1: El reencuentro

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Luca, de 18 años, se encontraba en su habitación estudiando, el sol se estaba metiendo, por lo que la luz dorada del atardecer que se podía ver por la ventana iluminaba las páginas de su libro suavemente, permitiéndole leer con más facilidad.

Luca sabía que tenía que terminar de estudiar pronto, pues se estaba haciendo de noche y le dolían los ojos al leer con poca luz. Hace tiempo le habían comprado unos lentes, ya que le dolían los ojos después de leer un rato, los lentes le ayudaban bastante, pues le gustaba la lectura y se había vuelto muy estudioso. La última vez que estuvo en Portorosso Alberto se rió de sus lentes, para luego quitárselos y usarlos el mismo mientras ambos reían. No se lo diría, pero le gustaba como se veía Luca con sus lentes, le gustaba admirarlo en silencio mientras estudiaba por las noches, concentrado pero con sueño, luchando por no quedarse dormido hasta terminar de leer.

Luca extrañaba a Alberto, aún más en esas frías tardes de otoño en las que solo estaban él y sus libros, extrañaba tener a Alberto junto a él haciéndole compañía, aunque ninguno dijera nada, estaban cómodos con el silencio del otro, ambos eran felices solo con sentir la presencia del contrario, muchas veces Luca recostaba su cabeza sobre el hombro de Alberto para leer, mientras este acariciaba su cabello o lo abrazaba por la cintura.

Se miraban con amor, se sonreían pero no decían nada, declarándose su amor en silencio, estando seguros de que los dos sentían lo mismo sin necesidad de palabras, a los dos les gustaba que fuera un secreto entre ellos, un sentimiento muy silencioso pero intenso, que hacía su corazón latir con fuerza aunque nadie pudiera escucharlo.

Mientras trataba de concentrarse en la lectura, solo podía pensar en el verano, en ese día en el que Alberto lo tomó de las manos y lo miró a los ojos, diciéndole cuánto lo extraño todos esos meses. No quería decirle a nadie del momento en el que Alberto tomó su rostro entre sus manos y lo besó fugazmente, un beso tan suave que podría considerarse solo un roce de labios, quería guardar esas pequeñas cosas para él, ese precioso momento en el que, aunque nadie en la estación lo notó, sus corazones se salían de sus pechos por la emoción, ese momento en el que se enamoró aún más de Alberto. No es que quisieran mantenerlo en secreto, pero les gustaba que fuera algo solo de ellos dos.

Se quitó los lentes dejándolos sobre la mesa, y tratando de calmarse puso su mano sobre su frente. Quería concentrarse en estudiar, pero ¿Cómo podría, cuando sentía a Alberto tan cerca aún estando a kilómetros de distancia?

Se tapó la cara con ambas manos, tratando de concentrarse.

—Ughhh, necesito concentrarme, tengo exámenes pronto.— se dijo a sí mismo, estresado y harto, solo quería descansar. Volvió a ponerse los lentes, tratando de volver a estudiar.

En ese momento, alguien tocó su puerta, Luca, quitando las manos de su cara dijo en voz alta:

—Pase.

—¿Pasa algo? Te ves estresado.— Giulia entró a su cuarto con un vestido blanco con flores amarillas, mientras trataba de ponerse unos aretes.

—Estoy... Estoy un poco estresado, pronto tenemos exámenes finales y no logro concentrarme.— Tomó el arete que tenía Giulia, para levantarse de su silla y ayudarla a ponérselo.

—Gracias.— le sonrió la chica, despeinando su cabello un poco.— ¿Qué es lo que no te deja concentrarte?

—Bueno, es que...—soltó un suspiro antes de continuar.— lo extraño mucho, yo... Solo extraño verlo todos los días.

—Estoy segura de que él también te extraña.— dijo Giulia dándole palmaditas en el hombro, tratando de animarlo.

—No es solo eso, de verdad lo siento cerca, siento que está conmigo aunque él esté lejos, solo no puedo pensar en otra cosa que no sea él.

Una semana en Genova- Alberca/ Luberto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora