ℂ𝔸ℙ𝕀𝕋𝕌𝕃𝕆 𝟚

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Narrador omnisciente

Actualidad

El castaño y el peliazul estaban en el apartamento del mayor.

- Sunggie...- dijo haciendo un puchero mientras abrazaba a Lee.

- ¿Qué pasa, Woonie?- dijo mientras le daba pequeñas caricias en la espalda.

- Tengo hambre. Dame de comer.

- ¿Y los modales dónde están?

- No vinieron conmigo.

- Igual que tu comida.- sonrió malicioso.

- No seas malo, hyung. Quiero comida.- el mayor le miró sin expresión alguna.- Porfi.- puso cara de cachorrito.

- Vale, está bien. ¿Qué te parece?

- Tortilla.- dijo con voz infantil.

- ¿Momo te está pegando el tortilleo?

- ¡Heesung!

- Jajaja

Después de comer fueron a un bonito parque para dar un paseo. Ese parque era el favorito de ambos, era solitario sí, pero precioso: el color de las flores cambiaba según la estación del año, pero siempre estaban presentes, habían pequeñas fuentes refrescantes, puestos de comida y bancos de colores.

- Estoy cansado, osito.

- Te cargaré. Tienes suerte de que pesas poco.- se agachó y el menor subió a su espalda. Este último se abrazó al cuello de su novio y rodeó su cintura con las piernas.

- Gracias, tesoro.- le dio un besito en la cabeza.

Así llevó Heeseung a su novio hasta llegar a la casa del menor.

- Wonnie

- Mmm- dijo adormilado.

- ¿Estás dormido?

- Ahora ya no. Me despertaste. Tu espalda es muy cómoda.

- Ya hemos llegado a tu casa, tienes que bajarte.

- Noo, yo quiero pasar la noche contigo.

- Está bien.- suspiró.- ¿Me puedo quedar en tu casa? La mía está lejos de aquí.

- Claro.- el menor bajó de la espalda, abrió la puerta, saludaron a los padres de Yang y subieron a su habitación. Jungwon estaba acomodando unas cosas en su escritorio y cuando se giró, vio a Heeseung sin la sudadera que antes traía y quitándose los pantalones. A pesar de que ya había visto a su pareja desnuda muchas veces, todavía seguía poniéndose tímido estando en esa situación.

- ¿Qué estás haciendo?

- Quitarme la ropa.

- En realidad, cuando dije que quería pasar la noche contigo no me refería a que quería... eso.

- Oh ya lo suponía, te veía muy cansado. Solo me estaba desvistiendo, sabes que me gusta dormir libre.- se terminó de quitar los pantalones y se quedó únicamente con su ropa interior. - Además, todavía debe dolerte del otro día.

- ¡Heeseung!

- Tranquilo, precioso. No hace falta que grites, pero a qué tengo razón?- le agarró de la cintura y le besó.

- Si.- dijo entre medio del beso.- Fuiste algo duro, aparte ayer me caí de la cama y me di justo ahí.

- Ajá.- continuaron besándose. El peliazul se subió al escritorio para sentarse mientras tenía entre sus manos la cara de su novio, el último mencionado tenía una mano en la cintura contraria y con la otra sujetaba el muslo de la pierna del otro. Visto desde fuera esa era una postura típica de una película americana.

- La puerta...-dijo en un susurro casi inaudible. Estaba hipnotizado por el tacto de Lee.

- ¿Qué pasa con la puerta?

- Ciérrala....- eso hizo el castaño.

- ¿Ahora si quieres, eh?

- Cállate y haz lo que tengas que hacer.

- Si, señorito.

Bueno, pues qué le vamos a hacer. Eran dos jóvenes enamorados con las hormonas revolucionadas. 

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