Cuando los sueños y la realidad se mezclan

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[20 años, después de Como Entrenar A Tu Dragón 2]

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Valka subía lentamente las escaleras que conducían a la habitación de su hijo. Una noche más Hiccup se había quedado dormido en su escritorio, posiblemente trabajando en alguna mejora para su traje de vuelo.

Al ser el jefe de Berk y tener mucho trabajo por la reconstrucción de la aldea, apenas podía dedicar tiempo a sus inventos. Y por ello aprovechaba las noches para trabajar y así evitar tener pesadillas. Era sencillo, si no duermes no tienes pesadillas. Pero siempre se dormía.

La madre del chico llegó a su habitación y se acercó a paso lento al escritorio donde trabajaba su hijo. Hiccup tenía el cuerpo inclinado hacia delante. Sus brazos y cabeza reposaban sobre el escritorio, encima de unos papeles y libros. Su cabeza estaba ladeada encima de sus brazos, con la boca entre abierta por la que se escapaba un poco de saliva. En una de sus manos tenía un lápiz, el que estaba utilizando para escribir antes de quedarse dormido.

Con la manta de su cama Valka lo arropó. Quería llevarlo a la cama pero seguramente si lo cogía en brazos lo despertaría, además de que no podría con su peso.

Apagó la vela de su escritorio y besó la cabeza de su hijo. —Buenas noches, hijo— susurró cerca de su oído. Comenzó a caminar hacia atrás y salió de la habitación.

Los minutos transcurrían lentamente. En ese instante Toothless, que había presenciado como Valka arropaba a su dormido jinete, entró en acción. Se acercó hacia Hiccup. Con las patas delanteras separó la silla del escritorio y la inclinó hacia atrás para que el chico no se callera hacia delante. Pero no salió como el dragón esperaba. La silla casi cae al suelo hacía atrás de no ser por su cola, y el chico al moverse empujó algunos libros y papeles con sus brazos que cayeron al suelo.

Como pudo, el gragón coló sus patas por debajo del cuerpo de su jinete y lo elevó clavando sus uñas en las prendas del chico para que no se cayera al suelo. Comenzó a caminar con sus patas traseras dirección a la cama. Pero no se percató de un detalle. Al andar movió su cola y la silla término contra el suelo. Por suerte el estruendo no fue muy ruidoso y no despertó al chico.

Siguió caminando hasta detenerse al lado de la cama. Cuidadosamente dejó a Hiccup sobre ella. Mordió la manta y tiró de ella arropando así al chico. Pero le volvió a salir mal y esta vez tiró al chico al suelo.

El castaño abrió sus ojos rápidamente. Delante suyo estaba su dragón, mirando atentamente, con los ojos extraños. Hiccup recordaba a esa mirada. ¡Toothless volvía a estar 'poseído' por el dragón de Drago! Ni siquiera se levantó, empezó a retroceder arrastrándose por el suelo de la habitación alejándose del furia nocturna.

—No, por favor, no me hagas daño, por favor— suplicaba el castaño al ver que el dragón lo seguía.

No se detuvo hasta que se dio un fuerte golpe en la cabeza contra una pared. Cerró sus ojos y los volvió a abrir. —¿Toothless?— Su dragón lo miraba con ojos llenos de preocupación. —¿Lo he hecho otra vez? Lo-lo siento campeón, yo-yo— las palabras no salían de su boca.

Esa no era la primera vez en la que las pesadillas y la vida real se mezclaban.

Cerró sus ojos y extendió su mano. Sintió la escamosa piel del furia nocturna en su palma y abrió los ojos. —Lo siento mucho campeón, yo no quería asustarte, se que nunca me harías daño.

El furia nocturna gruñó como respuesta y se acercó más a su jinete. Hipo sonrió y se apoyó en la cabeza de Toothless, dejando que el lo abrace con sus patas a su manera dragonil.

—Gracias por todo campeón, por salvarme y ayudarme, siempre.

Finalmente jinete y dragón durmieron durante el resto de la noche.

HTTYD: One Shots (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora