Ocean Eyes ■Krexie■

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Contenido Soft
Krexie (Krel x Douxie )

Te he estado observando durante un tiempo,
no puedo dejar de mirar a esos ojos como el océano.
Ciudades en llamas y cielos de napalm,
quince bengalas dentro de esos ojos como el océano.
Tus ojos de océano.

Hisirdux admitía que era un mago un tanto despistado e impulsivo, que aún le faltaba práctica para llegar a ser como su tutor Merlín o incluso como su mejor amiga Zoe.
Pero habia algo de lo que se enorgullecía, su pasión, determinación y sobretodo, su serenidad. No existía nada que lo desesperara o hiciera perder la cabeza, por más estrés que podía llegar a experimentar, siempre se levantaba y seguía adelante.
Hasta que lo vió.

El mago llevaba años viviendo en Arcadia, independientemente de las circunstancias, conocía quienes vivían ahí y quienes se mudaban recientemente. Y esos chicos no parecían de por aquí.
Había algo en ellos que llamó su atención, talvez era porque el castaño había mandado a aquella niña al espacio en ese cohete volador o solamente era su compartimiento algo singular.

Douxie permanecía sentado en el mostrador de la tienda de discos, mientras Zoe ordenaba los nuevos en el estante. El joven de mechas azules observó como el chico moreno que minutos atrás corría junto a su hermana bajo un hidrante, entraba a la tienda para mirar el interior.
-Bienvenido a discos Arcadia, puede comprar lo que desee- repitió la pelirosa por octaba vez en esa mañana, pues el protocolo dictaba que debía recibir a los clientes formalmente.

El moreno repasaba los estantes con suma curiosidad, pasando disco tras disco con un brillo de asombro en sus ojos.
Mismo brillo que llamó la atención del mago.
Casperan elevó su mirada de la revista que leía hasta los orbes marrones del castaño, apreciándolos.
Esa fue la primera vez que los vio, que lo vió. No dirigió palabra al principio, pero podía jurar que había descubierto un toque de azul en ese marrón intenso de sus ojos.

Hisirdux parpadeó incrédulo, movió su cabeza levemente y vió de nuevo. En efecto esos ojos guardaban un toque de azul en ellos.
Azul, ese color estaba a punto de convertirse en su favorito.

En menos de un segundo el chico había tomado uno de los discos y salido de la tienda sin pagar antes, a lo que su acompañante Zoe fue para reclamar.
-Disculpe, debe pagar por eso-
-Esa chica busca venganza, emocionante- intervino el anciano que iba con los dos adolescentes.
-Osea, pagar con dinero-
-¿Qué sucede aquí?- preguntó el Señor Scott, quien llegó al momento en que la discusión se desarrollaba.
-Está robando la tienda- repitió Zoe. -Mire, no quiero problemas. Solo debe pagar por eso si lo quiere llevar- aclaró la bruja señalando el disco.
-Imposible, la tienda es muy grande para robarla-
Doux rio ante lo dicho por el nuevo chico, al menos tenia sentido del humor.
-¿Tienes dinero para pagar eso, niño?-
-Eso es cuestionable-
Y esa era su señal para intervenir.
-Disculpe oficial, dejelos ir. Yo pagaré por eso- ofreció el mago.

El moreno mostró desconcierto en su mirada, pero de cierta forma estaba agradecido con el muchacho por sacarlo de ese embrollo.
Douxie no lo reconocería, pero las emociones que esos ojos expresaban eran sublimes para él.

No es justo,
de verdad sabes cómo hacerme llorar
cuando me miras con esos ojos como el océano.
Tengo miedo,
nunca he caído desde una altura así de alta,
cayéndome en tus ojos de océano,
esos ojos de océano.

A pesar de haber vivido más que cualquiera, haber visto más que otra persona, Casperan había experimentado una sensación de soledad creciente en él. Eso hasta que el azul se volvió su favorito.

"Historias gay, para gente gay...Y no gay"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora