XIV: Sink To The Bottom

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"Hemos recibido noticias de Ringo Roadagain, capitán" El más alto dirigió sus ojos hacia su comandante más viejo, alzo una ceja levantándose de su asiento mientras cerraba de golpe el libro que leía hacía ya unos momentos.
"Que es esta vez?" Cuestiono sin mucho interés mirando que a los lados de Pucci se encontraban los otros dos hombrecitos, quienes no se molestaban en dirigirse la palabra o si quiera la mirada, Pucci extendió el objeto hacia su adorado capitán recibiendo por respuesta un sonido interrogatorio.
"¿Un... periódico?" preguntó tomándolo y extendiéndolo para sí mismo antes de leer con franqueza la enorme noticia del día, parecía ser de 4 días atrás.
"Primer decreto del rey Nicholas" comenzó a hablar en voz alta sentándose en su asiento correspondiente e invitando a los otros a repetir su acción. El más joven de esos cuatro acato su orden, atento a las palabras del capitán sobre nuevas noticias de su desafortunado hermano.
"Mis queridos súbditos..." una mueca de desagrado se formó en el rostro de Dio, posteriormente intentar leer con normalidad. "Es un verdadero honor servir ante este reino; les aseguro que en todos los años en que esté a su disposición haré lo mejor tanto por el reino como por ustedes..."
"La primer acción para mejorar este reino será atrapar a los malhechores que roban todas nuestras riquezas para únicamente su bien personal comenzando por la tan temida Phantom Blood... Hemos de atrapar a todos ahí mismo y pronto, cuando nuestras fuerzas hayan ganado, el fruto de la riqueza para toda Inglaterra florecerá. Tan solo pido paciencia, un insignificante momento comparado a los años que tendremos en este reinado... he de escuchar sus quejas, pero no en este momento que me dedico a eliminar a todo mal para nuestro grato pueblo puesto que de igual manera, ahora yo pido que abran sus corazones hacia mi hermano, el príncipe Jonathan para rezar por él, quién está sumado en un momento ingratificante... Recemos todos por la nueva era, y que la paz esté con ustedes." Terminó de hablar altanero y con los dientes chocando contra ellos mismos, pronto, justo después de que el más grande terminase de leer soltaría una escandalosa carcajada soltando el periódico sobre la mesa y cediéndolo a los otros; astuto, Diego lo tomo para releer lo que su consanguíneo había leído.
"Príncipe... No tenía idea de que el rey tuviese un hermano" comentó mientras que intentando esconder su nerviosismo, Johnny acercaba su cuerpo hacia el de ojos aguamarinas intentando leer por sí mismo.
"Yo tampoco" claramente mintió para no alzar demasiada sospecha, Diego le miro de reojo antes de volver la vista hacia un par de imágenes justo a un lado de ese decreto, dos intentos de retratos pues lucían hechos en pocos segundos de forma desarreglada, el rey Nicholas en uno de ellos y al parecer un niño joven de otra.
Los ojos de Johnny de igual manera se dirigieron a la imagen de la persona más joven retratada, sus cejas se fruncieron la darse que efectivamente era él.
"Maldito astuto..." susurro de forma casi inaudible, aunque no lo suficiente como para que no llegase a los oídos de Diego.
"¿Qué dijiste?" pregunto curioso ante los susurros del más joven, quien se exalto al notar que había pensado en susurros, nuevamente.
"Nada que te importe, tonto" sus dientes chocaron entre ellos mirando fastidiado al más alto, quien simplemente rodo los ojos al no recibir una respuesta.
"Contigo es imposible de lidiar" Le dijo manteniendo su distancia con Johnny dejando el periódico en la mesa de nueva cuenta para no compartir espacio con el más joven, quien rodo los ojos tomándolo y releyéndolo.
"Maldito hijo de puta... eres astuto" murmuro mirando fijamente la noticia, rechinando sus labios y con las cejas fruncidas, mientras tanto Diego le miraba recargado en la pared, examinando cada movimiento de su 'enemigo' en cuestión.
"príncipe Jonathan..." Se dijo en un susurro audible únicamente para él. "es tan extraño como convenientemente... que los nombres se parecen" recordó la imagen del niño, el cual asumió que era el hermano menor del rey en la época de las décadas sombrías, negó con la cabeza... ellos dos no tenían ni una similitud, además hacia conclusiones apresuradas.
Diego resoplo aliviado al notar que DIO había terminado de carcajearse, casi llorando de la risa limpiando la humedad en sus ojos y levantándose de su asiento.
"Bien... viendo que este supuesto nuevo rey cree que puede acabar con nosotros... debemos comenzar a mantener la guardia alta" más que seriedad había burla en sus palabras, pero lo decía de una forma tan... encantadora, que cualquier que no conociera los trucos del capitán quedaría hipnotizado y empático con él. "¿Así que, por qué no hacemos una parada en Gibraltar?... para apoyar la causa del rey" juntó sus palmas caminando hacia Pucci, el cual asintió como un perro a su amo. "¿Qué dicen ustedes... mis preciados comandantes?" su vista se dirigió a Diego y Johnny.
"Yo lo apoyo totalmente, capitán" le contesto intentando disimular el rencor a su hermano, tan fascinado por su forma de hablar. Por la parte de Diego; este simplemente rodó los ojos cansado mientras que llevaba su cabello hacia atrás y la joyería en sus orejas se movían frágiles.
"¿No da lo mismo? Al final harás lo que se te dé la gana" contesto recibiendo una risa de su hermano, acercándose con tranquilidad a Diego.
"Hermanito... tan amargado como siempre" revolvió los cabellos de su semejante, desordenando lo que había ordenado el muchacho segundos atrás, recibiendo por única respuesta el rostro molesto y fastidiado de Diego siendo acarreado por el capitán como si tuviese 10 años aun. "Entonces está decidido mis fieles subordinados, haremos una amistosa parada en Gibraltar" decidió saliendo de la cabina de 'reuniones' dispuesto a ordenar a los tripulantes que se desviaran.
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"No lo sé Blackmore... aun no me convence el decreto que hice" Nicholas hablo mirando inconforme el periódico, con la vista fija sobre todo en ese retrato de su hermano con nueve años. "Quizá fui muy ¿obvio? De lo que quería hacer" le comento a su sirviente, quien suspiro antes de contestarle al pelirrojo.
"Es justo lo que el pueblo quería escuchar Su Majestad... le aseguro que no pudieron haber mejores palabras" reconfortó al joven rey, el cual dejo su frustración volteando a mirar a Blackmore.
"¿Crees que Phantom Blood recibió el mensaje?" pregunto jugando con el lápiz a su lado, Blackmore, mas distraído de lo usual asintió.
"Le aseguro que el príncipe Jonathan ya leyó su decreto" juró mientras que Nicholas murmuraba.
"No lo sé... Realmente debo lograr que Johnny se dé cuenta que no me rendiré hasta tenerlo aquí" apretó con suavidad el lápiz en su mano mirando intranquilo a un punto fijo, Blackmore sonrió tan cansado como usualmente, acercándose al rey.
"Le aseguro su grandeza, que lo logrará... Incluso el amor y respeto de la gente se ha ganado con este decreto". Recibió una sonrisa del pelirrojo, tranquilizado ante la confortante charla de su sirviente.
"Tienes razón..." Miró su reloj de bolsillo antes de volver a hablar al de la coleta. "Lo he olvidado, tengo una importante juntada en un par de horas" Blackmore pareció confundido, no había ninguna juntada agregada en su horario de aquel día.
"¿Una... Juntada?" Cuestionó recibiendo la mirada del oji-azul.
"Sí... Nada del otro mundo. Llama a Ferdinand, que vaya a mi habitación y después de eso tienes un par de horas libres, no es necesario que vengas junto a mí" se levantó de su asiento, recogiendo su saco y colocándoselo vagamente, el más viejo atinó a asentir mirando al rey alejándose; con rapidez se acercó al teléfono de pared y apresurandose a llamar al taller de Ferdinand y rogando por que tomara la llamada.
"¿Sí?" Preguntó la voz al otro lado del teléfono, Blackmore suspiró aliviado antes de contestar.
"El rey ha solicitado tu presencia en su habitación" escuchó el confirmar del costurero, posteriormente colgar la llamada.
Miró hacia abajo limpiando sus manos ya limpias en sus ropas antes de resoplar sin saber que hacer.
'¿Por qué no buscas un pasatiempo?' escuchó la voz de Mountain Tim resonar dentro de su cabeza, se quedó mirando hacia un punto fijo sin estar completamente seguro de lo que le dijo.
"Un Pasatiempo... ¿Solo haces algo?" Preguntó rascando el puente de su nariz. "No lo entiendo... ¿Debo hacer algo que me guste por un largo periodo de tiempo...? ¿Como servirle al rey?" Se cuestionó intentando adivinar cómo es que se debía hacer tan gran enigma.
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Mountain Tim se aseguró que nadie lo viese entrar al riguroso cementerio exclusivo a la familia real, con Ghost Rider esperando en la entrada, Tim comenzó a leer en los nombres uno a uno, hasta dar con lo que deseaba, el nombre de Anne Joestar se encontraba tallado en esa piedra, se quitó el sombrero y se hincó contra el lodo restándole importancia a sus pantalones cubiertos de suciedad.
"Mi amada..." Bajó la cabeza con el sombrero en el pecho y con los ojos cerrados completamente. "Lamento no acudir a ti desde hacía tiempo, me he encontrado en percances fatídicos" susurró solo para que la tumba de su amada escuchara los secretos que tenía por oír.
"Guíame por favor... Dame paciencia, que no sé que hacer, ¿Cómo se supone que deba a ayudar a Johnny?" Preguntó con nulas esperanzas de recibir una respuesta. "¿Cómo... Cómo puedo guiar a mi Johnny para que cumpla su sueño?" Escuchó el canto de los pájaros hacerse más alejado y el chocar de las hojas detenerse casi en seco; pronto, reconocería el olor de flores frescas, al instante alzando la cabeza; su querida Anne estaba ahí, mirando curiosa al hombrecillo y sentada en la orilla de su misma tumba.
"Tim". Salió de su pálidos labios, mientras Mountain Tim seguía sin creerse aún que tenía al amor de su vida frente a sus ojos. "Tu herida ha sanado" soltó nuevamente simplona, como siempre solían ser sus palabras.
El macho soltó su sombrero sorprendido, sin saber cómo reaccionar, había creído que todo había sido una alucinación en su situación de demencia.
"A... Anne" no movió ni un dedo compartiendo conexión visual con la rubia, quien únicamente sonrió ante eso.
"Necesitas una respuesta... ¿No es así?" Preguntó en su habitual tono juguetón, tranquilizada, no recibió respuesta del de la cicatriz.
"Guiar a mi sobrino desde lejos sería una barbaridad" no despegó la mirada del más viejo. "Nicholas comienza a perder su razón... Al igual que Johnny" susurró jugando con sus dedos. "Solo es cuestión de tiempo para que ambos se corrompan, de distintas maneras. Uno ya estaba corrompido y el otro solo siente soledad" agregó mientras Mountain aún procesaba a la mujer a su frente. "Tan solo asegúrate que Nicholas no haga una tontería, no te dejes llevar; recuerda que somos los malos... Deja que Johnny provoque la era de la renovación" susurró como si las otras almas los fuesen a escuchar. "Lo haría yo, pero ya sabes... Estoy muerta" sonrió observando a Mountain Tim acercarse."Tan solo asegúrate de que Nicholas no haga una tontería contra su propio hermano... Es capaz de dejarlo sin movilidad para tenerlo solo para el" pronto el canto de los pájaros comenzaría a volver a escucharse tan alejados, Anne volteó hacia el sonido.
"Entonces es hora de irme..." Mountain negó intentando tocarla sin éxito, aquella bella mujer comenzó a desvanecerse lentamente. "Gracias Mountain Tim... Nos volveremos a ver" el más alto negó, negó intentando aferrarse al aspecto de Anne, frustrado con ira al no poder abrazarla una vez más.
Y cuando aquella se desvaneció todo volvió a su curso, los pajarillos cantantes y el chocar de las hojas.
"Tan solo espera... Un poco más" dijo recargandose en la tumba de Anne y sin creer lo que había pasado segundos antes. "Oh mi Anne..." Susurró acariciando la tumba con nostalgia, "Cuánto daría por abrazarte una vez más".
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Diego suspiró volviendo a su lugar establecido para trabajar junto a Johnny, el cuál le miró intrigado ante aquel respiro pesado.
"¿Sucede algo?" Preguntó intentando no ser descortés por primera vez con ese idiota.
"La misión a Brasil se ha aplazado nuevamente" comentó con la sequedad que solía usar con Johnny, aquel ignoró ese mismo hecho antes de cuestionar nuevamente.
"Uhm...¿Y eso es malo?" Diego no respondió al instante, pareció pensarlo un par de minutos para después negar con la cabeza.
"No, al contrario... Mientras más se aplace todos estaremos bien" finalizó mirando hacia el mar con brújula en mano y sostenido de una cuerda.
"¿Por qué?" Interrogó Johnny sin pensar, recibió la mirada de Diego, el cuál se encontraba indeciso de contestar la verdad.
"Aún no es tiempo que lo sepas, Jonathan" evitó la charla, entregándole la brújula a Johnny y tomándolo de la cintura para asegurarse que el novato no resbalaría de la humeda madera, ninguno de los dos disfrutaba el contacto entre sí.
Johnny gimoteó incómodo.
"¿Debemos hacer esto cada vez que vigilamos?" Preguntó sintiéndose asfixiado por la presencia de Diego tan cerca suyo, escuchó el bufido del más alto.
"No creas que yo lo disfruto" gruñó entre lineas. "Puedo soltarte, pero si te caes será responsabilidad mia" le comentó sin recibir avance, Johnny volvió a sentirse sofocado.
"Puedo sostenerme solo" murmuró bajo, pero no lo suficiente como para que Diego no lo escuchase. Aquel suspiró fastidiado.
"Bien, si eso quieres" alejó la mano de la cintura del príncipe y manteniendo su distancia como debía ser. Johnny se sostuvo de la soga mientras suspiraba aliviado; el gusto le duraría poco, pues una ola furiosa golpearía el barco y lograría que el más joven se resbalara (como estaba previsto) así obligando a Diego a atraparlo con la mano libre, impidiendo una tragedia.
"¿Tenía o no razón?" Preguntó burlesco, Johnny bufó dejándose sostener por Diego de la cintura. "No adelantes las cosas a su tiempo, sigues siendo un novato" le comentó apretando el agarre en sus cintura al recibir otra ola furiosa, era agotador soportar su peso y el de aquel pecoso, definitivamente en la guardia del día de hoy dormiría un poco.
"Bien... Diego" DIO se acercó a su consanguíneo, al parecer después de gritarle un par de cosas a quien dirigía el barco, miró por un par de segundos la posición en la que se encontraban los comandantes. "Creí que se odiaban" alzó una ceja juicioso, al instante recibiendo una separación de ambos muchachos y a Johnny bajando de la orilla del barco para alejarse aún más del de ojos aquamarinas.
"Lo hacemos" Diego chocó los dientes entre sí, bajando de su guardia para charlar con el capitán. "¿Qué es lo que quieres?" Preguntó aturdido ante la molestia de su hermano, el cuál rió como de costumbre.
"Llegaremos a Gibraltar en 3 horas... Asegúrate que nadie nos siga... Uh, ya sabes" le comentó recibiendo el asentimiento fastidiado de Diego.
"Ese es mi trabajo" rodó los ojos para después quedarse en silencio. "Aún es tiempo de que podamos retroceder" le aconsejó vagamente, mirando cómo DIO cambiaba de rostro.
"¿Por que lo dices, hermanito?" El más joven de los dos rascó su barbilla sintiendo el aire marino golpearle.
"Sabes muy bien que Gibraltar tiene gran seguridad".
"¿Y...?" Preguntó sin interés ante la recomendación del más bajo.
"¿Vamos a ir de verdad solo para darle un aviso a ese imbécil?" Preguntó Diego cruzado de brazos y recibiendo una espléndida confirmación.
"Por supuesto que sí Diego, así funciona esto... No dejaré que ese tal rey nos humille" se excusó con un usual tono de voz vengativo.
"Es tu tripulación a fin de cuentas" soltó cansado de la mierda de DIO, el cuál únicamente formando un gimoteo fastidiado.
"No hay que preocuparse por eso, solo será una cordial visita" Irónico le dijo al ver a Diego a mitad del camino, quien hizo caso omiso a las habladas del capitán.
"Jonathan, deja de holgazanear. El descanso terminó; vuelve a nuestra guardia" le habló mientras aquel suspiraba harto, despidiéndose de Gyro con la mano y dejándose guiar por Diego hacia la punta del barco.
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Blackmore vio al rey irse desde la ventana, entrando en el carruaje mientras los caballos comenzaban a andar y finalmente llevarlo a un lugar del que él no tenía idea.
Suspiró cansado, había intentado de todo... Coser, tocar una melodía en violín; la cuál le había salido de maravilla claro, pero no estaba convencido de gustarle más que para darle diversión a su majestad, todo lo que hacía no parecía gustarle porque no le divertía, el hecho de saber hacer todo eso porque fue obligado a ser perfecto le daba asco.
En aquel momento fue, cuando quitó la vista de la ventana que recordó que había algo que aún no intentaba, rápidamente intentó dirigirse hacia esa sala. La sala en la que solían pintar retratos familiares, Blackmore intentaría pintar, porque ¿Qué tan malo podría ser?
Ahí, el sirviente no supo comenzar y eso le emociono, le hizo sentir emoción probar algo nuevo. Es decir ¿Para qué se le enseñaría algo tan inútil como la pintura si él no sería pintor?
Se preguntó sintiéndose libre, tomando un lienzo, pintura y un par de brochas.
Suspiró tranquilizandose, pronto comenzaría a retratar lo que le viniera a la mente, únicamente trazos que no hacían más que alegrar a Blackmore, no entendía lo que hacía pero le gustaba, se sentía bien simplemente creando bonitas lineas.
"¿Blackmore, estás aquí?" Escuchó la voz de Mountain Tim llamarle y pronto, entrar a la habitación.
"Hola Tim" saludó sin prestarle atención y aún centrado en sus líneas sin sentido.
"Necesito un- ¿Qué estás haciendo?" Preguntó confundido ante la falta de atención en él, acercándose a mirar.
"Solo pintando" alzó los hombros con una media sonrisa en el rostro.
"Ah".
"¿Qué opinas?" Le preguntó mientras Tim le echaba un vistazo más profundo al lienzo de Blackmore.
"¿Lindo?" Comentó sin mucha atención a lo que hacía. "Necesito un favor" continuó con su primer propósito, Blackmore se quedó callado unos segundos.
"¿Acerca de qué? Sabes muy bien que no tengo información sobre el príncipe, si es lo que te preocupa" mencionó al aire y acostumbrado a las dichas de Mountain Tim, continuando con los garabatos en su obra maestra.
"Ya lo sé" suspiró. "Necesito que me ayudes a entrar a la oficina del rey" Blackmore volvió al silencio antes de contestarle.
"¿Para qué?" Preguntó formando poco a poco lo que esperaba formar con la pintura.
"De verdad necesito ese favor" el sirviente negó con la cabeza volviendo a lo suyo.
"Blackmore" llamó cansado.
"Mountain Tim" respondió de la misma forma sin dejar a un lado la pintura. "Te he dicho ya que le soy leal al rey, no te ayudaré a menos que no perjudique a su majestad" soltó sin dirigirle la palabra, el vaquero bufó cansado excusándose con un par de cosas.
"De hecho es para ayudar al rey... ¿Sabes por qué no lo acompañaste esta vez?" Ahora sí que había llamado la atención de Blackmore, quién se había distraído de su pintura para mirar a Tim, notando sus pantalones llenos de lodo seco.
"No... ¿Tú lo sabes?" Le preguntó y recibiendo una seña de que se acercase.
"No lo sé, pero sospecho que algo malo le vaya a ocurrir, por eso necesitamos asegurarnos que el rey Nicholas esté a salvo" Susurró. Blackmore dejó a un lado los objetos con los que se expresaba, suspirando mientras acomodaba sus mangas.
"Bien... Solamente 5 minutos" apretó los labios. "Así que rápido, porque pueden descubrirnos" lo apresuró con las manos, acomodando sus ropas y yéndose junto a Mountain Tim, por supuesto que los planes de Tim eran distintos a como los había contado.
Hicieron su cometido, Mountain Tim entró (con la llave de Blackmore) y el otro se quedó justo afuera de la puerta, bien parado y sin moverse.
"¿Que estás haciendo allí, Blackmore?" Preguntó Ferdinand sin mucho interés, pasando de casualidad por ahí hacia su taller.
"Solo espero al rey" comentó recibiendo una rodada de ojos por parte del costurero, Blackmore seguía ahí, quieto y fijo en la puerta.
"Eres como un perro con su amo" agregó mientras miraba a su dedo, el cuál parecía pinchado. "El rey estuvo moviéndose demasiado cuando intentaba ajustar unas prendas" le comentó al darse cuenta que Blackmore también veía su dedo. "Intentaba ajustar uno de esos trajes que le compraron hacía años, de esos que parecen de un pobre pirata" comentó con simpleza. "Me dijo que quería camuflajearse, para no verse tan llamativo al lugar al que iba" alzó los hombros, y bostezando. "Iré con Gregorio, ese hombre es tan divertido" comentó mostrando su dedo en forma de tener la excusa perfecta para ir.
Aquel no respondió más, miró a Ferdinand bajar las escaleras y desaparecer de ellas, suspiró aún recargado en la puerta.
Mountain Tim miraba dentro de la habitación todos los papeles que Nicholas mantenía ordenados. Fue trabajo sencillo encontrar los papeles sobre Phantom Blood.
Todo tipo de anotaciones, testigos del barco, la habilidad de Johnny y última vez visto en las direcciones, parecía más una 'investigación' sobre Johnny que de la misma tripulación pirata.
Inclusive la bala que le entregó a Blackmore se encontraba ahí. Siempre le pareció tan espléndida la forma tan delicada en qué esa bala estaba tallada.
Lo leyó todo buscando información que le ayudase, mientras él buscaba escuchó como Ferdinand se acercaba a charlar con Blackmore, oyendo atento lo que hablaba.
"Me dijo que quería camuflajearse, para no verse tan llamativo al lugar al que iba" llamó su atención desviando su vista de los papeles de Phantom Blood y buscando lo más reciente en esa oficina; nada más que un simple papel de periódico.
"Grupo de Corsarios: Battle Tendency, detiene un asalto de piratas" leyó sin comprender y dejando en su lugar todo lo recopilado, Blackmore tocó la puerta.
"Mountain Tim... ¿Has terminado?" Preguntó en un susurró, aquel suspiró sin tener buena información.
"Sí..." Contestó saliendo de la habitación, asegurándose que nadie le hubiese visto.
"¿Y bien?¿Qué averiguaste?" El más viejo negó indicando que absolutamente nada, el usuario de Catch The Rainbow resopló rendido.
"Nada que pudiera darnos una pista, lo único que tenemos es tu plática con Ferdinand" rascó su cuello. "Debo irme, yo-"
"No te vayas" pidió Blackmore. "O bueno, no aún..." Se corrigió. "¿Qué te parece si vamos a almorzar?" Preguntó recibiendo un sonido interrogativo.
"Yo..." Pensó un poco. "Bien, supongo que no haría mal" contestó aceptando la respuesta de Blackmore.
"Excelente"
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*¡A unos minutos de llegar a Gibraltar!" Exclamó el capitán con la vista en la punta y el timón en mano. "¡Todos a sus puestos!" Sus tripulantes acataron sus órdenes, sabiendo muy bien que si no lo hacían ahora, sería mucho más peligroso después.
"Sostente fuerte" le susurró en el oído Diego al joven príncipe, quien sufrió un escalofrío antes de hacer lo que se le pidió, sintió el agarre de Diego reforzarse aún más.
Pronto, el enorme barco comenzaría a inclinarse hacia arriba, de forma que no perjudicara a los piratas. Phantom Blood se alzó en el cielo, dejando a un lado el océano salado, Johnny sintió el viento chocar contra su rostro y la saturación del oxígeno le permitía respirar felizmente, por supuesto que no se atrevió a mirar hacia abajo, mucho menos sabiendo que estaba en la orilla.
"Cómo siempre, a un lado de mí" le comentó Diego al observar en las lejanías la tierra, y por consecuencia, se alzarían aún más, ocultándose arriba de las nubes.
"¡Oyecomova!¡Distancia de nosotros contra tierra!" La voz de DIO Resonó, la verdad es que nadie podía mirar a más de un metro de distancia (gracias a las nubes molestando en su campo de visión), y para lo que servía, Oyecomova podía calcular la distancia con un simple vistazo.
"¡Aproximadamente 1 kilómetro de distancia!" Se escuchó el grito del terrorista para pronto proseguir. "¡Si continuamos con esta velocidad es posible estar allí entre 6 y 14 minutos!" El capitán sonrió.
"¡Bien!¡Todos preparense para zarpar!" Gritó emocionado, como un niño en una dulceria.
Johnny agradecía internamente que Diego le sostuviera como si se aferrara a la vida, pues aunque la 'vista' era fabulosa, tenía miedo de caer.
"Espero que esta vez sepas cómo usar tu habilidad" le molestó con únicamente recordando la casi catástrofe en la prisión.
"Y yo espero que no tengas que comer guardias esta vez" Johnny contraatacó ingeniosamente, logrando que aquel bufara.
"¡500 metros!"
"Al menos sé para qué sirve y no tengo que averiguarlo en el campo de batalla"
"¿A qué sabe la carne humana? Me gustaría saber"
"¡400 metros!"
"Voy a hacer que te comas tu propia carne si no cierras la boca"
"Te reto a que lo hagas, imbécil"
"¡300 metros!"
"Deja de hablar, mierda. Me pones los nervios de punta"
"Dímelo a mi, no aguanto tu voz"
"Yo no soporto tu rostro y no me ves quejándome".
"¡200 metros!".
"Si no comenzaras a generar problemas te aseguro que ni siquiera cruzaría por mi mente"
"Tú eres el que crea conflictos, si tan solo no te metieras en mi camino"
"¡No lo hago!"
"¡Por supuesto que sí!"
"¡100 metros!"
"¿Cómo mierda me meto en tu camino?, según tú"
"Actúas de esa forma tan rara y tan desesperante que no puedo ignorarlo"
"Pues no es mi problema que no sepas controlar tus emociones"
"¡50 metros!"
"¿Por qué no cierras la boca?"
"¿Por qué no lo haces tú?"
"Lo haría si tan solo-"
"¡Cierren la boca ambos!" Escucharon la voz de DIO cortar su discusión pasivo agresiva.
"¡Hemos llegado a tierra!" Exclamó Oyecomova, esperando la siguiente orden de su capitán.
"¡Tres kilómetros hacia el este!" Ordenó mientras que Johnny sentía sus piernas dormirse, recibió una palmada en los muslos y así logrando que pudiera volver a moverlas, miró mal a Diego.
"Habría sido un problema si se adormecian completamente" se excusó mirando la brújula y comprobando que iban al este.
"Idiota". Murmuró, esperando algunos minutos por la señal de DIO.
"Todos los encargados en los cañones, hacia su puesto!" El capitán avisó y observando a unos cuantos irse, entre ellos, Gyro.
"5 minutos para completar los nueve kilómetros!" Nuevamente la voz de Oyecomova hizo presencia, logrando que DIO volviera a ordenar.
"Todos! Tomen una cuerda!" Volvió a guardar silencio, y para cuando el terrorista marcó los tres kilómetros, DIO ordenó a quien manejaba el barco, detenerse. El capitán tomó algo así como una caracola, no importaba realmente, sopló en ello, e indicando la salida de todos, los cañones apuntaron hacia abajo, dejando de por medio un estruendo, aturdiendo a todos los piratas.
DIO volvió a soplar en la caracola algunos segundos después, ahora era el turno de aquellos artilleros, quienes con la larga cuerda sostenida a sus alrededores se lanzaron de la orilla.
La prisión de Gibraltar (la única) era el escenario de toda acción, solo que ahora no rescatarian prisioneros, por DIO que se pudran esos bastardos traicioneros.
Al llegar al suelo, Johnny quitó la soga de su cintura para comenzar a moverse.
"Las órdenes de DIO es solamente asesinar a todo aquel que se interponga en tu camino, no te molestes en sacar prisioneros" aconsejó Diego al pecoso, quien asintió, invocando su habilidad. Tusk apareció como un arma de fuego, la peculiar pistola de metal rosado, la cargó de balas con el mismo nombre tallado.
"¡Aquí están!¡El pistolero y la bestia!" Exclamó uno de ellos por un radio peculiar, acercándose con una espada en mano y con otro con arma en mano.
"¿Entonces Jonathan, me vas a demostrar que tan bueno eres?" Preguntó escuchando los gritos desgarradores de guardias por otro lado, encargándose de los suyos.
"Por supuesto que sí, ¿Y tú acaso me mostrarás como digerir a un humano?" Diego negó en ocasiones, divertido y a punto de enterrar sus preciada scary monsters en el cráneo de un guardia.

Young|DieJoni|JJBA|#Book1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora