Capítulo III

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Observó fijamente su reflejo en el espejo

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Observó fijamente su reflejo en el espejo. Las ojeras que tanto se esforzaba en ocultar durante el día eran visibles una vez los restos del maquillaje se iban.

La semidiosa soltó un suspiro, bajando la mirada a sus manos para aplicar la pomada sobre las marcas en sus palmas con cuidado antes de volver a vendarlas.

Se colocó una enorme sudadera sobre su pijama y preparó su cama para dormir, teniendo inquietud porque Jonathan no se encontraba en casa esa noche y Shadow había salido para vigilar los alrededores del pueblo.

Cassandra se cubrió con las sábanas y extendió la mano a la lámpara en su mesilla, la cual detuvo antes de apagar la luz. Apretó los labios, indecisa, igual que hacía después del verano, rememorando su miedo a la oscuridad y de nuevo, su miedo a dormir.

—Solo hazlo —se reprochó, pero su mano temblando la hizo chasquear la lengua y se envolvió con las mantas, dándole la espalda a la luz.

Hace unos meses su intento de valor daba frutos, podía dormir algunas horas antes de despertarse teniendo la sensación de peligro que vivió todo el verano.

¿Apagar la luz? Podía vivir en la oscuridad la mayor parte del tiempo, especialmente si Derek estaba con ella o Shadow.

Ahora ni siquiera quería cerrar los ojos, sin importar si estaba acompañada o no.

Sus cavilaciones no pudieron seguir porque escuchó como la puerta del departamento era abierta y ella salió de la cama, tomando el cuchillo de Dhalia que guardaba debajo de su almohada.

Jonathan tenía turno nocturno y Shadow aparecía directamente en su habitación, así que no eran ellos.

Se acercó a la puerta de su habitación, escuchando los pasos del otro lado y algunos murmullos. Tomó el picaporte, apretando el cuchillo con firmeza y esperó un segundo antes de abrir la puerta de un tirón.

Dos gritos se escucharon y la hicieron soltar uno también antes de comenzar a maldecir en italiano al darse cuenta de que solo eran Scott y Stiles.

—¡¿QUÉ DEMONIOS LES PASA?! —exclamó Cassandra, con el corazón latiendo con rapidez en su pecho y los ojos bien abiertos mirándolos.

—¡¿Qué demonios te pasa a ti?! —replicó Stiles saliendo del escudo humano que era Scott en ese momento y mirando con alarma el cuchillo plateado que brillaba en manos de su amiga—. ¡Casi me das un infarto!

—¡Ustedes casi me dan un infarto! —dijo Cass, el enojo suplantando el miedo y la sorpresa que sintió—. ¡¿Qué Hades están haciendo aquí?!

—¡Si me dejaras hablar tal vez lo sabrías! —dijo Stiles, ambos chicos sin darse cuenta de que seguían gritándose.

—¡Pues tal vez no me interese! —replicó la semidiosa con el ceño fruncido y Stiles la miró indignado.

—¡¿Ah sí?! ¡Pues tal vez...!

Savage | TW, PJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora