Giuramento pt4

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Disclaimer: Elsiguiente capitulo contiene escenas violentas, tanto psicologicas como fisicas.se recomienda leer bajo su responsabilidad. Sobre el video adjunto en el capitulo,recomiendo tambien esperar a mi señal para darle play y asi disfrutar mejor dela lectura

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Helena seguía preocupada, caminaba por los pasillos de su hogar, extrañando a su esposo e hijo. Y también extrañando a Lissandra. La joven alfa estuvo en su hogar siendo un fantasma, fingiendo estar bien aun cuando no era así. Y eso, para Helena, no fue malo, porque a pesar de estar rota, la joven seguía intentando estar bien para los demás.

Para no herir a Heinrich en especial.

Su esposo no llevaba bien la muerte de su mejor amigo, pero sobretodo, no llevaba bien la pelea entre Jasón y Lissandra, porque fue Heinrich quien recogió a Jasón del aeropuerto cuando llegó por primera vez a Milán, fue su esposo quien llevó el chico a la casa de Damiano. Y se culpaba, así como sabía que Lissandra se culpaba.

Y ambos eran tan tercos que no expresarían su dolor, solo se harían los fuertes para no preocupar al otro, cuando en realidad solo hacían todo lo contrario. Helena lo había visto en las veces que Lissandra huía al invernadero para llorar o Heinrich se iba a su oficina para hacer lo mismo, para que nadie los oyera, para que continuaran siendo los fuertes alfas que se mantenían seguros, para no preocupar a quienes amaban.

Por eso fue Helena quien se mantuvo firme por ambos. Fue a ella a quien Lissandra permitió entrar al invernadero, aun cuando lloraba, para sentarse a su lado y acariciar su cabello, sin hablar, solo acompañándola. Fue Helena quien comenzó a trenzarle el cabello, y Lissandra lo mantuvo así por gratitud. Fue Helena quien le advirtió a la familia en Italia que le dieran su año de luto o no volvería jamás, ella misma se encargaría de que la menor descansara sin presiones. Fue también Helena quien llevó una bandeja de té a la oficina de Heinrich, servía él te de cerezos, ignorando los gruñidos de su alfa y se sentaba junto a él, leyendo el periódico, acompañándolo, haciendo como que no le dolía su llanto, solo acompañándolo. Fue ella quien le sugirió lo del psicólogo, claro que Heinrich lo expresó mal, por eso fue ella quien buscó al psicólogo, el más empático, que pudiera ayudarla.

Y así estuvo cuidando de ambos por aquellos largos meses; amonestando a Heinrich cuando presionaba a Lissandra, impulsado por su dolor y miedo de perderla. Regañándola a ella cuando se reprimía y no le contaba a Heinrich lo que sentía, cosa que a ella tampoco le contó, pero al menos le hacía saber que había algo.

Estuvo allí y ahora que no podía estar cerca de ambos, estaba preocupada de perderlos.

--yo... quiero protegerlos—murmuró entrando al invernadero, para regar sus plantas, un pasatiempo que le contagió a Lissandra.

Pero se quedó quieta cuando vio junto a sus tijeras y su regadera, una pequeña hoja blanca que olía a tinta negra. Se acercó con cierto temor y la tomó para reconocer la letra de Lissandra al instante.

Traeré al primo Heinrich de regreso, prima Helena, me asegurare de que vuelva a salvo.

Y trataré de volver completa... tratare...

Gracias por todo, te quiero.

Att: Lissandra.

Y Helena sintió sus ojos arder antes de abrazar la nota contra su pecho, suplicando en bajos susurros llenos de dolor, que Lissandra no se perdiera y volviera a sus brazos.

Trinidad ~ Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora