Capítulo 9. Entrenamiento o Infierno.

3 1 0
                                    


-chicos los eh reunido porque quiero hablarles- habían pasado 5 días desde que había hablado con Nahel y habíamos encontrado un lugar con agua del rio y vegetación suficientemente comestible y también apartados de los grandes edificios –no, mi respuesta es no- dijo Ryoichi –Ryo, te hemos dicho mil veces que no leas nuestras mentes, es incómodo- me desanime un poco, creo que todos reaccionaran igual –no lo controlo, aun así ya dilo, seguirá siendo un no- suspire –bien, lo eh pensado y quiero que Nahel se quede con nosotros- se quedaron en silencio hasta que Aria y Fénix se levantaron y gritaron al unísono –¡paguen perras!- quede boca abierta al ver como todas sacaban alguna fruta o comida y se lo daban a ellas -¿apostaron?- pregunte indignada y bastante sorprendida –pues Fénix y yo apostamos en que querías que tu novio se quedara contigo y las otras apostaron que serias muy orgullosa para darle otra oportunidad- dijo Aria como si fuera lo más simple del mundo, hasta Mathew tuvo que entregar sus frutas favoritas -¿enserio?- el solo subió sus hombros restándole importancia –podías haberte hecho la difícil al menos, sabes cuánto me costó hacer esa jalea de bayas en una fogata- dijo Lyra entregándola, los chicos solo quedaron igual que yo menos Zed que supongo ya lo sabía.

-Hay querida todos  sabemos que te escapaste en la noche el día que nos ayudó, vamos no eres muy sutil que digamos y Math tampoco sabe guardar secretos con esas orejas- sonrió Galia, mi cara estaba caliente de la vergüenza y baje mi rostro, enserio que les gustaba hacerme pasar vergüenza –bien, votemos para tu petición- dijo Agnes –olvídense de la estúpida votación, ustedes son más que nosotros y siempre la apoyan así que solo dile que se mantenga alejado de nosotros y si intenta la mínima cosa lo castraremos- mire a Spencer bastante sorprendida por lo que dijo –y lo estaré vigilando- y con eso dicho camino no sé a dónde, solo espero que este todo bien, mire a Zed -¿estás bien con esto?- el levanto una ceja –eres la jefa, lo que digas- sonrió, este día no podía ser más raro–puede que tenga experiencia de supervivencia pero tú eres una líder innata y nos has guiado hasta aquí, así que confió en tu criterio-

-Si crees que eso va a hacer que te tratemos mejor, estas muy equivocado- interrumpió Zay de pronto –tranquila enana, no estés celosa- le guiño el ojo y se fue con Math a buscar más alimentos dejando a Zay con su cara completamente roja y a mi muy contenta, esta nueva vida quizás si podríamos encontrar algo de paz.

Dos días después estaba de nuevo en el punto de encuentro, Agnes y Aranza decidieron acompañarme, iba a venir sola pero no me lo permitieron, como Nahel no me dijo hora, decidimos pasar todo el día y la noche solo para estar seguros, el día fue finalizando dándole paso a la noche, mis ánimos aún no se apagaban, pero tenía dudas, “¿y si se había arrepentido?” Supongo que solo lo sabré si para mañana no está aquí –hola, pensé que no vendrías- me gire y lo vi ahí parado con media sonrisa con una gran mochila en el hombro y otra en el suelo me veía aun como si no lo creyera, me acerque aun sin decir nada y lo abrace. Dos días más y ya estábamos llegando al campamento que habíamos establecido, esos dos días habíamos compartido mucho de ambos, me conto de que su familia presionaba mucho de él, que era hijo de uno de los de la elite pero el odiaba a su padre y solo le gustaba ser soldado, que su equipo era como una familia y le dolió mucho dejarlos, algo dentro de mí se sintió bien y a la vez muy mal, el dejar algo importante por mí era demasiado y aunque me dijo que no solo escapaba por mí, no puedo dejar de pensar que fue mi culpa –¿ella puede escuchar?- pregunto refiriéndose a Aranza –y hablar también- respondió ella en un susurro pero que todos escuchamos –lo siento, es que son las primeras palabras que te escucho decir, pensé que eras muda- sonreí –el poder de Aranza tiene que ver con el sonido y como no lo controla muy bien, a veces su voz no se escucha o se escucha a nivel de dañarte los oídos, por eso prefiere no hablar- le respondí mirando por donde caminábamos –aun así Ara nunca fue de mucho hablar- secundo Agnes quien parecía de lo más tranquila hablando con Nahel, aún se me revolvía el estómago con lo que había pasado, pero trate de que no me afectara.

3190Donde viven las historias. Descúbrelo ahora