2 .- ¿Todo el verano?

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Valeria Schimdt :

Dentro de la camioneta me colocarón una venda negra en los ojos, mientras escuchaba que afuera Henry estaba siendo golpeado

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Dentro de la camioneta me colocarón una venda negra en los ojos, mientras escuchaba que afuera Henry estaba siendo golpeado.

—¡Me retractó!—alzó la voz con firmeza—¡Matamé a mi, pero dejála a ella, soy yo el culpable de todo!.

Sus palabras eran clavos en mi corazón, ya no podía creer nada de lo que saliera de su boca, mis lagrímas salían y salían sin poder detenerlas.

—Ella vale más de lo que te imaginas—contestó uno de los hombres—Ahora vete a tu casa.

Tenía muchas ganas de salir y darle un puñete en el rostro hasta dejarlo tirado en el piso suplicando perdón por lo que acababa de hacerme, nunca creí que podía llegar a hacerme algo así. Me odio tanto por subirme a su auto.

—¡Te devolveré todo el dinero!—escuché que los hombres que estaban junto a mi bajarón del auto—¡Lo juro, lo haré!—Henry seguía intentando negociar.

Calcúlaba que aproximadamente eran 5 o 4 personas, una de ellas me rodeó con los brazos, la otra me metío al auto, la siguiente me vendo los ojos y el último es el "jefe", él claramente no hace ni un carajo.

—Que parte de "La perdiste" ¿no entendiste?—Henry soltó un quejido de dolor, me alegraba saber que estaba sufriendo como yo—Me haces perder el tiempo ¡Vámonos!.

Las ataduras de mis manos estaban muy bien hechas, pero las de mis pies eran todo lo contrario, con un solo estirón podía romperlas y salir corriendo, solo debía encontrar el momento preciso para hacerlo.

—Ponle música para que no escuché nada—ordenó otra vez el jefe, quien ya se encontraba dentro del auto con los demás—¡Te vas a ver muy hermosa cuando ganes dinero para mi!.

Lo que imaginaba era que iban a prostituirme y todo el dinero se lo quedaría él, yo estaría encerrada por años y jamás volvería a ver a mi madre o al idiota de Spencer, mientras tanto la música que colocaron no era del todo mala "David Bowie" es un genio.

—No te muevas mucho princesita—uno de los chicos respiró en mi cuello, acariciando un poco mis piernas—Te va a gustar cuando lleguemos—repartío un desagradable beso en mi mejilla, cerró una puerta que parecía ser la que separaba el auto con la maletera.

Pasaron como 30 minutos de viaje, otra vez mis manos suplicaban ser libres, y mis pies también, la música no me dejaba pensar en escapar, y no ver nada no estaba ayudándome mucho.

—Espera, ella no va a darse cuenta—dijo uno de ellos—La música esta muy alta, ni siquiera nos escucha—recalcó, pero no imagina que si lo escuchó, un poco, lo siguiente es borroso.

Otros 20 minutos más pasaron, mis manos tocaban todo el espacio, estiré mis piernas con fuerza y como lo esperaba estas se rompieron con facilidad, tenía algo libre, al fin, sacudí mucho mi cabeza, hasta que los audífonos salieron de mis orejas, ahora podía escuchar los baches y como el auto se movía en el camino.

—Falta poco para llegar—declaró el jefe, tenía una voz muy grave—Todo tiene que estar listo para cuando lleguemos.

Sabía que era hora, a donde quiera que me llevaran ya no tendría salida, si entraba a ese lugar, jamás iba a volver a ver a mamá, ni a nadie, saqué la venda de mis ojos, y todo era muy blanco como si el sol estuviese frente a mi, cara a cara, entonces abrí la maletera y me lancé sin pensarlo.

—¡Mierda!—exclamé del dolor, parece que no habían notado mi ausencia—¡Carajo mi cabeza, auch!—toque mi nariz estaba sangrando, era espantoso, hasta que escuché al auto frenar y empezó la carrera de mi vida.

Estaba tan mareada y mis ojos aun no regresaban a su normalidad, mis piernas avanzaban en cualquier dirección, mientras mis manos aún atadas peleaban por zafarse, sentí que alguien corría detrás o cerca de mi.

—¡Búscala!—ordenó otra vez uno de los idiotas, que si, eran muy idiotas—¡Ahora!—no era por presumir pero, estabamos en un bosque, y mis piernas eran más confiables que Henry.

Me sentía a salvo, ya que el hombre que me perseguía tomó otra dirección, escuché como se lamentaba por no haberme encontrado y llevado con su patrón, esperé a que estuviese muy lejos de mi para poder salir de mi escondite, estaba dentro de un árbol viejo y sucio.

—Mi blusa favorita—hice puchero al ver mi blusa completamente empapada de sangre y tierra—Bueno, al menos no serás prostituta.

No conocía ese lugar, todo a mi alrededor eran árboles y más árboles, pues en el auto habían pasado 50 minutos, estaba en las afueras del pueblo, muy lejos de casa, con un grupo de hombres muy peligrosos trás de mi, que no van a detenerse hasta llevarme con ellos y pagar una deuda que no me corresponde.

—¡Jodansé!—maldije internamente, mientras caminaba mirando al suelo, con mi falda rota y media blancas sucias—Yo confíaba en ti Henry, realmente lo hacía.

El sol se iba asomando, dando a relucir sus rayos, sobre mi piel parecían ser llamas, eso me hacía más difícil caminar, no había bebido agua por un largo rato, y mucho menos meter algo comestible a mi boca, nada.

—Debí comer más en el desayuno—me reproché, enserio mi barriga no paraba de rugir—¿Por qué no hay comida rápida en bosque?.

No podía verme al espejo, pero sabía que mi cara estaba un desastre, que tenía sangre, que mi cabello estaba desordenado, y que todo mi cuerpo estaba cubierto de tierra, pero, Hey!, tenía una cajeta de cigarros que le robé a Henry. Pedazo de idiota.

—¡La guerra del color será muy pronto muchachos!—alguien gritaba desde muy lejos, a penas podía escuchar la voz—¡Listos para salir y ganar!.

Apresuré el paso entre los árboles, si hay voces, hay gente, y si hay gente, hay ayuda, pero no podían saber lo que me pasó, llamarían a la policía, me regresarían a casa, y toda mi familia estaría en peligro.

—¿Campamento Nightwing?—fruncí el ceño con curiosidad extrema—¿Todo el verano?.

Lessa_✨

GUILTY #1 - Ziggy Berman, Nick Goode Y Tú - Fear StreetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora