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—¿Qué haces, Chenle?— Renjun le pregunta cuando lo ve hurgar entre los tres cuerpos.

— Sus teléfonos, necesito sus teléfonos.

—¿Para qué?

— Ya lo verás. — El rubio suelta una pequeña risita y mete su mano en el bolsillo delantero del pantalón perteneciente a Yuta. — Idiota de mierda, ¿dónde carajos dejaste tu móvil? — Refunfuña.

— Claro, porque él te responderá.— Rodando sus ojos, Renjun se posiciona al lado de Chenle y busca en Lucas. — No creo que los tengan con ellos...

— Por favor, hoy en día todos los adolescentes vivimos con nuestros teléfonos pegados a la mano como si fueran chicles. — Chenle responde con obviedad. —¡Aquí está!

Exclama luego de otro minuto y medio buscando al mismo tiempo que Renjun encuentra el de Lucas, por lo cual se lo tiende y allí mismo ve a Chenle hacer su obra de magia.

El maldito era un loco por la tecnología y muy bueno en lo que sea que se le pidiera hacer con esta. Por eso no se sorprendió cuando logró desbloquear ambos móviles en menos de cinco minutos.

— Busca el nombre de «Johnny» en el teléfono de Yuta y yo buscaré el de «JungWoo» en el de Lucas.

Haciendo lo que le pidió su amigo, Renjun entra en contactos y rápidamente comienza a buscar el nombre del chico que conoce, es el mismo grupito de retrasados que antes convivían con ellos en la misma institución, pero que gracias a los cielos, se salieron el año pasado siendo el último de su cursado.

Nadie los soportaba, parecían ser los típicos bravucones salidos de una historia creada por una joven que está detrás de un teléfono o computadora escribiendo horas y horas ideando un mundo en el cual, le gustaría vivir o al menos, presenciar desde su perspectiva.

En fin, sin irse mucho por las ramas, ese «grupito» siempre jodía a los de menor grado y muchas veces él fue blanco de sus burlas por ser de un país extranjero, al igual que Chenle pero a diferencia de uno de los más pequeños de su círculo de amistad, él sí los enfrentaba y una vez terminó en la enfermería por un golpe de Lucas.

— Mira donde estás ahora, Yukhei.— Susurra dándole una leve mirada.

Seguramente su alma está pudriéndose en el infierno, ¡Cómo le gustaría ver ello!

—¿Lo encontraste?— Sorpresivamente el tono de Chenle sale con nerviosismo. Eso no pasa desapercibido para Renjun, el cual lo mira con una ceja levantada.—¿Lo encontraste o no?

— Sí, aquí está.

— Bien, tómale fotos y mándaselo. — Le pide.

—¿Es una broma o...?

— No. Hazlo, después de todo, supongo que ellos también participaron en el asesinato de los padres de Jaemin, él está convencido de eso.— Chenle le explica y carraspea sintiéndose incómodo ante la insesante mirada de Renjun sobre su cuerpo. — No me mires así y hazlo, Huang.

— Creo que estamos sobrepasando los límites ya, después de todo, quiénes actuaron directamente contra los padres de Jaemin están aquí, muertos y desfigurados.

—¿De que límites hablas, Renjun?— Una voz detrás suyo lo hace levantarse de su lugar.

El cuerpo del chico se da vuelta y se encuentra a un Jeno recostado sobre el borde de la puerta perteneciente a la cochera. Éste no lleva la máscara, como ellos, ya no las necesitaban por el momento.

Su aura desprendía tensión haciéndolo temblar levemente, la mirada penetrante de Lee lo estaba asfixiando, pero no iba a demostrar ni una pizca de debilidad frente a él.

Purga. (Na Jaemin+ Dream). FINALIZADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora