XXVIII: The Chain

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El amanecer en Inglaterra se pintaba en tonos anaranjados y rosados, indicando a Diego que un nuevo día comenzaba, y que para ese entonces, deberían estar a mitad de camino para Funchal, sin embargo la desastrosa visita convertida en velorio no les permitiría continuar.
Johnny se encontraba sentado sobre el sofá del salón principal, su reciente experiencia con la muerte le había puesto los nervios de punta, provocando su tambaleo al mantenerse de pie. Sus ojos permanecían en algún punto fijo del suelo, ocasionalmente solía alzar la mirada, visualizando a Mountain Tim y Blackmore correr de un pasillo a otro, recibiendo a hombres extraños y avisando al periódico oficial.
Diego se encontraba a su lado, sentado de igual manera, cruzando los brazos e incómodo. Algunas veces solía acariciar la mano izquierda de Johnny, que se encontraba sobre sus propias piernas, pero desde aquel suceso, el menor no había articulado una sola palabra. El ambiente se tensó aún más cuando Mountain Tim y Blackmore entraron al salón, murmurando entre ellos, con pasos apresurados y poco uniformes.
Diego se incorporó en el sofá,
ahuyentando su constante sueño provocado gracias al cansancio del pesado viaje y lo ocurrido recientemente, remojó sus labios e intercambió miradas con Tim, haciéndole saber de alguna manera que Johnny no hablaría.
"Johnny" La voz de Blackmore resonó por la habitación. No recibió la atención del rubio, pues este seguía con los ojos en la alfombra del salón.
"Necesitamos hablar de esto y lo sabes" Murmuró, pero Johnny continuó sin contestar, fingiendo quizá que no lograba escucharlos para no enfrentar la situación.
"Jonathan..." Le llamó Diego, en otro inútil intento por traerlo a la realidad.
Mountain Tim se decidió a hablar.
"Niño... por favor, debemos discutir esto." Finalmente recibieron un poco de la atención del nombrado.
"¿Discutir...?" Cuestionó en un susurro casi imperceptible. "¿Discutir sobre qué...?" Alzó la voz con una amargura melancólica, sus ojos no se atrevían a encontrarse con los de Tim. "¿Sobre la corbata que llevará mi hermano en su funeral?"
Sus ironías tensaron aún más el ambiente. Apretando su pantalón de cuero y tratando de mantener la calma, Blackmore suspiró.
"Sobre el trono". Las frecuentes y breves respiraciones de Johnny se detuvieron. Finalmente les dio el honor de su mirada, observándolo casi escéptico.
"Olvídalo" Susurró, mirándolo con ojos cristalinos e incrédulos. "No tomaré el trono" Su mirada volvió a bajar, buscándole a tal problema una solución que no lo fastidiara a él.
"¿Por qué no lo toma el Duque?" Cuestionó, con una esperanza casi desvanecida.
Blackmore se cruzó de brazos, negando.
"El duque no pretende asumir la corona de nueva cuenta, ha renunciado de forma definitiva al cargo de rey"
Diego miró expectante el rostro indiferente de Johnny, con los ojos bien fijos en Tim, expresando su dolencia a través del temblar de sus labios resecos.
"No... ¿No hay nadie más que pueda asumir el trono?"
Casi inmediatamente, los ojos de todos se dirigieron hacia Diego, asustándolo.
"Hey, hey" Diego se hundió en su propio asiento, negando esporádicamente. "Olvídenlo... yo no vine por la corona. Estoy aquí únicamente para acompañar a Johnny"
Tales palabras provocaron el suspiro de desilusión de varios en la habitación.
Mountain Tim y Blackmore voltearon a verse, en un conflicto interminable de miradas. Tim empujó sus hombros, indicándole a Blackmore que le correspondía hablar.
"Viendo que... el príncipe heredero no está dispuesto a ascender al trono" Relamió sus labios. "Y... considerando que los Joestar no tienen más lazos, se nos obliga a solicitar al más cercano" Dio vueltas al asunto, tratando de no llegar al punto inicial, pero la mirada destructiva de Mountain sobre él lo obligó a continuar."En este caso, el príncipe desterrado, Dio Brando".
Todos en la sala guardaron silencio ante tal revelación.
"Jamás" Diego se apresuró a hablar, llamando la atención de todos en la sala. "Él no puede asumir la corona"
Johnny le miró, incrédulo ante su probable nerviosismo.
"¿Qué...?" Los zafiros del noble voltearon a mirar a Diego, con una desilusión inmediata después de la reacción tan exaltada por parte del Brando.
Blackmore suspiró.
"No nos des una respuesta inmediata" Habló después de meditarlo. "Pero la necesitamos antes del medio día... Así que piénsalo un poco" Con ello, Blackmore arrastró a Mountain Tim fuera de la habitación, dispuesto a volver a sus ajetreadas actividades funerarias.
Los ojos de Johnny se pegaron de nuevo en el suelo, negando de manera casi imperceptible.
"De ninguna manera lo aceptaré" Susurró Johnny, apretó la mandíbula en forma de camuflar sus emociones. Diego sostuvo su mano, sin permitirle alejarse
"No hay manera... jamás lo tomaré" Murmuró el más bajo, sintiendo el agarre de Diego sobre su palma fortalecerse.
"Por favor, Johnny, piénsalo"
Johnny dejó caer las lágrimas que se acumulaban insistentes en sus ojos.
"No puedo..." Respondió, trató de apretar los nudillos, pero Diego aprisionaba una de sus manos dispuesto a no dejarlo ir. "No me pidas eso..."
La palma de Diego varó delicada en su mejilla, guiándolo hacia sus ojos.
"Te lo ruego..." Diego volvió a pedir, acunando el rostro de Johnny sobre su mano, sintiendo algunas lágrimas frenar en sus dedos y filtrarse en su palma.
"No puedo..." Insistió en otro susurró. "¿Por qué DIO no puede simplemente asumir la corona?" Diego negó, asustado ante la misma idea de tener a su hermano en el poder.
"Puede que DIO sea un buen pirata, el mejor de ellos, pero no significa que sea una buena persona. Cuando esw tipo tome el poder comenzará a tomar todo de aquellos en la clase burgués, y más tarde irá por aquellos que no tienen nada, arrebatandoles el sueño y la libertad"
Johnny lo miró, sin dejar de llorar un solo segundo. "Así sean infantes o adultos jóvenes, él arrasará con la familia de todo aquel que vio la injusticia de su infancia y no alzó la voz para exigir que se hiciera algo"
El temor en sus palabras fue percibido por Johnny, quien aún con lágrimas empapando su rostro, volvió a hablar.
"No puedo..." Susurró. "No puedo"
Ambos se acercaron, sus palmas continuaron unidas mientras su cercanía les daba el suficiente calor.
"Te irás... Te irás en cuanto asuma el trono" Diego negó, su mano izquierda comenzó a acariciar su mejilla, alejando del camino algunas lágrimas.
"No, no, no..." Murmuró. "No me alejaré de tu lado. Estaré junto a ti hasta el día en que muera"
Escuchó la voz de Johnny temblar.
"Promételo..." Pidió, a punto de arrepentirse de su desición final. Diego asintió, ni un solo segundo sus manos se separaron.
"Te lo prometo, Johnny. Estaré a tu lado hasta que las estrellas caigan del cielo y el atardecer deje de teñirse en naranja"
Diego unió sus labios, sin darse cuenta del momento en que las lágrimas imparables de Johnny habían llegado a sus bocas, dispuestas a formar parte del beso convertido en un sello de promesa.
(...)
El anochecer en Funchal se hizo presente, las ocho con diez marcaban los relojes, el frío de la noche no parecía importarle a DIO, caminando radiante por las calles de Funchal.
Su rostro indicaba su mal humor, maldiciendo en murmuros hasta que los insultos se le terminaran. DIO chistó.
"Esos dos..." El tono de su voz denotaba rencor, hablando para que Gyro, que estaba a su lado, escuchara.
"Cuando los encuentre voy a lanzarlos por la borda" Aseguró DIO, mirando al otro que lo acompañaba en su búsqueda. "Llevan dos días desaparecidos ¿A dónde más podrían ir?" Gyro se alzó de hombros, esperando por no revelar sus impacientes nervios.
"Capitán, hemos buscado todo el día. Descansemos un poco y luego volvamos a la busqueda" Pidió Gyro, manteniéndose de pie con la poca energía que le quedaba.
"Tienes razón, cansado jamás podré ahorcar a esos bastardos" Sus ojos buscaron algún lugar cómodo para descansar, encantándose segundos más tarde al encontrar lo que parecía ser una taberna. "Vamos, te invito un trago" Su destino se direccionó hacia tal local, ambos caminando lentamente hacia allá.
Al entrar lo encontraron medianamente lleno, encontrando lugar en la barra del establecimiento, sentándose lado a lado.
"Dos cervezas de barril" DIO ordenó al encargado, quien con pocas ganas de lidiar con tipos tan vulgares como el Brando, lo dejó pasar y lo atendió de mala gana.
Sus ojos se dirigieron hacia la pequeña televisión colgada que transmitía noticias en vivo; no pareció tomarle la suficiente importancia, escuchando sin interés los sucesos recolectados a través del día.
Dos tarros de cerveza se colocaron frente a Gyro y DIO, quienes sin más que hacer, se decidieron a encontrar consuelo en un tarro de alcohol.
“Hace unos momentos, el Palacio Real de Inglaterra ha anunciado la muerte de Su Majestad, el rey Nicholas Joestar I”.
DIO detuvo su bebida, abandonando su tarro sobre la barra y dirigiendo sus ojos de forma inmediata hacia la televisión.
"Para recapitular, el rey murió pacíficamente en Londres la tarde de ayer" Habló el hombre de la TV. "Ahora, la familia real se encuentra devastada ante tal anuncio".
"Eureka" Susurró, encantado ante semejante noticia.
Gyro pareció palidecer, ¿es que acaso sus oídos funcionaban correctamente?
"Y ante esta noticia, el Príncipe heredero, Jonathan Joestar II dará un comunicado" De forma casi instantánea, la sonrisa de DIO se desvaneció, escéptico ante tal dicha. La televisión cambió de emisión, mostrando la figura de Johnny en el televisor, quien se había mantenido en anonimato durante dieciséis años, siendo este, el día de su revelación. Al lado de Johnny, se encontraban los sirvientes, quienes se habían encargado de acompañarlo en todo momento.
"Al pueblo de Inglaterra:
Mi nombre es Jonathan Joestar II, hijo de George y Mary Joestar" Suspiró pesado, leyendo el papel que se encontraba sobre el atril frente a él.
"Desde hace cuatro años le he servido fervientemente a la piratería, pero hoy que su majestad ha muerto y se ha llevado con él la luz, la esperanza, la justicia y la paz, me inclino de rodillas rogando por la el perdón del pueblo" Sus ojos se pegaron en el frente, en la cámara que apuntaba directamente a la cara de un sucio pirata, pecador y sin una pizca de inocencia.
"No busco la redención total ni la expiación de mis actos, solo busco un poco de clemencia, un poco de consuelo sobre los brazos del pueblo." Sus labios temblaban con cada dicha, tratando de arrepentirse en ese mismo lugar, despidiéndose poco a poco de su libertad con cada palabra que salía de su boca.
"No busco tapar los ojos del pueblo con una venda y cubrir mis oídos de los reclamos de quiénes no tienen nada. Pero hoy, reconozco el dolor del pueblo y de todos aquellos que no necesitan cargar con el mal gobierno que reparte injusticia y soberbia, permitiéndole a un pirata desalmado ser también su príncipe." Relamió sus labios, matándose lentamente.
"Por ello hoy estoy aquí, de pie frente al pueblo de Inglaterra para renunciar de forma definitiva a los actos inhumanos de la piratería, y con ello, acepto mi responsabilidad en la Corona Real Británica como el próximo en la línea de sucesión." Johnny sintió las lágrimas acumularse en sus ojos, haciendo lo máximo posible por no dejarlas ir, mostrándose fuerte, como se suponia que debía verse ante el pueblo de Inglaterra de ahora en adelante.
"Yo, Jonathan Joestar II estoy dispuesto a asumir el trono y convertirme en el próximo rey de Inglaterra, brindando un techo digno, una tierra en qué trabajar, un trabajo justo, libertad para el pensamiento y el caminar, pan, salud, educación, democracia, justicia y paz." Mordió su lengua en repetidas ocasiones para no hablar de más. Toda palabra, cada maldita letra en ese comunicado había sido puesta en su boca, obligado ante la monarquía que él jamás eligió tener.
Gyro se sintió a punto de desmayarse, podía asegurar como el aire le faltaba y los colores se iban de su cara.
DIO  golpeó sus dientes entre sí, apretando el mango del tarro tan duro que pudo haberlo roto.
"No..." Murmuró por la bajo, con un rencor imparable. "Ese mocoso, debí haberlo previsto" Se levantó de su asiento, dejando un par de monedas sobre la barra para indicar su pago. Sus pasos golpeaban pesados la acera, resonando contra el mismo suelo.
"¡Espere! ¡Capitán!" Gyro trató de seguirle el paso al hombre furioso que iba hacia el barco. "¿Qué hará?" Preguntó, casi asustado ante sus actitudes.
"No permitiré que ningún imbécil me humille de esta manera, ¡le doy todo lo que podría pedir!" Apretó los puños. "¡Y así me paga! ¡Me traiciona por la espalda!" Su ira no se resistió, tomó el mango de su espada antes de desenfundarla y golpearla contra el tronco más cercano.
"¡Y el bastardo de mi hermano!" Exclamó. "¡Le doy la mejor vida! ¡Lo salvo de su maldita miseria y así me responde!" Volvió a dirigir su furia contra el árbol, golpeándolo.
"¡Manda a la mierda veintidós años de hermandad! ¡Por su maldito novio!" Finalmente su espada se clavó contra el árbol, cuarteandolo.
DIO suspiró regularmente, calmandose de su arranque de ira anterior.
"Esto no se quedará así" Habló entre dientes, despegando la espada del tronco, guardándola de vuelta en su funda. "No permitiré una humillación más, mucho menos del bastardo de mi hermano" Y con ello, continuó su camino directo al enorme barco de Phantom Blood.
"¡Espere, capitán!" Trató de seguirle el paso.
"Andando, Gyro. Es hora de abordar".

Young|DieJoni|JJBA|#Book1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora