Libertad

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Joseph Kurthson fue el primer hijo del capitán de la guardia real del rey Bor de Noruega del sur y el oeste, fue el hijo que debió cumplir la ley de entregar a los primeros hijos al ejercito noruego. Por lo cual, fue el hijo más desgraciado de la familia.

Los momentos más felices de su vida iniciaban con aquellos instantes de soledad con su madre, en la cocina de su hogar, oyendo historias del sitio donde su madre nació, américa. Sus hermanos también se sentaban allí, a oír esas historias, pero era Joseph quien más estaba enamorado de ellas. Anhelaba conocer aquel país, pero más que nada, anhelaba ser libre del pacto que hizo su padre con el rey. Nunca olvidaría el dolor que sintió al decirle adiós a su madre, a sus hermanos para luego iniciar su entrenamiento en el palacio real, a los 12 años.

A esa tierna edad, Joseph dejó su hogar.

Pero en aquel palacio, conoció a quien se volvería el responsable de otros momentos felices en su vida. El príncipe Laufey Borson, un malhumorado muchacho de 14 años que parecía odiar todo, pero al cual encontró jugando a los caballitos con su hermanito menor, el príncipe Thorfil de 4 años. Y contrario a lo que Laufey creyó, Joseph no se burló de él, solo le preguntó si podía jugar también, porque Joseph extrañaba a sus hermanos, extrañaba sentirse un niño.

Ese día se hicieron los mejores amigos, entrenando codo a codo, creciendo juntos, entre bromas y pequeñas aventuras, siempre siendo el apoyo del otro.

Un día, Joseph oyó a algunos guardias hablar sobre aliarse con noruega del norte, los Jotuns, para escapar de la tiranía del rey Bor. Al principio, Joseph pensó que era realmente un drama aquello de "tiranía", el rey Bor era terriblemente estricto no podía negarlo, pero no era cruel, ni tampoco injusto, el reino era prospero, el pueblo no pasaba hambre en ningún sentido, pero quizás, había desventaja para las castas débiles, eso era demasiado obvio. También las leyes eran fuertes, Joseph era un claro ejemplo de eso.

Por lo cual, comenzó a pensar en irse con los Jotuns, él no iba a ser tan estúpido como para traicionar tan obviamente al rey Bor. Él sabía que Laufey era su pase a la libertad, pues su mejor amigo deseaba reinar por lo tanto solo tenía dos opciones, asesinar a Odín y tomar su lugar el día de la coronación, o, casarse con la princesa Angeri de los Jotuns, prometer un heredero fuerte y coronarse rey de Noruega del Norte. Y como Joseph conocía bien a su mejor amigo, sabía que preferiría casarse un millón de veces con la princesa Angeri a hacerle daño a alguno de sus hermanos, Laufey era un alfa peligroso, sanguinario y salvaje, pero amaba a su familia con todo su corazón, por ello Joseph le había dado su lealtad, en especial porque estuvo a su lado cuando le avisaron de la muerte de su familia en un incendio forestal que arrasó con la villa donde su familia vivía. Laufey se quedó a su lado durante aquellos días, Joseph se lo agradeció siempre... por eso también se quedó a su lado cuando Thorfil murió; sabiendo que para un alfa protector como Laufey, aquello debió ser nefasto y quebrantador, su mejor amigo cambió de una manera profunda. Joseph no lo abandonó y se quedó a su lado durante un largo tiempo. Hasta que la coronación de Odín se acercó y con aquel suceso, la esperanza de al fin ser libre se iba desvaneciendo.

Aquello hizo que Joseph decidiera moverse antes de que Laufey se recuperara, sabiendo que sería castigado por lo que haría, realmente no le importaba, pues sería libre y Laufey recuperaría las fuerzas. Por eso se unió al grupo de alfas que trató de huir hacia el norte, por eso no luchó cuando fueron atrapados y por eso, le sonrió a Laufey cuando fue castigado, cuando el rey Bor mordió su pecho, provocándole un estallido de dolor que quemó en su piel.

El solo le sonrió... porque al fin era libre.

Y entonces su aventura en américa inició, sin conocidos, dinero o familiares allí. Llegó al sitio donde su madre había nacido, viviendo al fin la emoción de ser libre, aun con el dolor de ser un Delta. Y aunque Joseph se comportó como un estúpido, bebiendo, trabajando en sitios de mala reputación solo para gastar su dinero en apuestas, se sentía bien. Era su jodida elección aquello, al fin podía hacer lo que nunca hizo en su adolescencia, no tenía que pensar en luchar, en entrenar y en estar de pie todo el día montando guardia.

Trinidad ~ Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora