Tranquilidad

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John recordaba cuando lo vio por primera vez.

A Lemar.

Le pareció un chico normal, común y corriente… un beta nada más. Un soldado más en el ejército británico, donde su padre le envió a enlistarse después de graduarse de la academia de alfas, pues como futuro Conde de Oxford, John debía tener una célebre carrera militar, o así lo quería su padre. Pero John solo deseaba… tranquilidad, la anhelaba cuando entraba en el invernadero de su hogar, anhelaba la paz de una vida normal.

Por eso, conocer a Lemar fue una salvación. Cuando se enlistó, sus ojos eran muertos, vacíos y abandonados, sin esperanzas de ser feliz. Pero Lemar vio más que eso, el beta de ojos oscuros y piel achocolatada, intentó darle luz a su vida, enseñarle a luchar y a tener esperanzas. John no entendía porque se esforzaba, pero al estar juntos en el ejército, al luchar codo a codo, al reír en las horas de vigilancias y cuidarse la espalda, entendió… que por primera vez tenía un amigo de verdad, un amigo interesado en él y no en su familia.

Quizás por eso le pidió a Lemar que fuera su guardaespaldas cuando terminaron el servicio, sabía que su amigo quería viajar, pero le pidió aquel favor, de una forma egoísta, porque no quería volver a sentirse muerto, ni solo, quería seguir aprendiendo a luchar por sí mismo, y sin Lemar, no sabría si podía hacerlo.

Para su sorpresa, Lemar ya había pensado irse con él y su amplia sonrisa solo hizo a John sentir la tranquilidad que tanto anhelaba, la seguridad de que Lemar no lo abandonaría.

Enamorarse de Lemar… quizás fue lo más fácil que le pasó.

También lo más peligroso que hizo, pues sabía que su padre no admitiría nunca aquello, su único heredero enamorado de un beta de casta baja… nunca, realmente nunca lo permitiría. Y por eso calló aquel amor que descubrió una tarde de abril, ambos caminando por el laberinto de flores que la madre de John tanto amaba cuidar y mientras hablaban del trabajo, mientras charlaban de cosas triviales, de la familia del beta, el cielo se volvió naranja atardecer y John, por casualidad, giró a mirar a su mejor amigo, encontrándose con su tonta sonrisa puesta en su teléfono.

Al parecer Lemar había conocido a alguien y aunque John bromeó con él, aunque fingió alegrarse, descubrió que aquello no le hacía nada feliz.

Porque estaba celoso, porque él jamás había hecho sonreír a Lemar así y lo odiaba, odiaba sentirse así, porque no era estúpido, sabía que era ese sentimiento… estaba enamorado y no quería negarlo.

Lemar era lo único bueno en su vida, ¿Cómo no iba a amarlo? Quizás por eso lo ignoró durante un tiempo y durante ese tiempo… su padre lo comprometió con Helmut Zemo, un omega dominante de Sokovia, recién nombrado Barón, al cual no soportaba desde que pateó su trasero en unas carreras de autos que organizaron sus academias cuando tenían 17 años.

No soportaba a alguien que podía hacerlo arrodillarse si estaba de malhumor, no soportaba a un omega tan independiente que quería comerse al mundo, cuando todo lo que deseaba John era paz y tranquilidad. No deseaba nada de eso, porque él deseaba solo a Lemar. Y explotó en ira, volvió a sentirse muerto, pero esta vez también molesto. Conoció a Zemo y supo que tampoco quería casarse, y quería decirle que lo apoyaba, quería decirle que odiaba todo aquello, que no quería aprisionarlo, ni tampoco ser aprisionado.

Su frustración estalló el día que vio a Lemar volver de una cita, apestando a omega, entrando a que aquella casa que solo le pertenecía a él, gracias a su recién nombramiento como Conde de Oxford, por lo cual vivía solo allí con sus empleados, contando a Lemar entre ellos.

Cuando lo vio, cuando lo olio, los ojos del alfa, que por naturaleza era dominante, aunque no tan poderoso como su prometido omega, se tornaron de un peligroso color rojo; todo se volvió un caos. Pues se lanzó contra su mejor amigo, destruyendo muchas cosas en el camino mientras le aplicaba una llave y luego dejaba salir sus feromonas para marcarlo con su aroma, aunque Lemar no sabía que estaba haciendo eso, su condición beta no lo dejaba darse cuenta de lo que pasaba.

Trinidad ~ Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora