❥ 𝑬𝒍 𝒎𝒐𝒏𝒔𝒕𝒓𝒖𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂𝒏𝒂 [CANCELADA]

09. | ☪ Peligro Inminente |

Gracias a todos los lectores por su enorme paciencia.

Espero disfruten su lectura.

Por favor; leer la nota final. Es importante.

Sonoras carcajadas emergían de mis labios, las cuáles resonaban en frenesí en el interior de mi cabeza con gracia, mientras que una enorme sonrisa, que reflejaba mi buen humor del momento, se plasmaba en mi rostro; decorado por un tono carmesí debido a la divertida situación que actualmente se presentaba.

Contemplaba la expresión confundida que se posicionaba en el rostro esquelético del monstruo dueño de la cálida residencia en la que me encontraba como una invitada más. El esqueleto de mayor estatura situaba una de sus manos, cubiertas por rojizos guantes, en su mentón de manera pensativa mientras observaba vacilante el denso humo que desprendía una olla donde, en su hirviente interior, se hallaba una pasta ardiendo en llamas.

Dejando resonar un sonido confundido de su interior parecido a un 'hmm' fue que decidió soltar aquel comentario que rondaba por su cabeza: — ÉSTO NO DEBERÍA SER ASÍ. —sus pequeñas cuencas se vieron achinadas con recelo.

Las estruendosas carcajadas, éstas siendo acompañadas por las mías en un menor volúmen, de una mujer monstruo en especie marina retumbaban con descontrol por las paredes del pequeño cuarto de cocina en el que nuestras presencias se hallaban reunidas.

— ¡La mejor forma de cocinar la pasta para nuestro espagueti es que arda! —exclamó un grito de guerra con fuerza. Viéndose completamente motivada por las crecientes llamas que devoraban el contenido de la olla.

Una mueca insegura se posó en el rostro del esqueleto a un costado de la anfibia. — UNDYNE —miró con vacilación el rostro sonriente en colmillos de la mencionada. — SANS ME DIJO QUE NO DEBÍAMOS DEJAR QUE LA COMIDA ARDA... —pasó su palma zurda por detrás de su cabeza. —. QUE ESO PODRÍA PROVOCAR UN INCENDIO...O ALGO ASÍ. —mencionó ligeramente preocupado al recordar las sabias palabras de su misterioso hermano mayor.

La contraria, sumida en la diversión que le provocaba la peligrosa situación, bufó con molestia por las palabras del esqueleto. — ¡Ese idiota no sabe nada sobre la cocina! —le resto importancia a la evidente preocupación que demostraba el contrario. — ¡La cocina es un campo de batalla! —nuevamente emitió aquel grito, que había deducido como su característica personal, mientras ampliaba su sonrisa. — ¡Lucha contra mí, fuego de los espaguetis! —retó a las llamas que danzaban en ardor amenazante.

Intenté pronunciar algunas palabras, advertir que lo mejor en aquella situación era apaciguar el fuego antes de que se extendiera hacía otras zonas, sin embargo, debido a las risotadas que escapaban de mi boca, no podía articular palabra alguna que fuera coherente para los monstruos entre las cuatro paredes que nos rodeaban.