No Era

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Parte 1

Sharon Carter no era de la realeza, ni siquiera de la burocracia.

Sharon era la hermana menor de la directora de una reconocida academia, solo eso. Vivía a la sombra de todo lo que su hermana había logrado, Peggy Carter era muy reconocida, hasta ella admiraba a su hermana... pero también deseaba superarla.

Quizás por eso se llevó tan bien con Helmut Zemo y su pandilla de revoltosos. Ellos también estaban luchando por salir de las sombras de alguien de su familia, y ella, se sentía identificada con ellos. Quizás fue por eso que nunca cedió a los malos pensamientos de odiar a su hermana, en realidad, gracias a sus nuevos amigos, entre ellos su mejor amigo de la infancia, Tony, quien también tenía un severo odio por alguien de su familia, aprendió a vivir lejos de la sombra de su hermana.

Aprendió a ser Sharon y no la hermanita de Peggy Carter.

Y así fue que se volvió una omega dominante de las más destacadas en la academia. Rápida, fuerte, campeona de tenis y tiro con arco, elegante, educada, pero de lengua afilada y cerebro de tiburón. Creció en aquella academia, afilándose, preparándose para cuando le tocara salir al mundo.

—¿Qué harás cuando te gradúes? —preguntó Tony mientras caminaban por los amplios jardines de la academia—sé que tenemos 17 y 18 años, y aún falta un año para eso, pero me gusta pensar con antelación en lo que haremos.

—Te entiendo... Peggy cree que estudiare ciencias forenses—comento la rubia tranquilamente—ella aún no sabe que iré a quántico y entrare en el cuerpo de policías.

Tony arqueó una intrigada ceja.

—¿realmente quieres eso, Sharon? —preguntó pensativo—sabes... yo pensaba estudiar física, solo para poner a trabajar mi cerebro, pero ayer, después de hablar con Bruce, pensé... en que quiero estudiar Ingeniería.

La mayor lo miró sorprendida, pues sabía que su amigo no quería estudiar esa carrera por su padre.

—¿Por qué cambiaste de parecer? —preguntó.

—porque, aunque odio a Howard... amo quien soy—respondió y sonrió tristemente—y soy el loco de las invenciones... estudiare ingeniería, superare a mi padre, sin negar quien soy.

Sharon estuvo sorprendida y después de esa conversación, perdió el rumbo. Pues no sabía realmente que hacer, pensó en ir a quántico para superar a Peggy, quien fue agente de la CIA. Pero se estaba preguntando, si realmente era lo que deseaba.

—¿Qué te parece enseñar? —propuso Helmut un día, mientras limpiaban el salón de química, como castigo por haber hecho que uno de los experimentos de Bruce y Tony explotara.

Cosa que no hicieron a propósito y seguían arrepentidos de haber arruinado el proyecto de sus amigos.

—lo pensé—admitió ella desde el escritorio del profesor, subida en este, mientras limpiaba unas manchas en el techo—pero... no sé si tenga la suficiente dedicación, me gusta, pero creo que un maestro debe ser alguien entregado a lo que hace.

—Ciertamente—apoyó el castaño resoplando y caminando hacia la ventana, solo para ver si Loki continuaba barriendo las hojas que caían por el otoño, el también estaba castigado, pero fue por golpear a un chico que, al parecer, había dicho algo respecto a su recién nombramiento como único heredero de Noruega del norte.

Sharon pilló la mirada de Helmut sobre Loki y suspiró, sabiendo que su amigo estaba descontrolado desde hacía ya un año atrás, cuando supo los secretos que su familia le guardaba; ya no era el mismo Loki travieso y amoroso que conocían, solo era alguien amargado, de lengua venenosa que odiaba a los alfas y pasaba todas las semanas peleando con quien abriera la boca y dijera cualquier cosa sobre el estado político de Noruega.

Trinidad ~ Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora