Capitulo Dos.

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T/n.

El regreso a clases fue pesado para Evan ya que es alguien que le cuesta hacer amigos, afortunadamente su mejor amigo desde pequeño entro al mismo salón que el, su nombre es Frank. Aidan y yo hablamos con el y le explicamos que a veces a algunas personas nos cuesta hacer amigos pero siempre existirá alguien que será nuestro amigo. 

Y hablando de Aidan, insistió en que fuera al doctor así que eso hare, no le quise decir que iría ya que insistiría en ir conmigo y tenia miedo que me dijeran que había regresado a mis problemas alimenticios enfrente de el. 

—Precios, ya me voy ¿Te busco al rato para ir por los niños a la escuela?

—Si, me mandas mensaje cuando ya vengas, maneja con cuidado.

Llegué al consultorio del doctor Martín es un increíble doctor la verdad, tenía cita así que estaba esperando mi turno, estaba nerviosa de lo que me podrían decir, mi pánico es que regresará mi cuadro de Anemia, cuando tenía trece estuve apunto de tener anemia gracias a dios lo detectamos a tiempo pero está vez no lo sé.

—T/n, pasa.

—Gracias. 

—Bien t/n cuéntame qué sientes.

—Tengo muchas ganas de vomitar, mis mareos y ascos son con mucha regularidad cómo cuando me estaba dando anemia.

—Dudo que sea anemia, si tienes uno que otro síntoma pero para estar seguros que haremos unos estudios de sangre.

—Está bien.

—Bien T/n, ya tengo tus resultados. Lamento la tardanza pero al ser urgentes tenía que firmar unos papeles y a veces suele tardar más tiempo.

—No pasa nada. Dígame ¿es algo grave?

—Justo como lo esperaba no es anemia, estás perfecta de salud. 

—¿Entonces por que me siento así? Creí que era eso o mis problemas alimenticios. 

—Lo que tienes es un embarazo de tres casi ocho  semanas.

—¿Embarazo? No eso no puede ser posible, hace unos días me hice una prueba y salió negativo.

—T/n, tu embarazo casi casi está comenzando, es normal que las pruebas no lo detecten algunas veces.

—¿Y es seguro que tenga otro bebé?

—Eres joven, estás en tu peso ideal, no has tenido problemas de salud graves ¿Por qué no sería seguro?

—Cuando mi hijo nació, me dijeron que sería riesgoso si tengo otro hijo.

—Todo embarazo puede ser de riesgo, pero, han pasado casi doce años desde que tuviste a tu primer hijo, tu cuerpo se fue recuperando mucho, tanto que podrías tener un parto natural.

—No puede ser...un bebé.

—Tendrá que agendar una cita con tu ginecóloga, ella te podrá responder más dudas que tengas.

Mis piernas temblaban, mi corazón latía muy rápido.  Voy a ser mamá otra vez, nisiqueira recuerdo cómo se carga a un bebé. Tener un segundo hijo estuvo en nuestros planes hace un año, perdimos la esperanza después de nueve meses intentarlo, y ahora...el o ella está aquí.
Mi teléfono indicaba una llamada de Aidan, no quería responder pero tampoco preocuparlo.

—Hola amor.

—Hola mi vida, oye salí antes de lo esperado ¿Dónde estás? paso por ti.

—Estoy fuera de casa, traje mi coche, mejor te veo en la casa.

—¿Todo bien? ¿A donde fuiste?

—A pagar unas cosas mi vida pero ya voy para la casa te veo en casa.

—Bien no tardes, tenemos que ir por los niños. 

—Si mi amor, en media hora llego.

—Maneja con cuidado, te amo. 

—Yo igual te amo, adiós. 

—Hola preciosa —saludó con un beso— ¿Cómo estuvo tu día?

—Todo tranquilo, fui a pagar unas cosas.

—¿Qué fuiste a pagar?

—Mi tarjeta.

—Pero si esa yo las pago y de hecho apenas las pague ¿Segura que fuiste a pagar tus tarjetas?

—Y si mejor ya vamos por los niños, ya casi salen.

—Estas muy rara. 

Conduje hasta el colegio de los niños, ambos estaban en el mismo ya que son como un chicle, no se separan ni un segundo, cuando uno va al baño el otro lo espera afuera, así de unidos son.

Primero salió William, mi niño de casi trece años, tan alto, rubio, unos preciosos ojos que a veces los percibes azules pero otras veces verdes. Detrás de el venía mi niño más pequeño, mi bebé, mi castaño de ojos verdes. Pero, está vez venía serio, sus mejillas rojas como si hubieran jugado en pleno sol por horas.

—Hola mami —saludó Liam—. Te extrañe mucho.

—Yo también los extrañe mi amor, ¿cómo les fue?

—Super bien, en la cafetería venden un jugo que es delicioso y mi maestra es buena conmigo.

—Que bueno, hijo. ¿A ti como te fue Evan?

Mi hijo no respondía, solo miraba a través de la ventana, mire confundida a Aidan.

—Evan, tu mamá te está hablando.

—Me fue bien —respondió cortante— ¿Me pueden dar mi propia habitación?

Olviden lo que dije hace un instante, creo que el chicle comienza a secarse y romperse.

—¿Que ha sucedido? ¿William?

—No se tío, desde que nos encontramos en el pasillo ha estado muy serio.

—Pero..

—Cielo —interrumpí— déjalo, quizás solo está cansado.

—Bien —apoyó— ¿Quieren un helado?

—¡Si! —respondió emocionado William.

Compramos helado para todos, a pesar que Evan no quiso aún así le compramos uno y lo guardaremos en la Heladera por si lo quiere más tarde.

—Niños, suban a cambiarse para que coman, nada de dejar la ropa tirada porfavor.

—Si mamá —respondió William mientras corría hacia las escaleras.

—Cuidado Liam.

—Y usted señorita mentirosa, ¿me dirás donde estuviste?

—Bien, pero te lo diré más tarde.

Quería esperar a mi cita con la ginecóloga, pero, quería que el estuviera conmigo ese día, así que es mejor que le diga ya mismo.

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✰ Los Gallagher ✰ Aidan Gallagher (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora