Capítulo IX

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—¿Por qué hueles a Derek? —preguntó Isaac apareciendo al lado de su casillero de repente, provocando un pequeño susto a la semidiosa.

—Dioses, voy a poner una cascabel alrededor de sus cuellos si siguen apareciendo así —espetó al tiempo que colocaba una mano en su pecho, ignorando completamente su pregunta para abrir su casillero.

—Evasión, primer indicio —murmuró el rubio entrecerrando los ojos en su dirección antes de acercarse a su amiga un poco más, olfateando su cabello sin ninguna vergüenza. Era su aroma de siempre: lavanda, flores y ese sutil aroma a algo que nunca le ha podido poner nombre, pero había otro que no le pertenecía—. Sip, no lo estoy imaginando, en verdad apestas a Derek.

—Isaac Lahey, estás sobrepasando un límite no escrito entre nosotros —dijo Cassandra con molestia mezclada con nerviosismo al tiempo que lo empujaba fuera de su espacio personal—. No puedes llegar y empezar a olfatearme como si fueras un perro.

—Lo siento, pero... oh por dios —exclamó en cuanto cayó en cuenta de las cosas, sin poder evitarlo una enorme sonrisa se formó en sus labios—. ¿Pasaste la noche con Derek?

—Lo dices como si fuera algo extraño cuando ya lo he hecho antes —respondió la semidiosa con falsa indiferencia pero Isaac escuchaba su corazón latir acelerado—. Hubo un apagón anoche y obviamente no iba a quedarme en mi apartamento sola, a oscuras cuando el loft tiene un generador.

—Y buscaste refugio en los brazos de Derek Hale —comentó el rubio con ironía a lo que la chica lo miró dejando caer un libro con fuerza dentro del casillero. Isaac levantó sus manos en señal de inocencia—. Solo estoy haciendo suposiciones, antes también apestabas a él pero no a este grado.

—No sé qué ideas extrañas pasan bajo esos bonitos rizos rubios, pero estás equivocado —dijo Cass mientras lo señalaba con un dedo y Isaac volvió a sonreír.

—Díselo a esa marca en tu cuello —dijo como si nada y la chica abrió los ojos con susto antes de mirarse en el espejo que tenía en su bolso. Isaac comenzó a reír ante eso y Cassandra lo miró mal—. Dios, debiste ver tu cara.

—No eres divertido —espetó la chica con las mejillas levemente sonrojadas terminando de guardar sus cosas y cerrando su casillero.

—Oh pero acabas de confirmar mis sospechas —dijo el hombre lobo con gran satisfacción mientras caminaba a su lado—. Imagino que Derek si fue divertido.

—Voy a golpearte —dijo Cassandra con absoluta seriedad, mirándolo de reojo—. Y para tu información, solo dormimos.

—¿Es alguna clase de código? Auch... —se quejó cuando el codo de la chica impactó en sus costillas con fuerza. Cassandra sonreía con dulzura.

—Lo siento —dijo con falsedad antes de acomodar el cabello sobre su hombro—. Si quisiera hablar sobre mi vida sexual, hablaría con Lydia.

—¿Entonces si hay de qué hablar? —preguntó como si nada, pero al ver que los ojos de su amiga adquirieron un brillo extraño y un gruñido se escuchó desde algún lugar del pasillo, entendió el mensaje—. No tocaré más el tema.

Savage | TW, PJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora