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Si la meta de Jisung era proteger a Chenle, Yukhei y sus amigos lo ayudarían en su tarea.

Esa era la única forma que tenían de demostrarle al castaño lo mucho que sentían haber lastimado a su chico.

Ahora Chenle tenía no uno, sino cinco hombres altos y fornidos que le cuidaban las espaldas dentro del lugar, capaces de destruirle la cara a cualquier que intentase siquiera meterse con él.

Pero a él solamente le importaba una cosa.

Pero a él solamente le importaba una cosa

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ㅡ¿P-Pollito...?

La noche más oscura arrasaba aquella velada, con la ausencia del brillo del hermoso astro blanco en la ventana debido a la luna nueva, apenas y era perceptible el movimiento de la más mínima sombra dentro de la celda.

Y Zhong moría de miedo.

Odiaba la oscuridad.

Odiaba la luna nueva.

Cada noche que se sentía más oscura que las demás, donde él se sentía más solo, en la frialdad del cuarto de mala muerte de la casa de Yoongi, se abrazaba con fuerza al cuerpo de su menor, acallando como podía sus sollozos provocados por las imágenes de un terrorífico recuerdo. Temblando en su fantasía, demasiado desconectado de sí como para ser verdaderamente consciente que las cálidas manos que acariciaban su cabello y limpiaban las lágrimas en su rostro, transmitiéndole su calor para que dejara de temblar, no eran ficticias.

"Perdón, Lele, perdón..." sollozó Jisung, sabiendo que el mayor también lo hacía, hecho un ovillo en su cama dura y mirando hacia la pared que daba en dirección a la celda en la que mataría por poder estar.

Aunque fuera una noche.

ㅡLele, apenas has tocado tu comida

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ㅡLele, apenas has tocado tu comida.

ㅡY tú apenas has dormido.

Los menores se mantuvieron las miradas un momento, desafiantes, retándose, hasta que el castaño terminó por ceder. Suspirando en derrota y acariciando los cabellos contrarios con una sonrisa cansada.

ㅡCome aunque sea un bocado más, yo estaré bien. Esta noche dormiré mejor.

Chenle miró su plato de mala gana: una ración de avena gris, sin sabor, sin nada; pero era comida caliente en una mesa al fin y al cabo. Le dio un bocado más antes de decidir dársela a Jeno que miraba su porción con ojos brillantes.

Viendo como Jeno devoraba su plato como si nunca hubiese comido en años y a Yukhei, Yuta y Sungchan reírse de algo que no escuchó, el chino se acercó al oído de su menor y susurró:

ㅡAún así, estoy feliz de estar contigo, pollito...

Y Jisung, disimuladamente, lo abrazó mientras sonreía.

Silence [JC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora