Erased消された (Español)

sayonara - さようなら

"Dabi."

Se veía diferente de lo que recordaba, diferente de la ultima vez que hablamos en la cima de ese techo la noche en que me dijo que dejara de ser Azureth.

De veía cansado.

Sus ojos eran de un tono azul más salvaje, uno indomable por el corazón que mantenía encadenado dentro de él, el corazón que nadie había visto excepto yo. Su cabello ennegrecido se estaba volviendo blanco en las raíces, casi como si dejara de preocuparse por en quién se había convertido y comenzara a volver a ser quien era antes de que yo lo encontrara, o más bien antes de que él me encontrara a mí. Las quemaduras que unían su piel se habían vuelto más oscuras de lo que alguna vez fueron, su quirk le pasó factura a largo plazo, incluso después de cuántos años se quemó una y otra vez. Fruncí el ceño ante su apariencia, una ola de culpa se apoderó de mí mientras sacaba suavemente el cigarrillo que colgaba de sus labios, soplando una nube de aspecto siniestro sobre su cabeza. ¿Yo hice esto? ¿Lo empujé al límite al dejarlo? ¿Sería diferente si me hubiera quedado a Azureth? ¿Si me hubiera quedado al lado de mi hermano cuando era obvio que más me necesitaba? 

"Ha pasado tiempo, Smokey." Murmuró, su voz incluso sonaba completamente diferente, ya que era mucho más profunda y grave que la última vez que lo escuché pronunciar ese pequeño tonto apodo. Sus pies estaban apoyados en mi mesa de interrogatorio, su mano libre detrás de su cabeza mientras este último apagó su cigarrillo en una lata de refresco. "Tenemos que hablar." Asentí con la cabeza, sin perder tiempo y dirigiéndome a un rincón aislado de la habitación, extendiendo la mano y apagando las cámaras para que pudiéramos hablar libremente. Me quité el polvo de la ropa, acercando frente a él una silla con un suspiro, descansando mis brazos en la mesa metálica entre nosotros.

"No deberías haber venido aquí." Dije en voz baja, enmascarando mi culpa con enojo cuando nuestras miradas se encontraron. Dabi suspiró, arrojando el brote de su cigarrillo a la lata que tenía delante.

"Sí, sí, tu imagen de héroe." Murmuró, hurgando en su bolsillo, "No es como si fuera tu hermano mayor ni nada." Puse los ojos en blanco, inclinándome y bajando la voz a un susurro al decir cosas que había retenido desde el momento en que las presencié.

"Enviaste el Nomu que yo creé a matar a nuestro padre." Dije en voz baja, el peso de mis palabras sofocándome lentamente, "¿Tienes idea de cómo me sentí al ver a mi padre en la televisión, ensangrentado y golpeado por lo que yo diseñé?" Dabi sonrió de lado, sacando una caja de cigarrillos con una risa.

"Pensé que no te opondrías." Bromeó, sacando uno y metiéndoselo en la boca, "Es un imbécil." Negué con la cabeza, mirando como él levantaba un dedo casualmente, una pequeña llama azul emitida por su meñique encendió el cigarrillo.

"Imbécil o no, asesinato es asesinato." Lo regañé, golpeando su bota con mi mano mientras tomaba una calada del papel cilíndrico entre sus dedos, "¿Y luego te presentas en mi agencia? ¿Simplemente entras por la puerta principal? Le diste a Mawata en la recepción un ataque al corazón." Dabi enarcó una ceja ante mi comentario, soplando humo por la nariz a la par que hablaba.

"Era linda." Dijo, haciéndome estrechar los ojos sobre él antes de tomar una respiración profunda, "No tenía tu numero, lo cambiaste." Se encogió de hombros, golpeando ligeramente la punta del cigarrillo en el borde de la lata en la que había arrojado el último.

"Dabi-."

"¿Qué pasó, Smokey? Solíamos ser cercanos." Frunció el ceño, quitando los pies de la mesa e inclinando la cabeza hacia un lado, "De hecho, solía agradarte, en lugar de simplemente tolerarme." Bufó, "Y apenas lo estás manejando ahora."