Ellas (Parte 2: Valka)

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Veinte años han pasado ya desde que Cloudjumper me trajo aquí. Veinte años sin mi familia y sin tener intenciones de volver, aunque pensaba mucho en ellos, los echaba de menos. Veinte años en compañía de dragones. Veinte años que pasaron hasta que mi vida volvió a cambiar.

Veinte años más tarde me sentía plenamente feliz. De forma totalmente inesperada encontré a mi hijo. Nunca pensé que aquella persona sobre el furia nocturna apreciara a los dragones al igual que yo. Me equivoqué. Además era de mi familia. ¡Hiccup Haddock era un jinete de dragones! Me sentí fatal. Se parecía completamente a mi, juntos podríamos haber hecho muchas cosas en la lucha por la vida de los dragones. Pero yo fui cobarde y no volví a mi verdadero hogar, Berk. Lo abandoné. Luego llegó él, en busca de su hijo. Stoick, quien finalmente y de forma inesperada para mi había cambiado y ahora a preciaba a los dragones. Por fin estaba junto a mi marido y mi hijo. Era simplemente genial.

Pero mi felicidad no duró mucho.

La batalla no se pudo evitar.

El hombre al que estuve atacando durante años, liberando dragones de su poder con los que estaba claro que algo bueno no haría. Drago... un hombre muy peligroso con unos fines muy malvados y un futuro nada próspero para los dragones, había encontrado el escondite del alfa, mi hogar durante todo este tiempo. Todos los dragones con los que he convivido durante veinte años lucharon por su libertad.

La batalla no duró mucho. Otros jinetes de Berk, amigos de Hiccup, nos ayudaron.

Desgraciadamente el dragón alfa fue asesinado por otro dragón alfa, controlado por ese sanguinario hombre. Después de tanto tiempo Drago consiguió su propósito, sus planes fueron llevados a cabo a la perfección, no podía creerlo pero el cuerpo gigante del dragón sin vida sangrando me decía que tenía que creerlo.

En ese momento los dragones dejaron de luchar, Drago no lo hizo. Un grito llamó la atención de Stoick. ¡Hiccup estaba en peligro! Mi hijo pudo haber muerto y Toothless, su furia nocturna, pudo haber sido el culpable de ello. Pero Stoick se puso en medio del furia nocturna y él.
Mi marido, del que me separé durante veinte años, muerto. La vida con la que volvía a soñar junto a él se esfumó.

Y ahí toda mi felicidad se acabó.

Ver a su hijo llorando sobre el cuerpo muerto de su padre es la peor imagen que una madre puede presenciar. La tristeza había inundado mis pensamientos. En menos de una hora mi vida había cambiado por completo.

Tras el funeral de Stoick a Hiccup se le ocurrió un plan para volver a Berk y pararle los pies al enemigo. Berk... echaba mucho de menos la isla. Quería ver cuanto había cambiado. Pero cuando llegamos me sorprendí. La bestia de Drago había destruido gran parte de la zona sur y cubierto casi toda la aldea de hielo, aún así me fijé en aquello que quedaba y pude apreciar todos los cambios. Pocas cosas se mantenían igual, casas, plazas, el puerto, las calles principales, incluso la gran puerta de acceso al Gran Salón había sido reformada. Pude fijarme en muchos detalles antes de que mi hijo nos explicara su plan para recuperar al furia nocturna.
En ese momento dejé de pensar en todo aquello y me centré en la tarea que me encomendó, cuidar a todos los vikingos, ayudar a aquellos heridos y mantenerlos a salvo. Uno de los jinetes me acompañó. Mientras ayudábamos a todo el mundo me fue contando todo sobre él. Snotlout se llamaba, recordaba aquel nombre, era hijo de los Jorgenson; y eso fue lo único con lo que me quedé pues no me interesaba nada de lo que salía por su boca, pues sólo presumía de sus hazañas.

Ayudar a los vikingos no fue difícil, muchos habían resultado heridos y por suerte pocos estaban graves, pero si hubo fallecidos. Snotlout y yo llevamos a todos los heridos a las cercanías del Gran Salón como indicó Gobber. Muchos me miraban y cuchicheaban entre ellos, otros me observaban con caras sorprendidas, quizás sabían quien era. A muchos de ellos los reconocí, familias que vivían cerca de nuestras casas, los padres de otros niños que nacieron el mismo año que Hiccup, además al ser la mujer del jefe conocía a la mayoría de los que vivían en la isla. Me estaba centrando demasiado en observar a los demás, y ese no era el momento, y si no ayudaba ahora mismo quizás no habría otro momento para hacerlo.

A mitad del camino hacia el Gran Salón, un vikingo de cabellos rubios y con algo de sobrepeso que llamaba bastante la atención (aunque casi todos los vikingos padecían ese problema) nos detuvo —¡Eh! Tengo buenas noticias, ¡Hiccup ha recuperado a Toothless!— Tras esas palabras salí corriendo hacia el lugar en el que el dragón alfa de Drago se encontraba y mucha más gente observaba la batalla que iba a ocurrir entre los dos dragones. A lo lejos detrás de mi sentí como muchos otros berkianos se acercaban.

Allí estaba él, sobre su furia nocturna, enfrentando a Drago. Mi hijo comportándose como su padre, dando todo por defender la isla y a los suyos.

La batalla estaba ganada. Drago tirado en el suelo acorralado por Hiccup y Toothless. Por desgracia como me ha estado pasando en el último día todo lo bueno llega pronto a su fin. El aspirante a alfa retuvo al futuro jefe de Berk y su dragón.

En ocasiones como esta hay dos tipos de pensamientos, los negativos y los positivos. Los primeros obviamente creen que esto terminará mal, los segundos que el futuro jefe de Berk de alguna manera logrará salvarnos a todos. En cada uno de los vikingos allí presentes había uno de estos pensamientos y, os puedo asegurar, que la mayoría estaban en el lado de los negativos. Yo lo estaría. Pero todo lo malo tiene algo bueno. Por suerte aquí no hubo nada malo. Efectivamente, por sorpresa de la gran mayoría Drago tuvo que abandonar nuestra isla, siendo expulsado por en furia nocturna de mi hijo, el actual alfa de nuestros dragones.

Tras que nombraran jefe de la aldea a mi hijo y este organizara todos los trabajos que se deberían realizar y así que todas las vidas de esos vikingos volvieran a la normalidad se dirigió a mi —Mamá... creo que no deberías hacer nada por ahora, me refiero, creo que deberías descansar e intentar adaptarte, ya sabes...

—Hijo no quiero quedarme aquí sin hacer nada— Estaba cansada, sí, pero sabiendo que necesitaban ayuda no iba a quedarme mirando.

Hiccup miró al suelo y luego hacia mí. —Por favor... vete a casa y descansa, luego mañana nos ayudas con los dragones pero descasa por hoy, hace mucho tiempo que no pasas por aquí además hoy han pasado muchas cosas... ¡Gobber acompaña a mi madre a casa!— El nombrado apareció pocos segundos después y como él dijo me acompañó a la que antes era mi casa.

El camino hacia allí fue silencioso, no nos dirigimos la palabra hasta que llegamos —Bueno, como ves está prácticamente igual por fuera je je. Valka si necesitas cualquier cosa ya sabes que me lo puedes decir a mi y si necesitas a Hiccup, bueno, creo que es mejor no molestarle por ahora.— El vikingo se dio la vuelta y se dirigió al Gran Salón.

Caminé hacia la puerta y me paré a dos pasos de ella, tras haber subido las escaleras. La cabaña vikinga estaba en el mismo lugar de siempre, en la zona más alta de la aldea. El exterior estaba tal y como lo recordaba. Suspiré, me acerqué lo máximo que pude a la puerta y la empujé lentamente haciendo que esta crujiera. Entré. Echaba de menos ese olor tan característico a humedad. Estaba todo igual que cuando me fui, a excepción de los escudos y armas colgados de las paredes. Había varias imágenes de Stoick e Hiccup pintadas en escudos, en otro Stoick estaba junto a su dragón, y en el último mi marido, mi hijo y Toothless. Diferentes hachas colgaban también de las paredes. Me acerqué a las escaleras, supuse que en la parte superior estaría la habitación de mi hijo y preferí no subir. La hoguera estaba apagada y se notaba que en varios días no se usaba. El sillón de madera en el que solía sentarse el antiguo jefe de la aldea estaba al lado de esta y decidí sentarme en él. Ahí pasé varios minutos en silencio.

Escuché como alguien se acercó a la puerta. Inmediatamente me levanté. Pensé que sería Hiccup o Gobber, pero cuando se abrió la puerta vi a otra persona que no me esperaba, ella...

HTTYD: One Shots (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora