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- ¡CARLO!

- ¡TONI!

Allegra se rio suavemente al escuchar cómo los hermanos decían los nombres del otro repetidamente de manera eufórica.

- Oye, ¿Podemos decir tu nombre de la misma manera de vez en cuando? - le preguntó Toni. La pregunta la tomó un poco por sorpresa porque esto era algo que les había escuchado hacer desde que eran pequeños. Ciertamente el padre de los Gambino no se dirigía con tanta confianza a su propio padre. No obstante, en esta ciudad las cosas serían diferentes y necesitarían contar el uno con el otro.

- Mmmm sí, no hay problema.

- ¡ALLEGRA! - gritaron ambos al mismo tiempo causando que otra risa se le escapara a ella. Los tres iban hacia la ciudad porque ya tenían las llaves del negocio, así que en cualquier momento podían empezar a trabajar.

El negocio que manejarían de manera pública era una tienda. No querían que esta llamara mucho la atención, sino que fuera suficiente para justificar algunos de sus ingresos. El lugar se encontraba detrás de una gasolinera y allí venderían productos básicos. Al llegar al badulaque en cuestión, los tres lo observaron rápidamente y luego se dirigieron a la parte de atrás para hablar un poco de lo que sería el otro negocio.

- Esta es la parte de la tienda que la gente no puede ver y en esta parte de la tienda creceremos de verdad - dijo lentamente Toni mientras observaba el espacio.

En la última semana, Allegra se aseguró de que llegara una pequeña muestra del producto que planearían vender en Marbella. Era una cantidad mínima que venía en una mochila roja pero era el primer contacto que tendrían con el producto. La joven dirigió a los hermanos al fondo de la trastienda y les enseñó la bolsa que le habían facilitado miembros de la familia.

- ¿Esto es exclusivamente nuestro? - le preguntó Toni observando el interior de la mochila.

- Sí, esto è solo vostro - le respondió ella.

- Las pirulas solo las tenemos nosotros - añadió Carlo emocionado.

Para "probar la mercancía", Toni introdujo una de las pastillas en su boca. Rápidamente Carlo procedió a hacer lo mismo, pero no sin antes ofrecerle una a Allegra. Su primer instinto fue no tomarla, puesto que al fin y al cabo ellos ahora eran sus jefes y no sabía si eso era apropiado. Negó con su cabeza y estaba a punto de agradecerle y rechazarla pero el menor de los Gambino se adelantó diciéndole:

- Teniendo en cuenta todo lo que sabes y lo que vas a hacer, creo que es justo asumir que ya eres como de la familia. Podemos tener confianza entre los tres.

Le volvió a extender la mano que tenía la pastilla y ambos ingirieron una.

Allegra no estaba segura de qué era esta droga, por lo que no sabía lo que iba a experimentar. Los efectos más inmediatos que empezó a notar fue que sus sentidos se nublaron un poco, en especial su vista. Todo lo que veía era de distintos colores y parecía moverse continuamente. Así mismo, se sintió mareada y su percepción se vio alterada. No podía distinguir cuáles objetos estaban cerca y cuáles estaban lejos. Sin embargo, la experiencia no era nada desagradable, ya que también empezó a sentir cierta energía que se esparcía por su cuerpo, como si de repente pudiera hacer cualquier cosa. Además, tuvo una sensación general de euforia y placer.

- Nos vamos a hacer de oro vendiendo esta mierda - dijo Toni claramente compartiendo lo mismo que sentía ella.

El siguiente asunto en la agenda era saber cómo podían conseguir más pirulas. Carlo les contó que quizás había una persona en la ciudad que les podría ayudar. Sin embargo, el negociar unidades de este producto no era lo único que tenían que hacer. Debían encargarse también de asuntos del badulaque como buscar un dependiente, abastecer la tienda regularmente, mantener el papeleo en orden, asegurarse de que la gente viniera, etc. Quizás en el futuro alguien más podía hacerlo, pero por ahora estaban solos.

Los tres se dirigieron detrás del mostrador de la tienda mientras que Allegra pensaba en todo esto y, al mismo tiempo, continuaba experimentando los efectos de esa pirula que se había tomado. Quizás pensar en el futuro y esa pastilla no era una combinación muy buena, debido a que comenzó a sentir ansiedad y su preocupación aumentó. Al parecer estos sentimientos se vieron reflejados en su rostro, puesto que Carlo se le acercó, puso las manos sobre sus hombros y le dijo:

- Se llamará el KeRule y este es solo el principio de lo mucho que conseguiremos.

Su preocupación disminuyó notablemente, aunque pronto se vio reemplazada por frustración ante el tipo que venía hablando de "perritos calientes gratis". A pesar de que Allegra usualmente estaba más dispuesta a escuchar que a proferir gritos, en realidad era una persona impaciente y se irritaba fácilmente. Muy temprano en su vida, su padre le hizo saber que aquello no era necesariamente algo negativo, pues podía aprender a usarlo para su ventaja, pero con frecuencia le recordaba que debería intentar guardarse sus pensamientos y emociones, ya que no sabía cuándo intentarían usarlos en su contra. Su padre también solía señalarle cuánto apreciaba la ironía de ver a alguien con su nombre con tal temperamento. Allegra deseaba recordar qué pensaba su madre sobre su forma de ser.

El hombre de la tienda dijo que se llamaba Hakim Habibi. Mientras Toni y Carlo le decían que lo harían VIP del KeRule, Allegra aprovechó para registrar sus bolsillos por encima. Quería saber si este hombre valdría algo o si deberían echarlo pronto. Tenía poco dinero pero ella supuso que quizás le alcanzaría para una pirula, por lo cual asintió suavemente con su cabeza y los hermanos parecieron entenderle.

Este podría ser su primer cliente en la ciudad.


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Sotto il sole di Marbella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora