2

16 1 0
                                    

Léa

He pasado la mayor parte de mi vida tratando de no perder el rumbo, mis objetivos desde antes han estado perfectamente claro como lo quiero ejecutar, llegué aquí por algo y no pienso rendirme por nada ni nadie.

Es algo complicado tratar de buscar toda la información y los datos de mayor importancia cuando ni siquiera puedo centrarme debidamente en lo que estoy haciendo con las voces de mi cabeza atormentándome.

Justo ahora estoy sentada en la oficina de Laila, mirando en su computadora cada una de las carpetas que tienen algunos puntos claves de las investigaciones que hemos hecho anteriormente.

Agradezco por un lado tener la cafeína acompañándome mientras leo lentamente cada archivo, aunque pensándolo bien, la cafeína creo que es la causante de las voces que escucho en mi cabeza, si, efectivamente es la cafeína, creo que debería dejar de tomar tanto café.

La puerta de la oficina se abre de inmediato y todo el ruido del exterior se hace presente en la habitación, estresándome un poco más de lo que estaba anteriormente.

- No he encontrado nada nuevo, busqué en todos los lugares posibles, pero nada, esa información que deseas se va demorar un poco – dijo mientras miraba la Tablet que tenía en una mano mientras en la otra se tomaba un té.

- Una víctima muy escurridiza, me gusta esa inteligencia, admirable de verdad.

- Vamos a ver cuánto le dura eso de esconderse – Sonríe cerrando la puerta con su pie, dejando el vaso de té en la mesa de noche que tenía por ahí cerca – ahora hablemos de la cantidad de cafeína que has consumido el día de hoy, entiendo que eres colombiana y todo el rollo que amas el café, pero más de tres jarras de café ¿Eran necesarias? – camina en dirección a donde me encuentro tomando asiento frente a mí.

- Solo fueron seis jarras de café, además necesitaba centrarme un poco.

- Por supuesto desde lejos se nota la concentración que tienes.

- Okey, entiendo, quizás no estoy tan concentrada, pero al menos quería intentar.

- Intento fallido.

Iba a contestar, pero mi mente por un momento se alejó de la realidad, mostrándome un escenario que no tenía ni idea donde era.

La sombra de una persona apareció, no puede verla con claridad, pero todo su cuerpo temblaba, su voz suplicaba ayuda de manera desesperada.

Sus suplicas hacía eco en mi cabeza de manera repetitiva, iba acercarme cuando sentí que alguien me tocó.

Y solo bastó eso para regresarme a la realidad, Laila me examinó buscando mi mirada.

- ¿Está todo en orden? ¿Léa? ¿Estás bien?

Tratando de entender que acababa de pasar, la miro – Ehmm, sí, estoy bien, solo... solo, estaba pensando en algo.

- Creo que deberías dejar de tomar café, ¿Te parece si te traigo una aromática o un té? – toma lentamente la taza de café, parándose de mi la misma manera que cogió el café, esperando una respuesta de mi parte.

Solo pude asentir, minutos después el sonido de la puerta cerrándose se hizo presente.

No sabía que me había pasado, pero mi cuerpo se quedó plasmado y mi boca no pudo soltar una sola palabra.

- Andy



Sálvame... Por favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora