Capitulo 1
-Nicolás ándate por favor.
Estaba molesta y el que él estuviera acá no facilitaba nada las cosas
-Pero es que no entiendo que te pasa, desde hace una semana que me venís evitando, ¿hice algo malo? -Negué con la cabeza
-¿Entonces por qué te pones así? Re cortada, enojada y encima evitándome, no te entiendo Oriana -me mordí el labio y reí incrédula.
- ¡Vos nunca entendes nada Nico!
Nunca me había sentido de esta forma, mas que molesta estaba terriblemente triste, estaba tomando una decisión que me había costado noches de sueño y cientos de conflictos conmigo misma. De verdad le quería, pero me quería mas a mi y tenía que pensar en MI y en mi futuro.
-Ori...-intento acercar su mano a mi mejilla pero me corrí, dejándolo acariciando la nada.
-No.
Me acerqué lentamente hasta quedar a unos centímetros de su rostro y suspiré.
-Este es tu mundo Nicolas. Estoy viviendo tu vida, disfrutando de tus amigos y librándome de mis problemas, porque eso es lo que hacés vos y lo que se supone que tengo que hacer yo.
Di un paso hacia atrás y desvíe la mirada hacia el suelo
-Has perdido completamente la cabeza Oriana.
-Tal vez pero es porque no quiero ser una pendeja inmadura que a los diecinueve años no sepa que le espera en su futuro porque no tiene idea ni en que día vive -podía ver claramente la confusión en su rostro.
Hacía dos años desde el funeral de papá; todo había pasado tan lento. Un mes después de aquello, mamáy Titi se volvieron a Venezuela, intentó como nunca convencerme de que me fuera con ellas, pero... Acá estaba mi vida, o lo que quedaba de ella, Él estaba acá, mi mejor amiga estaba acá.
Tenía la ligera esperanza de que al quedarme en Buenos Aires, mi vida volviera a la normalidad o tal vez lo intentaría, saldría adelante conmigo misma. Fue una decisión terriblemente egoísta por mi parte, pero sabia que si iba con ellas, me iba a hundir, y las llevaría conmigo.
-Chau Nico, de verdad espero que encuentres la felicidad.
Cerré la puerta tras de mí y me dejé caer en uno de los sofás y largue un suspiro, la presión desapareció y la adrenalina cayó de un bajón. Mi corazón volvió a su latido habitual.
Tengo que hablar con vos, lo hice.
No me digas nada, en 2 min estoy en tu puerta. 😳
Con ella siempre era así, no sé si al quedarme en Buenos Aires, ella sintió la responsabilidad de sacarme adelante, porque mas que mi mejor amiga, Jenny era mi soporte. Estuvo en mis mejores momentos pero lo mas importante es que se quedo también en los peores.
El golpeteo en la puerta principal me bajo de las nubes y me pusé de pie.
-Hola mi amorrr- alargo demasiado la erre y me fue inevitable no reir.
Le conté tal cual la discusión con Nicolas, cada tanto hacia pausas para preguntarme la reacción en el de lo que le decía.
-En fin, creo que es lo mejor. Y con eso me refiero a ambos, él tarde o temprano se tenía que dar cuenta que la vida con es una joda enorme. Tal vez por un rato se vale pero creo que hay cosas mucho mas importantes en la vida. Y.. -hice una pausa y me quede mirando a Jenny -¿Qué? ¿Por qué me miras así?
-Nada, creciste Ori, posta me pone feliz que finalmente lo hayas hecho.
-Daaaaale María Eugenia- reí y le lance uno de los almohadones del sofá
Río y paso la palma de su mano por su enmarañado cabello
-Posta te digo pendeja, estoy orgullosa de vos, estas acá, hablándome del futuro, sentando cabeza, no sé... Me emociona.
A esa altura yo ya tenía un nudo torturando mi garganta y mi estómago haciendo mil movimientos. Abrió los brazos y no dude ni una milésima de segundo en tirarme sobre ella.
-Te quiero aunque seas la mas enfadosa del mundo.
-Y yo a vos, pero dale levantate, quiero comprar ropa para la joda de este finde.
-¿Más ropa? Ni pienses que me vas a sacar de este edificio este sábado Jenny.
-Gracias pero no te estoy preguntando.
Hicimos "algunas compras" con Jenny y en realidad cuando digo algunas me refiero a tres horas de caminar, entrar y salir de tiendas y mil mas de esperar afuera de los probadores para dar falsas opiniones como me gusta, te queda bien, esta lindo. Caí rendida en mi cama después de lanzar mi cartera al demonio.
-Oriana, ¡Oriana dale! Vas a llegar tarde y tu jefe te lo va a recordar todo el maldito mes.
Sentía que había dormido menos de una hora me pesaban los ojos a mas no poder y mi cabeza retumbaba una y otra vez.
-¿Por qué sos tan fastidiosa? Siento que me acabo de dormir Jenn -abrí un solo ojo y mi amigame miraba con frustración desde la esquina de la cama
-Vas a llegar tarde, te vestis volando ¡Ya!
El trafico estaba asqueroso, había una fila de aproximadamente diecisiete autos delante mío y bufé para mi misma. El día estaba empezando mal, muy mal. Encontré un caramelo en el bolsillo de mi saco y me lo eché a la boca sin siquiera pensarlo. Casi me ahogo de la risa al ver la cara de Jenny desde el otro lado de la calle.
-¡Que tengas lindo día! -grite, me tiró un beso y tomo camino hacia la gran avenida cuando el semaforo cambio a verde.
Maneje tan ripido como los estúpidos zapatos me permitieron y me dirigí hasta la editorial de Marco Figero, mi arrogante jefe.
Baje del auto casi tropezándome con los tacos de aguja, si llegaba una vez tarde, Marco no dudaría en echarme, y no estaba en posición para que me despidieran.
Entre al edificio hecha una bala y presione el botón de ascensor bruscamente, comencé a golpetear el suelo con inquietud. Muy tipico eso de que en los momentos en los que mas prisa tenes, mas conspira el mundo en hacer todo lento.
Subí a toda prisa por las escaleras, créanme, cuatro pisos es mucho más de lo que dicen ser, llegué con la respiración a mil por hora y la coleta un poco alborotada. Alisé mi falda pero al retomar mi paso un carraspeo me interrumpió.
-Tres minutos tarde Oriana.
¡La puta madre! Marco estaba frente a mi, con su perfecto traje azul marino y el dedo índice en su costoso reloj marrón.
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Take Me Away [Orian]
RomanceEso es lo que haces cuando amas a alguien: peleas por él y nunca, jamás, te das por vencido. [Orian]