Enamorado

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Su nuevo trabajo le daba mucho dinero, bastante en realidad. Y no le extrañaba en lo más mínimo, porque era muy obvio que George Barnes iba a pagarle un buen sueldo a cambia de tenerlo entre sus filas. Un año después de llegar a New York fue que entendió esa expresión de "entre mis filas", George Barnes estaba formando un pequeño ejército.

Para cuidar de su familia, ¿Por qué? Nunca explicó específicamente la razón, pero si le dijo que Wakanda tenía mucho ver, porque al final, su batalla era contra ellos. Y Marcus no continuó preguntando, venia de trabajar para personas que no deseaban oír preguntas, así que no estaba acostumbrado a hacerlas, ni siquiera a preocuparse por eso. El solo oía y obedecía.

Pero George no quería eso de él, oh no, no... George Barnes quería más.

Y Marcus, dos años después de comenzar a trabajar para el alfa, lo culpaba completamente de su enamoramiento por él. Porque no fue lo que esperaba, Si, era bastante odioso, amargado y serio... pero no era distante. Aunque esto podría interpretarse de muchas formas, para Marcus la distancia era igual a la desconfianza y la indiferencia, por ende, personas que lo trataban con esas cualidades, eran distantes a él.

George no era distante, confiaba en él, tanto para dejar que fuera el único en cocinarle sin dudar en su comida, en si lo envenenaría. Le contaba sus planes, no todo el tiempo y tampoco con detalles, pero se encargaba siempre de mantenerlo informado, con el alfa aprendió que no debía preguntar, no como con sus otros jefes, porque al final, George iba a contárselo. Esa muestra de confianza... fue la flecha, ¿y el arquero? Definitivamente el jodido de George Barnes haciéndose el estúpido.

Porque Marcus sabía que él era pésimo disimulando algunas cosas, como que se levantaba siempre a la misma hora que su jefe, solo para fingir que iniciaría sus labores como mayordomo, cuando en realidad solo perdía el tiempo mirando a George entrenar en el jardín de la casa. La primera vez fue un accidente, después se hizo costumbre, era su ritual favorito. Se levantaba por las mañanas, se preparaba para su día de trabajo y luego corría hacia la cocina, hacia la última ventana, donde se veía perfectamente a George entrenando en el jardín.

Y el alfa lo sabía, porque George, al igual que Marcus, era un guerrero, sabia cuando lo miraban. ¿pero hizo algo para cambiar eso? ¿se fue al gimnasio donde Marcus no tenía excusas válidas para entrar, aparte de mirarlo fijamente? No, el hombre continuó entrenando, se hizo el tonto y continuó torturando, y alegrando, las mañanas de Marcus.

El irlandés a veces se avergonzaba, pero eran muy pocas esas veces y siempre terminaba volviendo a la ventana de la cocina, con un vaso de su chocolate favorito, mirando fijamente a George entrenar. Y era productivo, a veces dejaba de ver las fuertes piernas del mayor y su espalda, también sus pectorales, esos deliciosos y grandes pectorales.

"Dios, perdóname, pero parecen senos" solía pensar el beta, imaginando que apretaba y mordía esos pectorales, como si fueran senos grandes.

La mayoría del tiempo se perdía en esa gloriosa vista y cuando no era así, lo miraba fijamente para estudiar los métodos de entrenamientos que usaba. Luego, por las noches, cuando era su tiempo libre, repetía esos ejercicios, pues obviamente también debía mantenerse en forma.

Pocas personas descubrieron el pasatiempo favorito del joven irlandés, que por norma era reservado y amable, con una máscara de cortesía que George sabía que ocultaba a un guerrero de afilado humor sarcástico y rebelde. En esa casa solo conocían dos personalidades del peli naranja, o su ya conocida amabilidad y cortesía, o su rebelde mirada sarcástica que emergía solo cuando lo enfadaban. Bill, el asistente de George, conocía una tercera, y porque sin querer atrapó a Marcus tratando de fingir que no había sido encontrado viendo fijamente el trasero de George cuando este se agachó a tomar el balón de básquet con el cual había estado jugando minutos antes.

Trinidad ~ Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora