VIII

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VIII

El domingo por la mañana Draco dijo: —Creo que tenemos que dar otro paseo, Harry.

Aún no había terminado su desayuno, Harry todavía estaba masticando su tostada con mermelada.

—¿A dónde? —Preguntó, con la boca llena.

—Al Ministerio de Magia.

Después de masticar un poco más, Harry finalmente logró tragar.

—Pensé que habías dicho que mi yo mayor decía que no podía confiar en la gente de allí.

—Sí —dijo Draco, recogiendo sus platos con su varita y llevándolos al fregadero—. Por eso vamos a usar disfraces.

Harry, que había estado a punto de morder otra tostada, hizo una pausa, se quitó la tostada de la boca y dijo:

—¿Disfraces?

—Sí —Draco le echó un Scourgify a los platos y luego comenzó a guardarlos a mano—. Tengo unos buenos en mente.

—¿A qué se parecen? —Preguntó Harry, tratando de no sonar demasiado emocionado, a pesar de que lo estaba.

Finalmente, Draco se dio la vuelta.

—A nosotros.

—¿Qué?

Apuntando con su varita a la mesa, Draco levitó los frascos de mermelada y mantequilla, y se giró para guardarlos. Volviendo a la mesa, jugueteó con el mantel individual, limpiándolo con su varita a pesar de a Harry no le parecía que estaba sucio. Luego, guardó su varita, luego la sacó de nuevo.

A Draco no siempre le gustaba responder preguntas, Harry se había dado cuenta, pero a diferencia del tío Vernon, él nunca le decía a Harry que no preguntara. Sin embargo, Harry estaba bastante seguro de que Draco tendría que explicar esto, así que esperó en silencio hasta que Draco resopló y se sentó.

—¿Recuerdas todos los archivos que encontramos en el Número Doce?

—Sí —dijo Harry con cautela—, dijiste que no había nada allí.

—Dije que podrías haber estado vinculando algunos casos —dijo Draco—, hay algunos archivos que no estaban allí. Se me ocurre, se me ocurrió, que esos archivos podrían estar en el Ministerio, pero si estuvieran allí... si estuvieran allí, lo más probable es que estén en tu escritorio.

—¿Tengo un escritorio? —Harry se animó. Tener un escritorio le hacía sentirse muy importante.

Draco sonrió levemente; solo una mueca a un lado de su boca.

—Sí, Harry, tienes un escritorio.

—¿Vamos a ir a verlo?

—Ese es el problema, Harry —Draco estaba jugando con el mantel de nuevo, su varita hacía bailar las franjas de los bordes—. La única persona estaría revisando tu escritorio por alguna razón lógica, eres tú.

—Lo haré —dijo Harry, porque, aunque los escritorios eran aburridos, este era un escritorio de policía y le pertenecía a su yo adulto. Se preguntó si tendría esposas. Esposas mágicas.

—Bien —dijo Draco—. Solo que... si un Harry Potter de diez años es visto revisando tu escritorio, se podría... generar incertidumbre.

Harry estaba bastante seguro de que "generar incertidumbre" significaba que la gente haría preguntas, y de todos modos entendía cuál era el problema si Draco pensaba que no podían confiar en nadie más.

Away Childish ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora