La cronica.

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Y al despertar, siento el sabor de la sangre. No era la primera vez que esto pasaba, y como en las otras veces, no supe porque sucedió.
Busque lo primero para poder quitarme este sabor perturbador, el jugo de durazno fue el ganador.
Al meter la mano a mi bolsa y tomar el jugo sentí algo pegajoso en la tapa de la botella, carajo, no lo había cerrado bien y lo mas probable es que se derramó un poco.
Ahora soy la atracción principal de las hormigas. Tendré que limpiar eso cuando llegue con mi hermano.
Ahora mi prioridad es llegar a la estación de autobuses sin el festival de hormigas.
La mirada rápida al exterior me confirma que eso es en menos de 10 min.
Me siento aliviada. Hoy lo voy a ver.
En mi iPad sono de forma aleatoria "The only exception" de Paramore. Y creo que esa canción no podría tener más razón, el es una excepción.
Mientras sonaba el coro recordé nuestro primer beso.
Fue el beso mas torpe y lindo del mundo. Reí por ese pensamiento.
Ser torpes no nos detuvo a un segundo o un tercero.
Al salir del autobús el frío me tiende una emboscada y me tapo un poco.
Ha estado lloviendo y eso es magnifico, amo la lluvia.
Todo seria un poco mejor de no ser que desperté con gripe.
Tome un taxi y di la dirección del departamento de mi hermano.
El no sabia de mi llegada así que la sorpresa es genuina, abre los brazos resignado y le doy un fuerte abrazo.
Amor de hermanos.
Mando los mensajes correspondientes para avisar que no morí, no estoy secuestrada o algo parecido.
Incluso a el le mande un mensaje.
Salí con mi hermano a desayunar y fue un rato agradable, de esas cosas que rara la vez suceden.
Regresamos rápido a casa, y empezó la espera.
El chiste era vernos, lo que no sabíamos era que la lluvia y el frío seria peor, y que eso dificultaba nuestra salida.
Después de unos eternos minutos de debate le dije que viniera a casa.
Esperarlo tampoco fue sencillo. Estoy muerta de nervios, nervios de verlo y abrazarlo.
Lo vi llegar y sentí que mi corazón se podría salir de mi cuerpo en cualquier momento. Me puse los únicos zapatos que traía y baje para abrirle la puerta.
Y ahí estaba, alto e inquietante.
Se acercó a mi, me tomo ligeramente de la cintura y planto un beso en mi frente.
Honestamente no era eso lo que esperada, pero pensé en seguir un poco ese juego.
Caminamos al estacionamiento del complejo de departamentos donde vive mi hermano.
Nos miramos fijamente por varios minutos, no supe cuantos. Opte por bajar la mirada, me sentía débil ante el, ¿que estaba pasando?
Esto no debía estar pasando.
Bese tiernamente ese lunar que tiene en el cuello y no sentí estremecerlo, el cuello es su punto débil.
Me retire, evaluando opciones y analizando lo más rápido que podía.
Lo miro y se ve tan indiferente. Me inquieta todo eso, el no es así.
¿Que está pasando?
Cruzamos algunas palabras pero simplemente no me escucho, no se que dije y no supe que dijo.
Lo abrazo y me responde, es algo.
Mis ojos arden por la frustración, discretamente empuje esa lagrima solitaria.
Mis labios encuentran su frente y empiezo a besarla, bajo por su nariz. El rie, dice que tengo nariz de gato, porque la punta esta helada. Me obligue a soltar una risa tonta, como llevaba haciéndolo todo el rato para cubrir mi desesperación. Seguí en camino de besos hasta antes de sus labios, como pidiendo permiso. Es absurdo, no debería pedir permiso para besar unos labios que ya bese.
El no se mueve y tomo eso como afirmación.
Primero di un beso casto, después hubo más movimiento, yo mordí sus labios y el los míos. Pero no era lo mismo.
Ese beso no me debilito las piernas ni acelero mi pulso. Fue un beso insípido. Otra vez sentí ese ardor, pero no fue en mis ojos, lo sentí en mi pecho.
Me obligue a apartar ese sentimiento y la voz interna que me decía preocupada que las cosas estaban mal.
Lo bese una vez mas y sentí el mismo beso.
Mi mente estaba cerca del colapso.
¿Lo había perdido? No, puesto que estaba ahí. ¿Pero que esta pasando?
Lo hice hablar, cosa que me tranquilizo. Me relajo lo suficiente como para poder articular oraciones inteligentes.
Ya que había regresado a mi yo normal no podía evitar sentir esa desesperación por saber que estaba pasando con el.
Después de varias chistes sin sentido y palabras tontas lo volví a besar.
Por primera vez en todo el rato había sentido un poco de emoción, esa pequeña esperanza. Solo que mi alma necesitaba mas.
Lo cual fue imposible de conseguir.
Me rendí a la batalla interna y me decidí a decirle mi miedo.
La incertidumbre me llenaba.
Trato de tomarlo como un chiste y no le di importancia, le explique a tientas lo que había estado sintiendo desde hace unas semanas.
Me escucho, o eso quiero pensar.
El tema cambió radicalmente por la necesidad de comida, pedimos una pizza.
Entre lo que habíamos pedido la pizza y en lo que llego olvidamos ese tema espinoso. Todo parecía normal, me hacia reír, me abrazo e incluso me dio su chamarra. El frío estaba insoportable para mi.
Después de comer tuvo que irse, sentí un poco de calor en mi pecho al despedirme de el, el besarlo.
Una vez que estuve en la soledad de la noche note que no podía dormir y me sentía inconforme sobre lo que sucedió.
Decidí descartarlo y dormir. En mi mente solo rondaba el.
A la mañana siguiente me sentí sin ánimos, no sabia porque.
Me quede en cama hasta que la necesidad por comida me llamo.
Mi hermano se había ido desde temprano, es un hombrecito ocupado.
Salí a desayunar y después entre a una plaza, mas que nada como para matar el tiempo.
En la tarde tendría que ver a mi hermano en uno de los eventos de su universidad.
Al salir de ahí pase por un supermercado y compre lo necesario para hacer comida decente.
Al llegar comencé a preparar sopa.
Una vez que termine de comer me fui a dormir.
Desperté justo a tiempo y fui a la función.
Mi mente estaba en otro lado. Estaba en el.
Aplaudo por inercia al acabar la función.
Puse una sonrisa por automático al felicitar a mi hermano por su actuación, me despido diciéndole que lo veré en casa.
El me mando un mensaje, lo abro con una sonrisa y contesto.
Nuestra conversación gira sobre el tormentoso clima.

De repente la conversación toma un giro extraño.
Llego a casa, saco el cargador de mi bolsa y pongo a cargar mi teléfono.
Es algo sobre si el tendría las agallas para matarme. Decido seguirle el juego.
Sus respuestas me intrigan aun mas.
Le hice la pregunta del millón. ¿Porque el poco interés?
Me dice que no sabe y siento que es absurdo.
Insisto y finalmente responde.
No conforme con su respuesta volví a insistir.
Quizá la respuesta que me dio es el resultado del karma por joder tanto con lo mismo.
"He perdido interés por todo aquello que me gusta"
Aquí entendemos que entro en ese "todo aquello...".
Mi cabeza comienza a dar vueltas.
Lo adoro.
Con la mucha o poca cordura entabló una conversación en torno a eso.
Al final de la conversación siento mi estomago revuelto y mi pecho arder.
Esa misma noche regresaba a a casa. Sin notarlo ya estaba dentro del autobús de regreso.
Me hice bolita en mi asiento y me obligue a no llorar.
Entonces una imagen, unas palabras; aparecieron en mi cabeza, solo para atormentar.
Era el recuerdo de aquella ultima vez que nos habíamos visto, cuando sus besos me hacían temblar todo el cuerpo.
El tenía esa mirada especial que me hacia sentir querida, diferente a la frialdad del día anterior.
Me beso con tal pasión que podía llorar de la emoción.
Se había separado de mi y mirándome a los ojos dijo "te prometo que una noche estaremos juntos".

El recuerdo me supo amargo en ese momento. Abrace más mis piernas y me obligue a dormir. A olvidar que un día me prometio algo.

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