usted llegó! ㅡgritó el pelinegro menor, aún forcejeando contra su chicoㅡ Tenía un techo, comida, por más insípida que fuera, amigos que me protegían y, lo más importante, a Jisung...

De un momento a otro las rodillas dejaron de funcionarle, haciendo que cayera al suelo en un mar de sollozos.

ㅡ¡Pero usted vino a arrebatarme todo eso! ㅡcontinuóㅡ ¡¿En serio cree que yo quiero estar aquí?! ¡Yo solo estoy aquí porque Jisung está aquí, y él no estaría aquí de no ser por mi culpa!

Los gritos lastímeros del más bajo de todos heló hasta los movimientos del guardia, quien ya no forcejeaba ni intentaba reventarle la cabeza con la porra que portaba.

ㅡPark ㅡhabló John, luego de varios minutos de silencio que solo era interrumpido por el llanto del menorㅡ, llévelo a su celda y no se separe de él. No puedo permitirme que ninguno de ustedes se muera antes de tiempo.

Y aunque las palabras de Seo denotaban un significado arisco e irónico, Jisung se lo agradecería eternamente.

Silence [JC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora