21 de Marzo, día de la depuración anual que se lleva a cabo desde hace más de quince años.
21 de Marzo del 2019, ese día en donde Jaemin tomó por primera vez la oportunidad de convertirse en un depurador a causa de una desgracia que ocurrió en 2018...
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FINAL.
Faltaba poco para que dieran las siete de la mañana, faltaba poco para que toda esta tortura terminará.
Mirándose en el reflejo del espejo, Jaemin nota como sus lágrimas caen como cual cascada imposible de frenar. Un sollozo escapa de sus labios mientras sigue fijando su vista en su rostro lleno de sangre, la rabia crece y el dolor de igual forma.
¿Cómo pudo perder a tantas personas en doce horas?
Afianzando su agarre al lavabo, aprieta su mandíbula rechinando sus dientes y sin pensarlo dos veces, alza su puño pegándole directamente al espejo que tiene frente suyo. ¡Odiaba todo y a todos!
—¡Maldita sea!— Exclama furioso y vuelve a golpear con más fuerzas.
Claro que podía sentir los pequeños vidrios inscrustarse en su carne pero ese dolor no era para nada comparado al que sentía en su interior.
No. Ese dolor era pasable, el de su pecho no.
Comenzando a sollozar con fuerzas, tira lo que tiene a su alcance, grita desesperado y pega patadas contra la puerta ocasionando que esta tenga una gran rotura en el medio.
—¡Jaemin!— Alguien grita por él, sin embargo se encuentra demasiado abrumado como para responder.—¡Jaemin, detente!
Jeno entra como puede al cuarto de baño y allí ve el desastre que estaba causando su amigo, el cual, evidentemente no se encontraba en sus cabales.
Y no lo culpaba. Claro que no.
—¡Jaemin!— Intentando acercarse, recibe un golpe en su pecho que lo aleja unos cuantos centímetros.—. Basta, joder. Basta.
—¡No, aléjate!— Grita incapaz de contenerse.
Cuando él intenta volver a golpear el espejo— prácticamente hecho trizas—, Jeno lo sostiene de sus brazos y forcejea unos cuantos segundos antes de poder sostenerlo bien y obligarlo a salir del baño.
—¡Suéltame!— Sollozando con angustia, Jaemin le pide.
Su cuerpo repentinamente pierde fuerzas, y es que, ya no creía tenerlas para continuar con su vida misma. Había persuadido a sus amigos para que le ayudarán a cometer varios crímenes en pocas horas, a los que un día llamó «hermanos» casi lo matan, perdió a Suzy y por último pero no menos importante, su pequeño Chenle terminó muriendo por su maldita y asquerosa culpa.
