Hasta El Último Sol [Mer]✔

Capítulo 10

"Bueno, bueno, algodón de azúcar.

Como sabrás no estoy más contigo, bueno, al menos de formar presencial. Siempre estaré en ese bello corazón tuyo que tienes y en esa sonrisa hermosa que siempre deslumbra. Exacto, toda tú eres hermosa.

¿Sabes Lily? Al parecer no te dije que iba a tener una cirugía que siempre posponía ya que me encantaba ver aquellos soles contigo, pero decidí que era momento ya que conmigo no se podía hacer nada más, de verdad que busqué con mis médicos todas las opciones para poder mejorar y vivir más, pero no fue así.

Recibes esta carta luego de mi muerte porque quiero que te quedes con algo mío de formar material, porque siempre tendrás mi amor aunque mi corazón ya no lata.

¡Diablos! Ni sé qué decirte algodón de azúcar, todo es complicado. Quizás esta carta esté escrita en forma de desorden.

Eres una de las personas más fuertes que he conocido Lily Bennett y eso que soy yo quien está en el hospital eh.

Simplemente eres bella a tu manera, de todas las formas posibles y por haber, lo eres y que nadie te diga lo contrario. Mereces una vida llena de alegrías y no de dolores, yo sé que la tendrás pero a veces es necesario que la tormenta pase para que luego el sol resplandezca.

Tú eres mi sol.

Gracias por todo Lily, no hay nadie que se te compare y ahora con lágrimas derramadas en mis mejillas te digo adiós.

Jack Harvey, la persona que te quería mucho.

Posdata: Nunca te dije que mis padres tenían dinero y sus cuentas bancarias con varios ceros al igual que la mía. Te dejo los números de cuenta y un testamento para que puedas agarrar ese dinero estancado y viajar a donde se te dé la gana, cumplas tus sueños y seas feliz."

La carta me sacó muchas lágrimas, sollozos y pequeños grititos esperando que él reviviera. No lo hizo.

En cambio el cielo se tiñó de los más bellos colores y de ello un sol resplandeciente en el atardecer dejando ver que él siempre estaría conmigo.

Dejando los girasoles encima de su lápida, sonreí.

—Así es Jack —las lágrimas cayeron otra vez por mis mejillas—, hasta el último sol.