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El auto que robaron hace media hora atrás, frena en la antigua casa perteneciente a Jaemin. Ninguno de los cuatros adolescentes emiten alguna palabra, todo se mantiene en silencio, hay tensión, nerviosismo y poco a poco algunos comienzan a caer en cuenta lo que hicieron horas atrás.

—¿Se acabó?— Chenle pregunta en un susurro sacándose la máscara. —¿De verdad se acabó?

Jaemin quien iba atrás con él, toma su mano y ya con su rostro descubierto, le sonríe apenas mostrándole confianza. Quizás Chenle estaba algo asustado ahora mismo, no lo culparía porque se siente de la misma forma.

Su mente no ha dejado de destellar escenas que él mismo protagonizó y vio.

Asesinó a más personas de las que debía, disfrutó verlos suplicar por sus vidas, quiso ir más allá cuando le pedían de forma agonizante que frenará con sus actos, pero no quiso escuchar. Nunca lo hizo porque en su cabeza solo había una palabra retumbando que lo llevaba a tener más y más coraje: Venganza.

— Esto nunca sucedió.

De repente la voz de Jeno los saca a todos de sus nebulosas. Él sonaba serio, neutro y seco. Renjun pudo divisar en la forma que apretaba el volante. Estaba tan tensionado que podría explotar ahí mismo.

— Asesinamos a hijos de importantes personas de la ciudad, esto se sabrá en la mañana y claramente, se hablará de ello por días.— Continúa.— Nadie debe saber que hemos sidos los causantes de todo el desastre que se dió en la casa de Lee Taeyong.

—¿Cuánto crees que podramos ocultarlo?

— Preferiblemente cortense la lengua antes de hablar.

Nuevamente todo es silencio cuando el que dice lo último es Jaemin en repuesta a Renjun.

— Busquemos nuestras cosas y vayámonos. — El primero en abrir la puerta del coche es Chenle, cual sale acompañado por el castaño.

— Quizás y hasta nos robaron la última miga de pan, miren la puerta abierta. — Jeno suelta con un bufido de por medio cuando divisa lo destrozada que se encontraba la entrada.

Eso llega a dolerle a Jaemin. Obviamente habían entrado a su antiguo hogar y quizás lo usaron como forma de guarida o para cometer algún que otro acto indebido.

«Como los que tú cometiste, Jaemin».

Gruñe en respuesta, su propia mente lo estaba jodiendo. Siempre era así.

Caminando en dirección a la entrada, el primero en adelantarse es Renjun, el cual alza su arma por si alguien llegaba a salir dispuesto a matarlos.

— Manténganse en alerta, no sabemos si hay alguien adentro o no. — Les comunica el mayor de todos.

— Chenle, ve detrás de Jeno. — Jaemin lo toma de su mano nuevamente y deja al menor delante suyo siendo él el último.

Una vez dentro de la casa, la oscuridad los recibe y el castaño gira rápidamente hacia las afueras apuntando con su arma ya que escuchó unos gritos y luego risas seguidos de disparos no muy lejanos a su ubicación.

Purga. (Na Jaemin+ Dream). FINALIZADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora