XIII

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Mayo de 2011
Harry Potter: 30 años
Draco Malfoy: 30 años

Después de la muerte de Narcissa, Malfoy todavía lo continuó ayudando con la identificación de pociones, siendo tan eficaz como siempre, pero manejaron casi todo a través de la lechuza. Harry entendió por qué Malfoy le había enviado esa nota. Harry podría no ser una persona real con sentimientos humanos reales, pero sabía lo que era perder a alguien. Todo tu mundo se reorganizaba, asumiendo prioridades completamente nuevas. Aparentemente, la prioridad de Malfoy era abrir una tienda.

En una de las pocas citas que separó Harry, Malfoy le había dicho eso, explicándole que estaba muy ocupado viendo clientes y preparando pociones para ellos. Había estado trabajando en sus comisiones mientras también trabajaba para el señor Mulpepper, obteniendo ingresos adicionales, hasta que finalmente tuvo el inventario necesario para abrir su propia tienda, lo que debería aumentar su clientela. Él dijo esto con seriedad, en lugar de hablar de esa forma tan ostentosa y despreocupada que Malfoy solía emplear para reírse de él, y Harry no sabía cómo decirle que la extrañaba. Malfoy hablaba con un todo muy serio, así que Harry trató de actuar profesionalmente a cambio. En los momentos más oscuros, Harry se recordaba a sí mismo que Malfoy era un ex Mortífago que había dejado entrar a más Mortífagos a Hogwarts, lo que debería haber hecho que a Harry le importara mucho menos lo que pensara Malfoy. No fue así.

Elixires Especializados se abrió en la planta baja del aparamento, donde solía estar la Tienda de calderos de Potage. Malfoy puso su habitación allí también, lo que hizo que la sala de estar de arriba fuera dos veces más grande, aunque Malfoy pareció no hacer nada más que llenarla con más libros. Tener el dormitorio en la planta baja tenía sentido, supuso Harry, ya que Malfoy prácticamente vivía en el laboratorio que ocupaba el piso principal de la tienda, pero a Harry le parecía inconveniente que el retrete estuviera en el piso de arriba.

Aproximadamente un año después de la muerte de Narcissa, Harry estaba en la oficina de Aurores jugando con una botella, tratando de sacar el pequeño corcho. Habiendo tomado la botella del traficante de pociones que acababa de arrestar, Harry estaba bastante seguro de que el polvo ahí dentro era ilegal, pero no sabía si era uno que el Departamento ya estaba rastreando o si uno era completamente nuevo. Principalmente estaba evitando llevarle el polvo a Malfoy, ya que la forma fría con la que Malfoy lo trataba molestaba a Harry sin que este pudiera explicar por qué. Había pasado un año desde lo sucedido con la mamá de Malfoy y, sin embargo, de alguna manera se sentía como si Malfoy todavía estuviera enojado con él.

Cuando Harry finalmente abrió la botella, el polvo rosa en el interior le manchó en la cara inmediatamente. Qué gracioso. El polvo había parecido muy móvil. Tragando un suspiro y esperando que el polvo no hiciera que su piel se cayera o que su nariz se torciera al revés, Harry lo quitó de su cara y lo regresó a la botella con un hechizo. Al menos el polvo no lo había dejado ciego ni detenido su respiración, todavía. Como de costumbre, la Oficina del Aurores estaba vacía a esta hora de la noche, por lo que nadie más había estado expuesto al polvo, y Harry pensó que era mejor ir a ver a Malfoy y averiguar si a Harry le iba a crecer piel de lagarto.

Malfoy estaba trabajando en su laboratorio cuando Harry se Apareció. Harry no había estado seguro en si expresar cuánto le gustaba el aspecto del lugar, porque estaba bastante seguro de que las razones por las que le gustaba no eran normales. Estaba a la par con el Gran Comedor de Hogwarts y la cocina de Molly Weasley: forma en que todo en ellos era mágico y te recordaba constantemente a la magia que los rodeaba. Eran similares en la forma en que todo en ellos siempre se movía, flotaba y hacía algo por sí solo, miles de cosas sucedían al mismo tiempo y, sin embargo, la mayoría de estas cosas eran tan mundanas. Era tan diferente a una alacena llena de arañas, y a la Oficina del Aurores, donde las cosas siempre se movían, pero a veces querían matarte o echarte polvo en la cara, o si no, agregaban montones de papeleo, cuyo crecimiento era alarmantemente estresante.

Away Childish ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora