Consigna 5 (20/8):

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Consigna: Escribir sobre algo extremo. Piensen cuál es el límite que no estarían dispuestos a cruzar y crúcenlo. El extremo de un personaje sería su cualidad más llamativa al máximo (muy gordo, muy alto o muy malo), el extremo de un lenguaje sería escribir el texto perfectamente o escribirlo sin un solo punto/coma. El extremo de una historia sería una muy romántica, violenta, terrorífica u otras opciones.

Escrito: 

Decía no creerse más que los demás, tan solo serlo. Nadie conocía su pasado, sus objetivos, ni siquiera su nombre real. Tanto se enorgullecía de "abrir las mentes de los demás hacia el conocimiento y la libertad" que "Key" se volvió su nombre. No era un villano, sino la peor pesadilla de estos. No necesitaba redes extensas para tener tanto poder como un mafioso de película y conseguir lo que quería, solo lo hacía, sin limitaciones, sin consecuencias. La vida  era un juego y lo estaba ganando. Si le preguntaran sobre su logro favorito, no dudaría en detallar su "última adquisición", un grupo de protagonistas cuidadosamente seleccionados para llevar acabo un detallado guion. 

Bits, amo y señor de la tecnología, no hay dato computado que pueda esconderse de su búsqueda ni aparato eléctrico que pueda reusar sus órdenes. Insomnio, un experto en composiciones químicas, capaz de obtener un pequeño calmante y convertirlo en un sedante tan potente para dormir a una ciudad entera. Roca, un fiel guardián, nada ni nadie podría pasar su vigilancia y menos vivir luego de intentarlo. Poesía, el primer toque femenino, capaz de imitar hasta la última curva de una letra y tan buena ilusionista que podría estar frente a ti sin que lo notes. Y la pieza final, drama, la protagonista del guion, cuya llegada le dio un giro inesperado y complicación a la trama. 

Key no esperaba facilidad para cumplir su plan, eso hubiera sido aburrido, pero tampoco contaba con un rival tan obstinado. Un detective, que de ser felino no estaría vivo, jugó con su red como si de un ovillo de lana se tratase, hasta que descubrió un extremo. Un hilo, que sin importar que tanto intentara quitarle, el individuo no dejaría escapar de su garra. No dudó en que cortar ese hilo era una solución. ¿Había otras? Si ¿Igual de eficientes? Probablemente ¿Menos extremas? También. Pero una vez que una idea cruzaba su mente, no cambiaba de opinión.

Las molestas hebras estaban frente a él, atados con sogas a las sillas de madera, respaldo con respaldo, una cinta metálica en su boca, bolsas de tela oscura sobre sus cabezas y por último pero no menos importante, bañados en líquido inflamable. Los miraba, caminando a su alrededor como un animal que asecha a su presa, con un cigarrillo apagado en la boca y jugando con el encendedor en su mano derecha. Pasaba el pulgar por la rueda, disfrutando el ruido de la chispa y como las hebras se estremecían al oírlo también. Las piezas de su juego intentaron convencerlo de tomar otros caminos, él solo les recordó su posición en el tablero e ignoró el resto de sus sugerencias. Un chasquido metálico marcó la cercanía al final de su momento de diversión. Sacó el cigarrillo de su boca y lo acercó a la llama. Uno pensaría que se detendría, al menos para dar unas palabras finales. Este no era el caso, al menos no con personajes que consideraba tan secundarios. 

Regresó el tabaco a sus labios, inspirando mientras dejaba caer el encendedor, exhalando una nube de humo que se dispersaba dentro de la fogata de gritos. Lo que Key no sabía, es que había algo algo más que un hilo suelto atrayendo problemas en su dirección. Una pista obvia para su contrincante, una obsesión, una pieza infalible. No está de más decir que la trama estaba a punto de volverse mucho más dramática. 

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