Capítulo 6

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—No deberías de ver más a ese chico —la voz de mi padre me sobresaltó y un poco de la avena que comía cayó en el suelo.

La cuchara quedó suspendida en el tazón y agaché mi cabeza, siempre era el mismo efecto que tenía cada vez que mi padre estaba cerca de mí.

—Ese chico solo te traerá problemas, debes de dejarle de ver, Lily.

—Su nombre es Jack, no ese chico —no sabía lo que hacía en aquel momento, fue un pequeño arranque—. Es mi único amigo y él también me necesita.

—Puedes hacer más amigos, no solo tiene que ser él.

La silla delante de mí fue arrastrada y pronto mi padre estaba en mi campo de visión. Llevaba su bata de doctor, el estetoscopio que siempre utilizaba, sus lentes y su camisa de cuadros rojos. La edad ya le iba cobrando factura puesto que algunas canas se vislumbraban en su cabello y barba.

—Deja de verlo Lily, es una orden.

Él y sus estúpidas órdenes.

Apreté mucho los labios, la respiración se me hizo pesada y quizás fue todo lo que llevaba conteniendo hace muchos años lo que me hizo explotar de una manera no grata.

—¡Todos me ven como la gorda inútil! He intentado por más de cinco años hacer amistades y todos terminan rechazándome. Pero como tú estás tan enfrascado en tu propio dolor no ves que yo también vengo sufriendo desde hace años —tomé una pausa para evaluarlo y tomar aire—. Jack es lo único por lo que todavía no me ves en una tumba llevándome flores.

Mis últimas palabras lo sorprendieron, bueno, en realidad fue todo. Él estaba muy acostumbrado a que yo siempre me quedara callada tragándome mis cosas, aguantando sus palabras ofensivas y siguiendo sus órdenes aunque no me gustaran.

—Y deja de decirme que te comprenda porque sí trato de hacerlo, pero deberías de comprenderla a ella también —lo siento mamá, ya no puedo guardar tu secreto—. Mi mamá, a la que tú llamaste traidora y más fue una drogadicta que se metió a rehabilitación por su propia voluntad para poder cambiar por nosotros. ¡Por ti y por mí lo hizo! Por eso fue que ella desapareció de un momento a otro.

»Y cuando ella regresó a mejorar las cosas y explicarlas, tú solamente la sacaste de nuestras vidas sin siquiera preguntarme y ahora ella tiene otro esposo con cual ha formado una familia con dos hijos. Viven a una hora de aquí y no sabes cuánto me duele tener que ser la hija abandonada, porque de ti solo recibo golpes emocionales y físicos y yo ¡ya me harté!

Pareció que fuera a decir algo, pero no le dio tiempo ya que yo sin siquiera recoger mi bolso salí corriendo de casa con un nudo más liviano en el pecho y los ojos llenos de lágrimas siendo derramadas en mis mejillas.

¡Dios! ¿Qué había hecho? En aquel momento yo sabía que todo lo que había dicho iba a traer problemas, muchas discusiones y discordias en el pequeño apartamento del cual yo llamaba hogar.

Sin saberlo mis pies me dirigieron al único lugar donde yo me sentía segura, corrí por todos los pasillos del hospital hasta llegar al piso con el número de habitación correcto. Jack tal vez sería parte de mi salvación en aquel día lleno de nubes grises.

No llevé flores.

Toqué la puerta y se escuchó su respuesta positiva, de inmediato entré y vi a Jack más decaído de lo que ya estaba.

—Hola Jack, lamento no haberte traído flores.

—Lily, ¿qué tal?

No me dijo algodón de azúcar.

—Eh... ha sido todo muy diferente...

—No vengas más, Lily —me interrumpió y yo me quedé estática en mi lugar. ¿Cómo?

Soltó de golpe la bomba y creía que no había escuchado bien.

—¿El qué?

—No vengas más a verme Lily. Ya no más.

Hasta El Último Sol [Mer]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora