Juego sucio

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[20 años, Au - ambientado en la época actual]

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La cuidad estaba desierta. El agua inundaba las calles. Ni un solo alma caminaba por estas. Apenas había coches circulando entre los edificios. Y todavía eran las siete de la tarde.

Pero eso era normal. Por lo menos en la Isla de Berk. Allí casi todos los días del año llovía y, aunque sus habitantes estuvieran acostumbrados al mal tiempo, no les gustaba mucho la lluvia.

Ese día una gran tormenta dejaba caer todo el agua de las nubes sobre la cuidad más importante de la isla.

Un día de tormenta que quitaba las ganas de salir de casa. El día perfecto.

—La que está cayendo no es normal. Nunca había visto llover de esta manera— La rubia miraba a través de los mojados cristales de la ventana la vacía calle.

El chico que se encontraba en la misma habitación que ella se acercó a donde estaba la rubia —Es Berk, ya sabes que aquí el sesenta por ciento de los días llueve, el treinta nieva, y el otro diez por ciento hace sol— llegó a la ventana y abrazó a su novia por la cintura, colocándose detrás de ella.

—A ver si adivino, has estado toda la tarde calculando los días que llueven, nieva o hace sol— Se giró hacia el castaño. "Muy graciosa señorita Hofferson" besó su frente y a cambio recibió un suave puñetazo en el brazo. Hiccup se quejó del puñetazo. "Sabes que no me gusta que me llames así" Astrid también se quejó de las palabras de él.

Ahí se quedaron durante un largo rato, mirando por la ventana, sin dirigirse la palabra. Solo escuchando el dulce sonido de la lluvia.

Era un sábado como cualquier otro. Astrid iba todos los fines de semana a visitar a su novio.
¿Por qué en la casa de Hiccup? Fácil. Su padre estaba casi todos los días fuera por asuntos de trabajo, y el chico ya era suficientemente mayor como para que Gobber, el mejor amigo de su padre, fuera a cuidarlo.
Tenían la casa entera para ellos dos solos.

Además a él le encantaba que su novia fuera a verle los fines de semana. Aunque ya se veían todos los días en la Universidad.

Astrid era su mejor amiga desde los quince, y su novia desde hacía cuatro años.
Como decía Snotlout eran - y son - inseparables. Y estaban el día entero juntos.

Volviendo al día lluvioso.

Hiccup se separó de Astrid —No se tu pero yo ya tengo hambre.— Comenzó a buscar su móvil por el salón.

—¿No es un poco pronto? Todavía son las ocho.

—Si pero podemos pedir una pizza y en lo que la traen...— Astrid lo interrumpió —No digas más, tu móvil está encima del mueble de la televisión, al lado de la Play.

—Gracias M' lady— el castaño marcó el número de la pizzería y encargo el pedido.

Prepararon las bebidas y lo demás necesario para la cena mientras esperaban.
Aún así el tiempo pasaba muy lento.

—¿Que te parece si... jugamos un rato a... cualquier juego?

—Me parece una buena idea. Mmmm vamos a ver... ¿al GTA V? Podemos jugar al modo multijugador.

—Me parece bien que quieras que una chica te machaque— El modo competitivo de Astrid se había activado.

Por muy competitiva que fuera Astrid los videojuegos era el terreno de Hiccup —Ya veremos si me ganas a una carrera de coches— Su especialidad.

Encendieron la Play Station 4, insertaron el disco del juego dentro de la consola y conectaron los dos mandos.

Jugaron un par de carreras de coches en las que Hiccup, como siempre, ganó.

Se llegaban ya por la tercera cuando el timbre de la puerta sonó —¡Venga ya! No puedo ponerlo en pausa.

—Cuanto antes te vayas antes vuelves.

—Esta bien— El chico se levantó y fue rápidamente hacia la puerta.

En lo que recogía la pizza y paga el pedido Astrid seguía jugando y para cuando Hiccup volvió ya había terminado la carrera.

—¿Decías? ¡Te he ganado a una carrera!

—Así cualquiera me gana.

—Cállate.

Cenaron tranquilamente viendo la tele, aunque no había nada especialmente entretenido para ver. Cuando terminaron decidieron retomar las carreras. Desde carreras de coches y motos, hasta de aviones.

Así pasaron lo que quedaba de tarde. Los dos sentados en el sofá, el uno al lado del otro, mirando fijamente a la pantalla del televisor. De lo concentrados que estaban apenas se dirigían la palabra.

La voz de Astrid rompió el silencio —Otra vez he perdido. ¡No puede ser!

—A mí nadie me gana a este juego. Soy el mejor— Hiccup estaba disfrutando del momento. Pocas veces ganaba a Astrid en algo.

—Todo o nada— Una sonrisa se dibujó en los labios de la rubia.

—¿Nos la jugamos a una sola carrera? No puedo no aceptar.

Y así fue. Cada uno eligió su mejor coche y se jugaron todas las carreras anteriores a una sola. Además de con la dificultad añadida de los demás jugadores que luchaban por tener el primer puesto.

La salida fue complicada para ambos. Varios contrincantes chocaron empujando a los demás fuera de la pista. Pero eso no impidió que Hiccup se hiciera con el primer puesto rápidamente.

A pesar de que los videojuegos no eran el terreno de Astrid, ella no jugaba nada mal. Logró colocarse detrás de su novio, en el segundo puesto.

La competición transcurrió con pocos cambios. Ellos dos mantuvieron sus posiciones hasta la tercera y última vuelta.

No puedo volver a perder. No me lo puedo permitir. Piensa Astrid, piensa"—Se decía continuamente en su cabeza. Definitivamente no quería perder.

La meta estaba a escasos metros y el castaño iba a ganar.

Justo antes de que llegara al final, Astrid puso una de sus manos en el cuello de la camiseta de su novio, se acercó rápidamente a él y lo besó.
Al principio pilló desprevenido al chico, pero luego Hiccup dejó el mando de la consola en el sofá y abrazó a su novia por la cintura devolviéndole el beso.

En el tiempo en el que se besaban, Astrid no soltó el mando de una de sus manos y siguió apretando el botón de acelerar.
Uno de sus ojos los mantuvo abierto mirando a la pantalla. Cuando vio que pasó la línea de meta soltó el mando y abrazo el cuello del castaño.

Pocos segundos después se separaron.

Astrid sonrió y susurro a su oído —He ganado— y besó su mejilla.

Hiccup miró incrédulo a la pantalla. Su coche estaba completamente parado a escasos metros de la línea de meta. "No me lo puedo creer. ¡Has hecho trampa! Pensaba que Astrid Hofferson nunca jugaba de una forma tan sucia" Astrid se reía ante aquella situación. Sabía perfectamente como desconcentrar a su novio.

Antes de que dijera algo más volvió a acercar sus labios a los del chico. —Esta-me-la-guardo-para-la-próxima— El castaño decía entre besos.

HTTYD: One Shots (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora