ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 1

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Los recuerdos de mi vida los tengo claros, entre juegos, algunas peleas, muchas travesuras y esos dos están en cada uno de ellos. Los pícaros y traviesos ojos de Cole y los tiernos y serios de Vince.

En uno de mis más vagos y viejos recuerdos, estábamos ahí, jugando en el patio del jardín de niños, solo los tres, ya no recuerdo si los demás nos excluían o si nosotros los excluimos a ellos, solo se que siempre fuimos solo nosotros. En este recuerdo jugábamos al barco pirata o algo por el estilo, Vince y yo éramos los marineros y Colt el capitán, seguíamos sus órdenes y reíamos hasta que este cayó al suelo rompiendo su pierna, Vince corrió despavorido a pedir ayuda al aula de maestros y yo solo tome su mano derramando lágrimas, creo que ese momento tiene un lugar especial en mi corazón, creo que desde ese momento nunca lo quise soltar otra vez.

Nunca me hubiese imaginado la manera en que terminarían las cosas entre nosotros tres.

Nunca hubiese imaginado que lo qué pasó esa noche rompería el perfecto balance de nuestro mundo y pondría en juego nuestra amistad.

Claro, todo eso y lo que él y yo compartimos.

[...]

—Si anota esta vez también, ganarán el juego— Afirmó Vince con un tono más fuerte de lo usual por el ruido del estadio de la preparatoria. Llevaba puesta una gorra azul dejando algunos de sus rubios cabellos escaparse por debajo de esta, una chamarra varsity de esas que odia usar por lo que según él representan y unos jeans ajustados.

Su afilado y casi femenino perfil fue lo que observé en él antes de contestar.

—Te apuesto 10 dólares— Apunte a su rostro con mi dedo índice haciéndole sonreir de lado como acostumbraba arrugando las mejillas —A que ese idiota falla en la última jugada.

—Lena, Lena, Lena— Negó con la cabeza y chasqueó con la lengua varias veces —¿Nunca aprenderás que apostar contra mi es inútil?

—Vince, vince, lindo niño dorado— Rodó los ojos por el apodo que usaba su mamá cuando éramos pequeños- Solo observa y calla mi buen amigo amigo.

—Bien, que conste que eso querías Lena.

Apostar con Vince es algo que hacemos regularmente, le gusta apostar, y a mi me gusta molestarlo con la seriedad que le toma a algo tan tonto.

—Colt tiene la pelota, Colt corre por el campo a toda velocidad— Gritaba el estudiante encargado de narrar el partido contra la preparatoria rival, y en efecto, ahí estaba Colt y tenía la pelota, Colt corre hacia la zona de anotación con sus musculosas pero muy ágiles piernas —¡Colt! ¡Colt! ¡Touchdoooown!

Decir que el público enloqueció era poco, el público corrió literalmente al campo de fútbol a celebrar, abrazar y tirar sus bebidas mientras la banda escolar sonaba fuerte con una canción alegre.

Este era el penúltimo partido antes de aventurarnos en el último año de preparatoria.

Vince estaba cruzado de brazos en su asiento con una sonrisa que se marcaba en sus mejillas.

—Vamos

—Míralo, rodeado de todas esas personas, lo están cargando, idolatrando como un dios, no podemos acercarnos a él, hay muros a su alrededor.

Dude en sí volverme a sentar junto a Vince, era verdad, Colt es muy popular, siempre rodeado de gente, siempre pareciendo inalcanzable incluso para nosotros.

Y como si nos hubiese escuchado, lo vimos salir de la multitud, sin su camisa. Este hombre estaba esculpido, era perfecto, su torso con un ligero sudor y sus brazos con uno que otro tatuaje se movían en nuestra dirección.

Rojo SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora